Definitivamente estas estaban siendo las mejores vacaciones de invierno que tuve en mi vida. No solo porque tenía la compañía de más personas, si no que Valentina venía de visita casi cada día. Pero esta era la primera vez que yo la visitaba en su casa.
Sus padres no estaban, tampoco su hermano. Solo estaba la señora de la limpieza, Valentina y yo. Ambas estábamos mirando una película en su habitación. Por algún milagro, ella accedió a ver una de romance. En estos días había descubierto varias cosas sobre ella, como que su color favorito es el lila, no le gustan las películas de romance, pero le encantan las canciones de Morat. También me había dado cuenta que ella necesita contacto, mucho contacto físico. Cómo ahora, que había insistido hasta que acepté acostarme junto a ella en su cama. Tenía su cabeza sobre mi brazo y estaba abrazándome. Acaricié su cabello mientras tenía los ojos fijos en la pantalla de su computadora.
—¿De verdad esa niña hizo eso? —Valentina preguntó bruscamente—. Si mi hermano me llegara hacer eso, te juro que dejaría de ser mi hermano.
—¿Escribiste cartas a todas las personas de las que te enamoraste? —Apreté mis labios para esconder una sonrisa—. No te veo siendo cursi, Tina.
—¡No! Pero... Aish, entiendes mi punto, ¿no? —Me reí y ella me miró haciendo puchero.
—Sí, entiendo. Pero al final eso hizo que ella se consiguiera novio. Todo terminó bien al final.
—Pero ese no es el modo. Eso podría haber salido muy mal.
Me quedé en silencio viendo a Valentina. Lo que acababa de decir despertó un malestar en mí. Algo parecía oprimir mi pecho, pero no como cuando algo me duele. No sentía el batir de mi corazón y el pasaje del aire se me dificultó.
—¿Estás bien? —Su voz llegó en un susurro a mí. Su rostro estaba muy cerca del mío por nuestra posición, y fue ahí que me di cuenta de que era lo que me estaba causando esta molestia.
—Tina... —Miré la película que estaba por terminar—. ¿Y lo qué nosotras estamos haciendo? ¿Está bien?
Silencio fue todo lo que recibí de ella. No me atreví a volver a mirarla. Por primera vez desde que empezamos todos estos planes locos, el miedo de estar haciendo algo mal me invadió. ¿Y si ellos descubrían? No sé como reaccionarían Dafne y Melissa, pero Darío estaría muy decepcionado. La confianza entre nosotros dos es incuestionable, sé que puedo confiar en él, pero ¿él puede confiar en mí con lo que estoy haciendo? La opresión en mi pecho aumentó.
—¿Por qué estaría mal? Solo estamos tratando de que se fijen en nosotros. Además, no es como si estuviéramos saboteándolos, ¿verdad?
Su voz era dudosa, tampoco estaba totalmente segura de lo que decía. Respiré hondo y entrecortado, ¿tal vez debería poner todas las cartas en la mesa y que decidamos bien que hacer a partir de ahí?
—Tina... —Me mordí el labio y llevé mi mano hacia mi nuca, pero como estoy acostada no llego a los cabellos de esa región—. Buscamos a una payesera para separarlos. ¿Realmente crees que eso no es sabotearlos?
—Ah... —Su voz se desinfló. Por el rabillo del ojo vi que apartó su mirada de mí y miró la pantalla estática de su laptop—. Eso, tal vez, no fue el mejor plan.
—¿Qué pasará si nos descubren? Darío se decepcionaría mucho conmigo. No quiero que se aleje de mí. —Giré mi rostro hacia ella.
—¿Es por eso que en principio te negaste a ayudarme? —Apretó su agarre en mi cintura y apoyó su cabeza en mi pecho.
—Sí. Darío es un buen amigo, mi primer amigo. No quiero alejarme de él.
—Por lo poco que he visto de él, parece una persona muy comprensiva. Creo que, si le explicas todo, lo entenderá. —Respiré hondo. Ella estaba tratando de animarme, pero no entiende el tipo de relación que tengo con Darío.

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11:11
JugendliteraturCarina ha pasado años enamorada en silencio de su mejor amigo, convencida de que algún día él se daría cuenta. Pero cuando nota que su atención está en otra persona, se aferra a la única idea que le queda: hacer que él la vea antes de que sea demasi...