Capítulo 3 - Competencia

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Insoportable. Esa es la palabra que define mi semana. Valentina ha estado insoportable desde el retiro de la semana pasada. No me perdonará nunca que nuestro equipo hubiera terminado en último lugar porque abandoné el juego.

Para empeorar las cosas, Darío no para de hablar de Sarah. ¡Ay, Sarah es tan inteligente! Mira como resuelve rápidamente los ejercicios de matemáticas. Sarah es tan buena. Sarah es tan tierna cuando se ríe. Y otros comentarios como estos fueron los que tuve que escuchar estos últimos días. ¿Qué hice en mi otra vida para que en esta sea tan miserable al punto de que el único chico que me ha gustado esté enamorado de otra chica?

—Antes de terminar la clase, quiero hablarles del proyecto que tengo para el trabajo práctico de este año —la profesora Nelly comentó sacándome de mi autocompasión—. Pensé que la mejor manera de ver cuanto han aprendido es realizar un trabajo en grupo, en el cual escribirán una historia de no menos de vente mil y no más de cincuenta mil palabras.

Susurros quejumbrosos llenaron el aula. Casi nadie quería tener que escribir una historia, y con casi nadie, me refiero a que solo Melissa y Darío se mostraban entusiasmados con la idea. Entiendo la falta de ánimo, desde el sexto grado los profesores de Lengua y literatura castellana nos han exprimido hasta sacar la última gota literaria de nuestra mente. Poemas, cuentos, resúmenes, reseñas, y muchas otras cosas, pero nunca una historia tan larga.

—No se quejen, es esto o les daré muchos trabajos de investigación aburridos que ustedes tendrán que formatear según APA 2010. ¿Qué prefieren? ¿Un solo trabajo para todo el año, o varios trabajos? —Hizo una pausa esperando que alguien más se quejara, pero todos se mantuvieron en silencio, hasta que Melissa habló—.

—Yo... —dijo algo que no pude entender—.

—Más alto, Melissa —la profesora llamó su atención-.

Me quedé mirándola, y pude ver como su rostro adquiría una tonalidad rojiza. Ella se aclaró la garganta, y volvió a hablar, esta vez un poco más alto, aunque su voz era temblorosa.

—Creo que deberíamos optar por la historia. Veinte mil palabras pueden parecer mucho, pero tendremos todo el año para escribirlo. Además, será un trabajo grupal.

—¿Qué dicen los demás?

Nadie habló realmente, solo hubo algunos murmullos y movimientos afirmativos de cabeza.

—Bien, una vez al mes tomaremos una clase para ver como va la historia y aclarar dudas. El trabajo será dual. —Miré alrededor cuando mis compañeros empezaron a hacer ruido hablando con sus amigos—. Y las parejas ya han sido seleccionadas. ¿Sí, Bruno? —Miré en dirección al mencionado, y vi que estaba levantando su mano—.

—¿No podemos elegir nuestra pareja? —Se mordió sus labios escondiendo una sonrisa, mientras que las chicas del grupito de Valentina rieron tontamente, sin contar a la propia, ella nunca se reía de esa manera—.

—No señor, preparé las parejas de acuerdo a su rendimiento de años anteriores, así como esto es una oportunidad de que interactúen con personas que no están acostumbrados.

¿Interactuar con personas que no estamos acostumbrados? ¿Por qué esto sonó tanto al retiro? No, no y no.

—Melissa, Bruno. ¿Pueden repartir estos materiales? —Separó el montón de hojas en dos para entregar a los mencionados—. No voy a exigirles maquetar la historia como un libro, no es esa la intención de este trabajo. Los puntos que estaré tomando en cuenta son cosas simples, ortografía, gramática, que utilicen bien las tres partes de la estructura clásica de una historia. ¿Alguien recuerda cuáles son?

—Introducción, nudo y desenlace —Melissa respondió mientras mantenía sus ojos en uno de los materiales del trabajo, y luego lo dejaba en su mesa. Noté que su voz ya no temblaba, aún era baja, pero al menos se entendía—. Estaremos en el mismo grupo —le susurró a Bruna, la nueva alumna, que está sentada a mi lado—.

11:11Donde viven las historias. Descúbrelo ahora