Los marines espaciales no olvidan, tenemos una memoria casi perfecta, no soy la excepción, recuerdo la mayoría de lo que he vivido, también antes de ascender, recuerdo mi hogar, a mi madre que me espera en Tizca, algunas caras familiares son difusas pero la sonrisa con dientes de los chacales es bastante clara, también el fuego, el fuego lo recuerdo muy bien, y pese a que desperté mis habilidades temprano no puedo negar las quemaduras.
Por eso se que uno nunca olvida la primera vez contra los orkos, el rugido es ensordecedor y provoca que tus huesos en crecimiento vibren dentro de ti, tal vez por eso los neófitos no usan armadura completa, la ceramita lo contrarresta bastante bien pero es necesario sentirlo al menos una vez, notar como la tierra tiembla bajo tus pies, ver la marea acercarse a ti, solo verde, verde y negro, o rojo, realmente no importa el color, si no te mueves estas muerto, un neófito como Aldam ya es lo suficientemente grande como para levantar un bolter sin esfuerzo y aun así ver que más de la mitad de tu torso podría entrar en sus mandíbulas de un bocado es único, debería ser aterrador pero perdimos eso.
Recuerdo la descarga de adrenalina, mis manos ardían pero no hubo fuego, solo un torpe tajo, torpe pero fuerte, en ese entonces mi cuerpo se volvía más fuerte cada día, le corté la boca, llenando mi arma de sangre espesa, después me golpeó con bastante fuerza, rodee varios metros pero no dolió, en ese momento no dolió, me levanté sorprendido de mi resistencia, las prácticas no eran nada parecido a esto, hay pocas cosas equiparables hasta Jnum nadie había peleado conmigo con intención, pensaba volver por su cabeza pero otro xeno interrumpió el pensamiento y otra lucha comenzó, así es luchar contra ellos, es caótico.
Vi como Aldam partía con su pequeño grupo de scouts, hacia el frente, hacia la marea que no se escuchaba tan lejos, Jephri le había dado instrucciones pero aún debajo de su casco se notaba preocupado, el chico me agrada pero aún es solo un niño, espero que no muera, la primera vez perdí a cuatro compañeros de generación el primer día, éramos quince menos al final de la campaña y a nadie pareció sorprenderle, era lo normal, el estándar, aun así escuché a un maestro decir " Ustedes no entienden que aunque la llama sea grande, si se extingue rápido no calentará a nadie", enfureció al maestro Khalopis pero creo que tenía razón, los Pyrae deberíamos ser menos imprudentes.
- Estás muy callado Sutej ¿Todo bien? - la voz de Bast estaba en el canal de los cuatro, note como Jnum volteaba rápidamente en nuestra dirección mientras sentía la mano enguantada de Bast en mi hombro, asentí.
- Si, solo estoy buscando a Azahar - no era mentira, alrededor de nosotros el Astra militarum y los portadores se nos arremolinaban, bueno, se acercaban por Jephri que desde su llegada fue muy solicitado, él y Fadil fueron inmovilizados tan pronto las personas notaron a nuestra legión junto con su armadura blanca, él único que logró huir fue Sharef quien se propuso "amablemente" para ir primero al frente.
La bienvenida en tierra fue corta y poco ceremoniosa como era de esperarse del asedio, una lástima que tardamos al menos cinco horas en bajar porque el Primarca Lorgar ansiaba ver a nuestro padre, y la visita de un Primarca merece una bienvenida digna, así que nos formaron en la cubierta y todos pudimos observar a nuestro querido tío.
El Aureliano tiene la extraña capacidad de calmar aún en la batalla más sangrienta, su presencia es sobrecogedora como cualquier Primarca pero no busca imponerse, no camina mirándonos desde abajo como Russ, tampoco es imposible dirigirle la mirada cómo a Lord Sanguinius, al contrario, cuando él entra en una habitación parece tener la capacidad de observar a todos, te hace creer que te presta atención, que eres importante para él, no solo un soldado más, bajo su mirada no somos dispensables porque él está cerca de nosotros.
Veo a mi padre como una estrella lejana, cálida, el sol que ilumina y rige a esta legión, es reconfortante saber que está ahí, una constante, una promesa, una razón para luchar, es más de los que muchas legiones pueden decir y agradezco la oportunidad de haberme convertido en uno de sus hijos, sin embargo, a veces me gustaría experimentar lo que viven Azahar y Assim, una cercanía más allá de la lealtad o el deber, algo más que aún no logro entender.
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La Serpiente de Tizca
Science Fiction"Permite que el inevitable cambio termine de transformarte, destruye la dualidad y juntos cerraremos el ciclo de renovación" La historia del Jefe Apotecario de los Mil hijos. Esta historia esta ambientada en el universo de Warhammer 40K, durante lo...