¿Qué carajos hice?

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Buenaaaaaaaaaaaas, me desperte con luz, no se porque supuestamente en mi horario no debia tener luz pero bueno jajaja



Antes de que saliera el sol, Aegon sintió una mano en su boca, tapándola suavemente. Despertó con un sobresalto y, al abrir los ojos, vio a Ser Arryk que le señalaba con un gesto enérgico para que guardara silencio. El escudero, con una expresión de urgencia en el rostro, lo levantó con cuidado, evitando despertar a Jacaerys, quien aún dormía profundamente a su lado.

—¿Qué pasa, Ser Arryk? —preguntó Aegon, confuso, mientras era guiado por los pasadizos oscuros. A pesar de la penumbra, su cabeza le dolía intensamente, y la noche anterior parecía un torbellino de recuerdos vagos y confusos.

—Pensé que preferiría no estar presente cuando los demás se despierten —respondió Ser Arryk, deteniéndose en seco y girándose para mirar al príncipe—. Príncipe, recuerde todo lo que dijo e hizo anoche.

El tono grave del escudero y la seriedad en su mirada hicieron que Aegon parara en seco, su mente aún nublada por la resaca y la confusión. Miró a Ser Arryk con una mezcla de preocupación y desorientación, intentando reconstruir los fragmentos de su comportamiento de la noche anterior.

Flashbacks comenzaron a atravesar la mente de Aegon, imágenes y palabras que parecían venir de un sueño perturbador. Escuchaba fragmentos de lo que había dicho:

—"¿Qué pueden hacer ustedes para aliviar mi dolor?"
—"¡No te acerques!"
—"No seas ingenuo, sobrino."
—"Por eso tomé su cabeza."
—"Ser Harwin."

La memoria de su comportamiento errático, las palabras hirientes, y el dolor acumulado que había expresado esa noche empezaron a cobrar forma. La frustración lo dominó, y se llevó las manos al cabello, tirando de él con desesperación.

—¿¡Qué carajos hice!? —exclamó Aegon, su voz llena de angustia mientras la realidad de sus acciones y palabras caía pesadamente sobre él. Sus ojos se abrieron en horror al recordar el beso con Jacaerys, una memoria tan inesperada como abrumadora.

El silencio en el pasadizo parecía intensificar su desesperación, y el peso de la culpa y la vergüenza lo hicieron quedarse inmóvil, con la cabeza baja, intentando procesar el caos que había dejado atrás.

Aegon se pasó las manos por la cara, su rostro reflejando la tormenta interna que estaba atravesando. No podía soportar la idea de enfrentarse a su familia después de lo que había sucedido. Su voz, quebrada por la vergüenza, apenas fue audible.

—Ser Arryk... sácame de aquí. —dijo Aegon, su tono implorante mientras intentaba evitar el contacto visual con su escudero. No podía enfrentarse a la idea de ver a su familia, especialmente a Jacaerys, después de sus impulsos y errores de la noche anterior.

Ser Arryk, con una expresión de preocupación y lealtad, asintió solemnemente.

—Mi príncipe, Dyana ya está con su dragón para que pueda volar con él y encontrar un lugar donde pensar antes de regresar. —Dijo el escudero, con un tono de respeto y disculpa. —Perdóneme por no saber cómo abordar lo sucedido anoche. Mi ineptitud es evidente en este momento.

Aegon se sintió un poco más aliviado al ver a Sunfyre lista para partir. Se volvió hacia Ser Arryk y Dyana con una expresión que mezclaba alivio y gratitud, consciente de la seriedad de la situación.

—Gracias... gracias a los dos. Ayer, si no me hubieran detenido, no sé qué habría pasado —dijo Aegon, su voz cargada de sincero agradecimiento.

Ser Arryk, con un tono firme pero tranquilizador, respondió:

Segunda vida.  JACEGONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora