Buenaaaaaaaaaaas ༼ つ ◕_◕ ༽つ
Aemond mantuvo su mirada fija en la de Lucerys, su expresión suavizándose mientras sus dedos acariciaban con delicadeza la mandíbula del menor.
—¿Sabes lo que siempre has sido para mí, Lucerys? —preguntó en un tono bajo, casi reverente.
Lucerys tragó con dificultad, sintiendo que su corazón latía más rápido. Negó ligeramente con la cabeza, incapaz de articular una respuesta.
—Mi calma —continuó Aemond, su voz quebrándose levemente por la emoción que intentaba contener—. Cuando todo a mi alrededor parecía un caos... cuando sentía que el fuego de nuestra sangre me iba a consumir, tú siempre estabas allí. Siempre.
Lucerys parpadeó, sorprendido por la vulnerabilidad que Aemond mostraba.
—Aemond... yo...
—No —lo interrumpió Aemond con suavidad, su tono no permitiendo discusiones—. Déjame terminar.
Lucerys asintió, sus ojos brillando con algo que no podía describir.
—No importa lo que sucediera, no importa cuán furioso estuviera, tú... —Aemond hizo una pausa, luchando con las palabras, como si cada una de ellas fuera una confesión que jamás había hecho—. Tú eras quien me calmaba, quien me detenía. Solo con estar cerca, con mirarme como si fuera algo más que un hombre roto, como si valiera algo.
Lucerys sintió un nudo en la garganta, sus manos temblorosas aferrándose a las de Aemond.
—Pero si tú no estás... —Aemond cerró los ojos por un instante, como si la idea lo atormentara—. Si tú no estás, Lucerys, no hay nadie más que pueda detenerme. Nadie más que me importe lo suficiente como para hacerlo.
Lucerys se quedó en silencio, sorprendido por la confesión inesperada. La intensidad de las palabras de Aemond lo golpeó más fuerte de lo que quería admitir, pero, fiel a su naturaleza juguetona, decidió ocultar sus propios sentimientos tras una sonrisa ladeada.
—Vaya, Aemond —respondió, tratando de aligerar el ambiente—. No sabía que yo era tan importante para ti. ¿Me estás confesando algo?
Aemond abrió los ojos, su mirada seria y penetrante desarmó por completo la actitud despreocupada de Lucerys.
—No lo estoy confesando, Lucerys —replicó con un tono bajo y firme—. Te lo estoy advirtiendo.
Lucerys se quedó paralizado, el eco de las palabras de Aemond resonando en su mente. Quería responder, lanzar una réplica ingeniosa o incluso burlarse de la seriedad de su tío, pero algo en la intensidad de su mirada lo detuvo.
Antes de que pudiera decir algo, Aemond se giró bruscamente y salió de la habitación, dejando tras de sí un silencio pesado que parecía llenar cada rincón.
Lucerys suspiró, confundido, mientras miraba hacia la puerta. —¿Qué acaba de pasar? —murmuró para sí mismo, sintiendo una mezcla de incomodidad y curiosidad.
En otro lugar del castillo...
Aegon estaba sentado junto a Jacaerys en el jardín, observando cómo los menores jugaban en la distancia. Con un tono burlón y un brillo en sus ojos, comentó:
—¿Cuánto crees que Aemond tardará en explotar? Estoy seguro de que no aguanta mucho más.Jacaerys, descansando con los brazos cruzados, alzó una ceja y esbozó una sonrisa. —No subestimes su terquedad, Aegon. Puede aguantar más de lo que parece, pero... —hizo una pausa, evaluando la situación— no creo que soporte ver a Lucerys con otro.
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Segunda vida. JACEGON
FanficAgonizando se encontraba el actual rey Aegon II Targaryen, envenenado por su propia gente, lo mas curioso que en su agonía no tenia deseos de vivir, a estas alturas para que pensaba el joven rey, no tenía a nadie, sus hermanos, sus hijos, su madre...