Segunda vida. JACEGON

El único amigo

Buenaaaaaaaaaas, feliz año 🥳🥳🥳que lo hayan pasado bonito con sus amigos y familia ⭐❤️

—Aeron quiso venir también, pero no sabía si era conveniente, así que vine yo solo —dijo Davos, separándose del abrazo con Aegon.

—Está bien, entiendo —respondió Aegon, con un tono que reflejaba tanto gratitud como cansancio.

Davos, al notar la presencia de Jacaerys, hizo una ligera inclinación de cabeza en señal de respeto. Su gesto fue un saludo sincero, reconociendo el papel importante de Jacaerys en la vida de Aegon y mostrando respeto por el espacio que ambos necesitaban en ese momento.

Aegon giró su mirada hacia Jacaerys, buscando silenciosamente su consentimiento para quedarse a solas con Davos. Jacaerys, comprendiendo el deseo de su esposo, se inclinó hacia él y le dio un tierno beso en la frente, transmitiendo su apoyo y amor incondicional.

—Te esperaré—dijo Jacaerys, con una voz suave y reconfortante.

Con una última mirada a Aegon, Jacaerys se levantó, acompañado por Daemon, y ambos salieron de la habitación, dejando a Aegon y Davos en un espacio privado para compartir sus pensamientos y sentimientos.

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—¿En serio, Daemon? —Jacaerys preguntaba con un tono cargado de irritación mientras caminaba al salón donde se encontraba el resto de la familia. Su paso era firme y su expresión claramente molesta.

Daemon, tratando de defender su acción, replicaba con una mezcla de disculpas y resignación—: No sabía que justo hoy Aegon iba a permitirte acercarte de nuevo. Lo siento, Jacaerys. Tal vez la próxima vez consulte tu agenda emocional antes de actuar.

Al entrar al salón, la familia se volvió hacia ellos, sus miradas curiosas y preocupadas. Helaena, con un toque de confusión, fue la primera en romper el silencio.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Helaena, su tono mostrando genuina preocupación.

Jacaerys, con una expresión de desdén, respondió—: Estaba justo en el momento en que Aegon finalmente se permitía estar a gusto en mis brazos. Y entonces, como si el universo necesitara añadir más caos a nuestras vidas, Daemon decidió que era el momento perfecto para traer a Davos.

—¿Y cómo reaccionó el tío Aegon ante la visita de Davos? —preguntó Lucerys, con una mezcla de curiosidad e intriga.

Daemon, con una sonrisa orgullosa, respondió—: Bueno, creo que hice las cosas bien, porque ni bien lo vio, se levantó para abrazarlo. Un punto para mí. Finalmente, logré que saliera de la cama.

Rhaenyra, aliviada al ver que su hermano comenzaba a recuperarse, se acercó a Jacaerys con una sonrisa suave.

—Ya, hijo, no te enojes con Daemon —dijo con cariño—. Lo hizo con las mejores intenciones. Después de todo, Davos es su único amigo. Solo quería que Aegon tuviera un poco de compañía que le hiciera bien.

Jacaerys, aún con una ligera mueca de molestia, no pudo evitar sonreír ante la comprensión y el apoyo de su madre. Su enojo se desvaneció lentamente mientras observaba cómo la familia se reunía en un momento de calma.

—Lo sé, madre. A veces me olvidaba de lo importante que es tener amigos, incluso en los momentos difíciles —respondió Jacaerys, su tono suavizándose.

Rhaenyra le dio una palmadita en la espalda con afecto y se dirigió hacia el grupo, sintiendo un leve respiro de alivio al ver que la familia se unía en medio de la adversidad.