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Pasaron unos días desde aquella salida en la cafetería, y aunque Jimin trataba de aparentar normalidad, su mente no dejaba de divagar sobre los sentimientos que intentaba ocultar. Se recordaba constantemente que su relación con Jungkook debía seguir siendo de amigos, aunque una parte de él deseaba algo más profundo.

Una tarde, Jimin recibió un mensaje inesperado de Jungkook, invitándolo a su casa. No era raro que se reunieran, pero esta vez, la idea de pasar tiempo a solas con él en un espacio tan íntimo hacía que su corazón latiera más rápido de lo normal. Intentando calmar sus nervios, aceptó y se preparó para salir.

Al llegar a la casa de Jungkook, fue recibido con una sonrisa cálida y amistosa. Jimin se sintió inmediatamente a gusto, como siempre sucedía en su presencia.

-¡Jimin! Pasa, siéntete en casa -dijo Jungkook mientras le hacía un gesto para que entrara.

El ambiente en la casa era acogedor, y Jimin no pudo evitar relajarse mientras se acomodaba en el sofá de la sala. Jungkook le pasó una lata de refresco antes de sentarse a su lado, y ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la comodidad de estar juntos.

-¿Cómo has estado? -preguntó Jungkook, rompiendo finalmente el silencio.

-Bien, ya sabes... ocupado con las clases y todo eso -respondió Jimin, tratando de sonar casual.

La charla comenzó a fluir con la misma naturalidad de siempre, y, antes de que Jimin se diera cuenta, ambos estaban riendo y compartiendo anécdotas del colegio y del tiempo que habían pasado juntos en los últimos años. Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba, el tema de Migyun surgió nuevamente.

-Entonces... -dijo Jungkook, mientras lanzaba una mirada pensativa hacia el techo-. Este fin de semana voy a salir con Migyun. No sé, estoy un poco nervioso.

Jimin trató de ocultar su expresión, sintiendo nuevamente una punzada de celos en su pecho. Fingió estar concentrado en su refresco mientras asentía lentamente.

-Eso es genial, Kook. Seguro que te va a ir bien -dijo, intentando sonar lo más sincero posible.

Pero Jungkook pareció notar algo en el tono de Jimin, y frunció levemente el ceño.

-¿Seguro que estás bien, Jimin? -preguntó con una expresión de preocupación-. Desde hace un tiempo te noto raro. Ya sé que siempre te preocupas por mí, pero, ¿hay algo más que quieras contarme?

Jimin sintió como si el aire de la habitación se volviera pesado. No estaba seguro de cómo responder. Parte de él deseaba decirle la verdad a Jungkook, pero el miedo a destruir su amistad lo frenaba.

-No, no es nada -dijo rápidamente, intentando desviar la conversación-. Es solo que... creo que extraño un poco esos días en los que solo éramos nosotros dos, sin nada ni nadie más que nos distrajera.

Jungkook pareció relajarse un poco ante esta respuesta y le dedicó una sonrisa.

-Yo también lo extraño, Jimin. Pero sabes que tú siempre serás mi mejor amigo, pase lo que pase.

La palabra "amigo" volvió a resonar en la mente de Jimin, recordándole su lugar en la vida de Jungkook. Tratando de mantener la compostura, asintió y le devolvió la sonrisa.

-Lo sé, Kook. Gracias.

Jungkook extendió una mano y le dio una palmada amistosa en el hombro, y Jimin sintió una corriente de emociones contradictorias en su interior. La calidez de ese simple gesto le recordaba lo mucho que Jungkook significaba para él, y lo doloroso que era saber que su amor probablemente nunca sería correspondido.


Secretos del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora