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La fiesta de Migyun estaba en pleno apogeo cuando Jimin y Jungkook llegaron juntos. La casa estaba llena de luces y música, y el ambiente tenía una energía embriagadora que parecía animar a todos a dejarse llevar. Jimin intentaba mantenerse cerca de Jungkook, observando cómo los ojos de algunas personas en la fiesta parecían gravitar hacia su amigo. Sentía una pequeña punzada de celos, pero decidió no dejar que lo afectara.

A medida que la noche avanzaba, ambos se acomodaron en un rincón más privado de la casa, lejos de la multitud ruidosa. Jungkook, con una sonrisa traviesa, le susurró algo al oído a Jimin, provocando que su amigo se sonrojara. Sin que se dieran cuenta, el ambiente a su alrededor se volvió más íntimo. Jungkook se acercó un poco más, y Jimin, aún un poco nervioso, sintió cómo el calor de la cercanía de su amigo encendía algo dentro de él.

—¿Estás bien? —le susurró Jungkook, con voz suave y profunda, mientras deslizaba su mano lentamente sobre la espalda de Jimin, acariciando de manera sutil pero firme.

Jimin asintió, tratando de ocultar cómo su respiración se aceleraba. Jungkook no apartaba los ojos de él, y en un impulso, apoyó una mano en la cadera de Jimin, manteniéndolo más cerca. Jimin no pudo evitar responder a ese contacto, colocando una mano sobre el pecho de Jungkook, sintiendo los latidos fuertes y rítmicos de su corazón. Estaban tan cerca que el mundo a su alrededor parecía desaparecer, reduciéndose a ese espacio compartido entre ambos.

Sin pensarlo demasiado, Jungkook deslizó su mano desde la cadera de Jimin hasta su cintura, tirando de él un poco más, y Jimin, con el corazón latiendo a mil por hora, levantó la mirada para encontrarse con los ojos intensos de Jungkook. Ambos estaban tan cerca que sus respiraciones se mezclaban, y por un momento, solo había un deseo latente que flotaba en el aire.

—¿Esto está bien para ti? —preguntó Jungkook, su voz casi en un susurro cargado de anticipación.

Jimin tragó saliva y asintió, sin palabras para expresar lo que realmente estaba sintiendo. Jungkook deslizó su otra mano por el brazo de Jimin, tocándolo suavemente, y se detuvo en su hombro antes de bajar hacia su mano, entrelazando sus dedos. Ambos compartieron una sonrisa cómplice, conscientes de que estaban cruzando una línea que siempre había estado allí, pero que ninguno de los dos había tenido el valor de explorar completamente.

La música de fondo y el bullicio de la fiesta parecían desvanecerse en comparación con la intensidad del momento que compartían. Sin soltarle la mano, Jungkook acercó su rostro un poco más, y Jimin cerró los ojos, esperando con una anticipación que le quemaba por dentro.

Los dedos de Jungkook se apretaron levemente sobre la mano de Jimin, y, sin decir nada más, se acercó hasta que sus labios casi rozaron los de su amigo. La proximidad era intoxicante, y Jimin sintió un calor profundo que lo recorría entero. Cuando el aliento cálido de Jungkook le acarició la piel, no pudo evitar entreabrir los labios, apenas consciente de la pequeña distancia que los separaba.

Finalmente, Jungkook cerró el espacio entre ellos, capturando los labios de Jimin en un beso lento y cargado de emociones contenidas. Al principio fue suave, como si ambos probaran la sensación, pero rápidamente se convirtió en algo más intenso. Jungkook inclinó la cabeza y profundizó el beso, y Jimin dejó escapar un suspiro que había estado conteniendo. Todo en él se sentía vulnerable y expuesto, pero al mismo tiempo, estaba lleno de una emoción que nunca había experimentado antes.

Las manos de Jungkook se movieron con más seguridad, deslizando una sobre la espalda de Jimin y atrayéndolo más cerca, sus cuerpos ahora prácticamente pegados. La música, las luces, el murmullo de la fiesta… todo desapareció para ellos. Jimin enredó sus brazos alrededor del cuello de Jungkook, perdiéndose en el momento, sintiendo cómo cada beso, cada caricia, era una descarga de energía que recorría todo su ser.

Secretos del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora