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Cuando Jungkook salió por la puerta, y Jimin se quedó de pie, sintiendo cómo el silencio de la habitación lo envolvía. La risa y la alegría que había compartido con Jungkook se desvanecieron, dejando un eco de soledad en su pecho. Era un ciclo interminable: cada encuentro terminaba con la misma sensación de anhelo, de deseo no correspondido.

Se dejó caer en el sofá, sintiendo que la carga de sus sentimientos se hacía más pesada. La imagen de Jungkook sonriendo, emocionado por la posibilidad de salir con Migyun, se repetía en su mente como un mantra doloroso. Jimin cerró los ojos y respiró hondo, intentando ahogar la tristeza que lo invadía.

No podía dejar que sus emociones lo consumieran. "Es solo una etapa", se dijo a sí mismo, tratando de encontrar consuelo en las palabras. "Soy su amigo, y eso es lo más importante". Sin embargo, las palabras no parecían ofrecerle el alivio que necesitaba.

Jimin se levantó y comenzó a recoger los platos. Mientas lavaba los restos de pizza, pensó en lo que Jungkook había dicho sobre arriesgarse. ¿Por qué no podía él también arriesgarse? Pero la respuesta siempre lo paralizaba: el miedo a perderlo, a romper la relación que tanto valoraba.

Con la mente llena de pensamientos confusos, Jimin se sentó en su cama y tomó su guitarra nuevamente. La melodía que había estado tocando antes volvía a sus dedos, y pronto comenzó a tocar una canción que reflejaba su dolor. Cada nota que salía de su guitarra era un susurro de sus sentimientos reprimidos, un grito mudo de lo que deseaba pero no podía tener.

"Si tan solo pudiera decírselo", pensó mientras tocaba, sintiendo cómo la música se convertía en un bálsamo para su alma herida. La melodía se volvió más intensa, y Jimin permitió que sus emociones fluyeran a través de las cuerdas. Era un momento de liberación, aunque solo temporal.

Tras un rato, se detuvo, sintiéndose agotado, pero aliviado por haber podido expresar sus sentimientos, aunque solo fuera a través de la música. Miró por la ventana, observando las luces de la ciudad que comenzaban a parpadear a medida que la noche se instalaba. En el fondo de su corazón, una chispa de esperanza aún persistía: tal vez algún día, Jungkook lo vería como algo más que un amigo.

Los días pasaron, y la relación entre Jimin y Jungkook continuó en su ciclo habitual. Cada encuentro era un baile delicado entre la risa y el dolor. Jimin disfrutaba de los momentos que compartían, pero siempre había un abismo entre ellos que parecía crecer cada vez que Jungkook hablaba de Migyun.

Un día en la escuela, mientras caminaban juntos por los pasillos, Jimin escuchó risas y murmullos a su alrededor. Se detuvo, girando la cabeza hacia un grupo de chicas que parecían discutir sobre algo. Al acercarse un poco, se dio cuenta de que estaban hablando de Jungkook.

"Escuché que Jungkook le envió un mensaje a Migyun para salir este fin de semana", dijo una de ellas, su voz llena de emoción.

El corazón de Jimin se hundió. Las palabras resonaron en su mente, como un eco que no podía ignorar. "¿En serio?", preguntó otra chica, con un brillo de entusiasmo en sus ojos. "¡Eso sería tan adorable!".

"¡Sí! No puedo creer que finalmente lo haya hecho. Creo que son perfectos juntos", respondió la primera.

Jimin sintió que una ola de celos lo invadía. "Perfectos juntos", repitió en su mente, como si cada palabra fuera un martillo golpeando su corazón. El sentimiento de impotencia lo consumía, y se sintió como si el aire le faltara.

"¿Jimin? ¿Estás bien?", preguntó Jungkook, que se había dado cuenta de que se había detenido. Su voz era suave, preocupada.

"Sí, estoy bien", mintió Jimin, aunque sabía que no podía ocultar su incomodidad. "Solo... me perdí en mis pensamientos".

"¿Estás seguro? Te ves un poco pálido", insistió Jungkook, su preocupación evidente.

"De verdad, estoy bien. Solo un poco cansado", respondió Jimin, obligándose a sonreír. No quería que Jungkook sospechara de lo que realmente sentía.

"Vamos a clase, entonces. No quiero que te desmayes o algo así", bromeó Jungkook, aliviando un poco la tensión en el aire. Jimin asintió, pero mientras caminaban, sus pensamientos seguían atormentándolo.

Las clases pasaron lentamente, y Jimin luchó por concentrarse. La noticia de la "cita" de Jungkook con Migyun se cernía sobre él, haciéndolo sentir como si estuviera atrapado en una trampa de la que no podía escapar. Sin embargo, la idea de perder a Jungkook como amigo era aún más aterradora.

Cuando la escuela finalmente terminó, Jimin decidió que necesitaba aire fresco. Se despidió de Jungkook, quien se quedó hablando con algunos amigos. Mientras salía, Jimin se sentía abrumado. Necesitaba un respiro, un momento de soledad para procesar lo que estaba sintiendo.

Se dirigió a un parque cercano, donde a menudo iba a despejar su mente. La brisa fresca le acarició el rostro mientras caminaba por el sendero, cada paso llevándolo más lejos de sus preocupaciones. Se sentó en un banco, mirando el horizonte, dejando que sus pensamientos se calmaran un poco.

Fue entonces cuando sacó su guitarra de su mochila y comenzó a tocar suavemente. La melodía fluyó, reflejando su tristeza y anhelo, y aunque la música le proporcionaba un alivio momentáneo, sabía que no podía seguir así para siempre.

Después de un rato, decidió que necesitaba hablar con alguien sobre lo que sentía. No podía seguir cargando con esto solo. Buscó el número de Taehyung en su teléfono y, después de dudar un momento, decidió que no tenía nada que perder.

"¿Taehyung? Soy yo, Jimin", dijo cuando su amigo contestó.

"¡Hey! ¿Qué tal? No te he visto en un tiempo. ¿Todo bien?", preguntó Taehyung, su tono despreocupado contrastando con la tensión que sentía Jimin.

"Necesito hablar contigo. Es sobre Jungkook", admitió, sintiendo cómo su voz temblaba un poco.

"Claro, ¿dónde estás? Puedo ir hacia allá", ofreció Taehyung.

"Estoy en el parque cerca de la escuela. ¿Puedes venir?", pidió Jimin, sintiendo que su corazón latía con fuerza.

"En cinco minutos estoy allí", dijo Taehyung antes de colgar.

Mientras esperaba, Jimin sintió que su ansiedad aumentaba. La idea de hablar de sus sentimientos con alguien, aunque fuera Taehyung, lo asustaba. Pero sabía que era necesario. No podía seguir ocultando lo que sentía.

Cuando Taehyung llegó, se sentó a su lado en el banco. "¿Qué pasa? Te veo preocupado", dijo, su mirada inquisitiva fija en Jimin.

"Es sobre Jungkook. Creo que me estoy volviendo loco por él", comenzó Jimin, sintiéndose aliviado al poder compartir sus pensamientos. "No sé qué hacer. Él... él le gusta a Migyun".

Taehyung lo miró con seriedad. "¿Y eso te molesta?".

"Sí", confesó Jimin, sintiendo que una lágrima se escapaba de sus ojos. "Me duele verlo interesarse por otra persona, pero no puedo decirle lo que siento. No quiero perderlo".

Taehyung lo escuchó atentamente, y cuando Jimin terminó, se quedó en silencio por un momento. "Entiendo. Es complicado, y eso puede ser doloroso. Pero, ¿has pensado en lo que harías si realmente llegara a estar con Migyun?

"Es lo que más temo. No sé cómo manejar eso", respondió Jimin, sintiéndose vulnerable.

"Jimin, a veces, tienes que ser honesto contigo mismo y con él. Tal vez si le dices lo que sientes, podrías liberar esa carga", sugirió Taehyung.

"No puedo. No estoy listo para perderlo", dijo Jimin, sintiéndose frustrado.

"Lo sé, pero si no lo intentas, siempre vivirás con ese arrepentimiento", insistió Taehyung. "No quiero que te quedes atrapado en esta situación. Mereces ser feliz".

Jimin tomó un profundo respiro, las palabras de Taehyung resonando en su mente. "No sé si alguna vez estaré listo", murmuró.

"Solo recuerda que la vida está llena de riesgos. A veces, arriesgarse puede llevar a lo que realmente deseas", dijo Taehyung, dándole una palmadita en la espalda.

"Gracias, Taehyung. No sé qué haría sin ti", dijo Jimin, sintiéndose agradecido por tener un amigo que lo apoyara.

Después de un rato más de conversación,

Secretos del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora