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La luz del día se intensificaba a través de las ventanas, iluminando la habitación con un brillo cálido. Jimin despertó de nuevo, sintiendo una mezcla de satisfacción y un ligero aturdimiento por lo que habían compartido esa mañana. Se movió un poco y vio a Jungkook dormido a su lado, con una expresión serena que lo hacía ver aún más atractivo.

Jimin no pudo evitar sonreír al recordar los momentos apasionados que habían compartido. Se sentía lleno de energía, pero también un poco nervioso por la escuela. ¿Qué pasaría si alguien se enteraba de lo que había ocurrido?

Decidido a mantener la calma, se levantó cuidadosamente de la cama, tratando de no despertar a Jungkook. Se puso su ropa de la noche anterior y se dirigió al baño para lavarse la cara y despejar su mente.

Mientras se miraba en el espejo, recordó cada caricia, cada beso, cada gemido que habían compartido. Su corazón latía rápidamente al pensar en Jungkook, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad por el día que tenían por delante.

Cuando salió del baño, se dio cuenta de que Jungkook aún seguía dormido, así que decidió preparar algo de desayuno para ambos. Se dirigió a la cocina, aún sintiendo esa chispa de felicidad que lo llenaba.

Mientras cocinaba, los aromas comenzaron a llenar el aire, y pronto, Jungkook apareció, frotándose los ojos y con el cabello desordenado.

-¿Qué huele tan bien? -preguntó Jungkook, acercándose a Jimin con una sonrisa aún soñolienta.

-Solo algo rápido para desayunar. ¿Quieres huevos y tostadas? -ofreció Jimin, sintiendo un cosquilleo en el estómago por la cercanía de Jungkook.

-Suena perfecto -respondió Jungkook, sentándose en la mesa. Su mirada se detuvo en Jimin con una mezcla de admiración y complicidad.

Mientras Jimin terminaba de preparar el desayuno, Jungkook no pudo evitar recordar la intensidad de la mañana. Se sintió afortunado de tener a Jimin a su lado, pero también había una preocupación latente sobre cómo manejarían su relación en la escuela.

Finalmente, el desayuno estuvo listo, y ambos comenzaron a comer, disfrutando de la comida y de la compañía del otro.

-No puedo creer que nos hayamos dejado llevar así... -dijo Jimin, rompiendo el silencio mientras miraba a Jungkook, intentando leer su expresión.

-Yo tampoco, pero no me arrepiento de nada. Fue... increíble -respondió Jungkook, sonrojándose ligeramente al recordar cada momento.

-Sí, increíble -coincidió Jimin, su corazón latiendo con fuerza.

Una vez que terminaron de desayunar, comenzaron a prepararse para salir. Jimin se metió en la ducha para refrescarse, mientras Jungkook se vestía, eligiendo una camiseta ajustada que acentuaba su figura. Jimin no pudo evitar mirarlo de reojo, sintiendo que el deseo y la admiración se apoderaban de él de nuevo.

Cuando Jimin salió de la ducha, envuelto en una toalla, se encontró con Jungkook en el espejo, quien lo observaba con una sonrisa pícara.

-¿Sabes? Deberías salir así más seguido -bromeó Jungkook, guiñándole un ojo.

-¡Kook! -exclamó Jimin, riendo y sintiendo que sus mejillas se sonrojaban.

Jungkook se acercó a él, ayudándolo a secarse el cabello con una toalla. -Vamos, tenemos que ir a la escuela antes de que lleguemos tarde -dijo, con una mirada traviesa.

Jimin asintió, sintiendo que la tensión entre ellos seguía presente, incluso en esos momentos mundanos. Se vistieron rápidamente, eligiendo ropa cómoda pero estilizada para el día. Jimin eligió una camiseta blanca y unos jeans, mientras Jungkook optó por una chaqueta de cuero que le daba un aire rebelde.

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