>>la noche<<
Jinx apenas podía contener la oleada de emoción y nerviosismo que se arremolinaba en su pecho al sentir la presencia de Silco tan cerca. La habitación estaba en silencio, y el ritmo de su respiración, tan suave y calmado, contrastaba con el tambor de su propio corazón. Lo miró de reojo, observando cada línea de su rostro, cada sombra que caía sobre su piel, cada pequeño movimiento en su expresión mientras respiraba profundamente en el silencio compartido.
"¿Cómo puede alguien ser tan... hipnótico?" pensó, intentando que sus manos no se movieran, que su cuerpo no temblara. Solo estar a su lado la llenaba de una energía tan intensa que apenas podía procesarla. Había algo en él que la atraía como una llama atrapa a una polilla, algo poderoso y embriagador que la hacía querer acercarse aún más.
En cada centímetro de la cama compartida, sentía la cercanía de su cuerpo y el calor que emanaba de él. Sus pensamientos empezaron a escaparse de su control. Jinx fantaseó con la idea de alzar la mano y rozar su piel, solo un poco, solo para ver si esa cercanía la haría sentirse completa. Porque aunque él estaba allí, apenas una pulgada entre ellos, no le parecía suficiente.
"Es solo Silco", se decía a sí misma, con una risa casi inaudible. "Solo... el único que realmente me entiende. El único que me importa." Pero eso era todo. Silco no era "solo" nada. Era todo.
El silencio se hacía espeso, envolviéndolos como si el resto del mundo se desvaneciera y solo quedaran ellos dos, respirando el mismo aire en ese espacio compartido. Jinx se mordió el labio, luchando contra la emoción en su pecho que latía cada vez más fuerte. Era como si el solo hecho de estar cerca de Silco, sentir su calor a tan pocos centímetros, despertara en ella una chispa que no había sentido nunca con nadie más.
"Si él supiera..." pensó, su mente navegando entre el deseo de tocarlo y el miedo de que descubriera cómo lo miraba, como si fuera lo más hermoso y prohibido que había visto. "Si él entendiera cómo me hace sentir..."
La suavidad de su respiración a su lado era casi un tormento dulce. Jinx podía notar la tranquilidad en su rostro, una expresión relajada que pocas veces veía en él, y eso la atraía aún más. Era como si, en este pequeño rincón de intimidad, pudiera ver un lado de él que nadie más conocía, un Silco menos temible, uno que quizá podría sentir algo también... algo que ella deseaba desesperadamente despertar.
Sus ojos recorrieron su perfil, trazando el contorno de su mandíbula, la sombra de su ceño, y no pudo evitar acercarse un poco más, casi sin pensar. Su corazón palpitaba tan fuerte que temió que él lo escuchara, pero estaba embriagada, atrapada en la fantasía de compartir este momento, como si el tiempo se congelara y pudiera quedarse así, cerca de él, para siempre.
"Quiero que me mire...", se dijo, cerrando los ojos un instante mientras contenía el aliento. Quería ver su reacción, ver si acaso él también podía sentir esa misma intensidad que a ella la estaba devorando. De repente Silco hablo sorprendiendo a Jinx y sacándola de su transe.
Silco: deberíamos cambiarnos a pijamas para dormir, no crees?... *dijo relajado pero quería q ella estuviera cómoda para q durmiera bien* Digo... para mas comodidad, no es comodo dormir con la ropa q se usa todo el día.
Jinx: eh?... amm.. s-si *dijo tratando de calmar sus nervios*
Silco: se q no tienes tu ropa aquí pero si quieres puedes tomar una de mis camisas prestadas, no hay problema con eso *dijo mientras se levantaba a revisar en su armario*
Jinx tragó saliva, mirando la camisa que Silco sostenía hacia ella. Su mente se inundó de pensamientos rápidos y desordenados, cada uno intentando calmarse al recordar que no era la primera vez que usaba una prenda prestada. Pero esta vez, con él frente a ella, esperando pacientemente, la idea la hacía estremecer por dentro.
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Sailing Into The Light.
RomanceUnos años después de que Silco "adoptará" a Jinx. Jinx con el pasar del tiempo se dará cuenta que el amor que ella le tiene a Silco no es normal, no es de padre o de amigo, es algo más... Es romántico, de deseo... Sin saber que Silco también siente...