cap 20

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En un día ocupado de montañas de papeleo, reuniones con los químicos y demás compradores de shimmer estaba Silco sentado en su oficina acompañado de un vaso de whisky para seguir el ritmo y uno de sus famosos puros añejados para tratar de evitar no estresarse con tanto trabajo. Suspiro frotando su entrecejo al notar todo el trabajo que le faltaba y que sabia q tenia q terminar para ese mismo día, soltó un poco su corbata para tener un poco mas de comodidad, tomo un trago de su whisky y volvió a tomar su pluma para seguir con el papeleo, algunas horas pasaron en eso mientras el bullicio en el bar bajo su oficina no paraba, le parecía injusto el como los demás disfrutaban de bebidas y fiesta abajo mientras el hacia papeleo pero recordó que era el único de tener el valor necesario para hacer pelear con Piltover para que Zound también fuera venerado ya que ahí también habían personas impresionantes haciendo que justo en ese momento la recordara... si, ella... Jinx, su tormenta divina aunque le gustaba mas el apodo de "bombita" en sus pensamientos.

Silco dejó la pluma a un lado y apoyó la espalda contra el respaldo de su silla, exhalando un largo suspiro. El humo de su puro formaba espirales en el aire, disipándose lentamente mientras él miraba el techo, inmerso en sus pensamientos.

Silco: "Bombita..." murmuró con una sonrisa que apenas era visible, pero genuina.

Recordar a Jinx siempre tenía un efecto dual en él: una mezcla de frustración y devoción. Esa chica era todo caos, pero un caos que él no cambiaría por nada. Ella traía colores vibrantes a su vida, aunque a veces esos colores vinieran con explosiones inesperadas.

El sonido de risas y vasos chocando desde el bar debajo de su oficina parecía ahora más un eco lejano. Su mente se llenaba de imágenes: Jinx corriendo por los pasillos con sus largas trenzas ondeando detrás de ella, su risa irreverente, esos momentos en los que lo miraba con una mezcla de desafío y adoración.

Silco: "¿Qué estará haciendo ahora...?"

Mientras giraba el vaso entre sus dedos, imaginó cómo podría irrumpir en su oficina en cualquier momento, como solía hacerlo, con alguna travesura bajo la manga o un invento explosivo que estaba deseosa de mostrarle. Esos momentos solían ser los más inesperados pero también los más refrescantes en su rutina.

De pronto, un suave golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos.

Silco: "Adelante."

La puerta se abrió lentamente, y allí estaba ella, como si hubiera escuchado su pensamiento. Jinx llevaba puesto uno de sus característicos atuendos, aunque este tenía detalles nuevos que parecían hechos para llamar aún más la atención. Con una sonrisa traviesa en el rostro, ella entró con un pequeño paquete en las manos, que apretaba contra su pecho como si fuese un tesoro.

Jinx: "¡Papi~! ¿Demasiado ocupado para mí, o puedo salvarte de la montaña de papeles por un rato?"

Silco dejó escapar una risa ligera, bajando el puro de sus labios y apagándolo en el cenicero.

Silco: "Bombita, tus interrupciones son lo único que hace que esta tarea sea soportable. Ven, muéstrame qué traes esta vez."

Ella se acercó corriendo, con sus ojos brillando de emoción y una energía que iluminaba la habitación como un rayo de sol inesperado en un día nublado.

Jinx no dudó en lanzarse a su regazo, acomodándose sin la menor preocupación, como si ese fuera su lugar reservado en el mundo. Abrió el paquete con entusiasmo, revelando una pequeña caja de madera decorada con algunos grabados rústicos y una cerradura oxidada.

Jinx: "¡Tarán! Lo encontré mientras husmeaba en Piltover. Es un cofre viejo, pero tiene algo dentro que no he podido abrir. Pensé que podría ser algo interesante... o tal vez peligroso. ¿Qué opinas?"

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