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Violeta's Pov.

¿Cuánto puede tardar alguien en traer una pizza? Al parecer bastante tiempo. Hace más de una hora que Denna fue a recoger nuestro pedido y aun no ha regresado. 

¿Lo peor? No tengo nada más en la despensa. 

Respiro hondo y me recuesto en el sillón, notando que esa mancha sigue en la pared. Suspiro. En algún momento tengo que pintarla.

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El sonido de mi estómago rugiendo en un claro llamado de atención comienza a volverme loca.

—¡Voy a matarla! ¡Definitivamente voy a matarla! —Comento en voz alta, sola en la casa.

Impulso mis piernas para moverme hasta la habitación en busca de ropa mientras pisaba con fuerza del enfado que tenía.

—Me he pasado todo el día estudiando. —Digo entrando a la habitación en busca de un pantalón decente—. Ella se pasa todo el día bailando. Es todo lo que hace... no puede ir a por una puta pizza.

Había estado todo el día estudiando para los parciales y cuando llegué a casa me encontré con la despensa vacía, a Denna en un ataque de nervios por darse cuenta de que se había comido todo y a mi con hambre. Para evitar que la matara, se fue casi corriendo del apartamento.

Termino de vestirme y busco dinero de mi bolso, lo meto en mi bolsillo y sago de la habitación insultando por lo bajo. Me acerco al perchero y tomo mi jersey de mala manera. Se suponía que no iba a salir hoy. No me molesto en abrocharlo, solo me acerco a la puerta y dejo mi mano descansar sobre el picaporte. Giro mi cabeza para tomar las llaves del apartamento, pero no me espero que la puerta se abriera con tanta rapidez y fuerza.

—¡¡Tengo la pizza!! —Escucho gritar a Denna a la vez que siento la puerta golpearme en la cara.

Me echo hacia atrás y dejo caer las llaves para llevarme la mano donde siento un fuerte dolor.

—¡Ahhh! —Grito y cierro los ojos con fuerza—. ¡Almudena!

—¡Joder! —Escucho que dice—. ¿Vio? ¿Qué haces detrás de la puerta?

Abro los ojos para verla cerrar la puerta y apoyar las cajas de pizza sobre la mesa. Yo me voy directa al baño para verme en el espejo. 

Mientras voy caminando, miro mi mano y veo sangre. ¡Hoy Ruslana se muere! ¡La mato!

—Vio, déjame verte. —Dice y la miro molesta con la boca abierta.

—¡Déjame o te mato! —Le digo y me mira con terror—. ¿Qué? ¿Qué pasa?

—Tu... tu nariz...

Abro mis ojos como platos al escuchar eso y corro al espejo. Miro mi cara y mi labio tiene un corte por el golpe, pero lo que me asusta es ver que tengo la nariz doblada. 

Mi puta nariz estaba completamente doblada hacia el lado izquierdo, a parte de la sangre que estaba perdiendo por segundos. 

Creo que todo el vecindario ha escuchado mi grito.

Abro el botiquín del baño con las manos temblando y tomo unas gasas para detener la hemorragia. Después de hacer eso voy en busca de mi teléfono.

—¿¡Qué hago!? —Dice Denna nerviosa y la miro.

—¡Solo... -! —Suspiro en intento relajarme. Es mi amiga. Y el homicidio no es legal en este país.—Solo quédate aquí sentada y no te muevas, voy a buscar una consultorio o algo. Cualquier sitio en el que me ayuden.

Tomo mis cosas y me voy del apartamento. Sosteniendo mi nariz con la gasa para parar la sangre.

Sin coche y viviendo en la periferia de la ciudad me va a ser imposible encontrar algún sitio al que ir. 

—Esto no salía en mi horóscopo. —Digo resoplando.


Chiara's Pov

Había sido una larga jornada con muchos pacientes un tanto agotadora. Trabajar en una clínica privada no es algo fácil, todos los días hay mucho movimiento. 

Miro mi agenda para saber a qué hora debo venir mañana. 

A las diez, ni tan mal.

Al ver que está todo listo, me quito la bata y la cuelgo en el perchero. Tomo mis cosas y antes de salir del consultorio, apago la luz y me aseguro de que todo esté desenchufado. Veo unos informes sin terminar junto al ordenador y me acerco para tomarlos, los meto dentro de mi bolso me dirijo a la puerta.

—Hoy ha sido un día largo... —Dice Martin, mi secretario, al verme salir.

—Lo ha sido. Quiero llegar a casa, pedir comida y tirarme en el sofá a ver películas.

—Pues te lo mereces. —Me dice y señala su escritorio—. ¿Necesitas que haga algo por ti?

—No, simplemente quédate unos minutos más y si no viene nadie, ve a casa. —Le digo y señalo la puerta—. ¿Cierras tú hoy?

—Claro Kiki. Ve tranquila, yo termino aquí y cierro. Buenas noches.

—Buenas noches, Martin.

Tomo mi bolso y me acerco a la puerta. La abro y cuando lo hago me llevo la sorpresa de ver a una chica a punto tocar. 

Su pelo era pelirrojo, sus ojos de un marrón increíblemente hermoso... 

Me quedo paralizada mirándola, tan embobada que no noto su inquietud.

Tras varios segundos, comienza a endurecer su mirada, levanta una ceja y sonríe. Había sido un gesto sexy hasta que noté su nariz. 

Wow.

La tenía totalmente descolocada.

Me río sin abrir la boca, para mis adentros, y ella me mira frunciendo el ceño con clara confusión. Era lógico que había tenido un pequeño accidente no hacía mucho. Además de la nariz puedo distinguir un profundo corte en el labio.

Me hago a un lado y le señalo el interior de la clínica.

—Parece que necesitas un médico con urgencia. —Le digo, señalando su nariz y boca con mi mano—. Adelante, te ayudaré con eso.

—Si tú vas a ser mi médico, le diré a Denna que me golpee todos los días.

No me esperaba esa respuesta. La miro levantando las dos cejas porque, a diferencia de ella, no puedo elevar solo una. Comienzo a reír como una idiota y siento mi rostro ponerse rojo. El último destello de confianza que me quedaba se fue en ese momento. 

La torpeza que usualmente me abandona cada vez que entro en la clínica regresa a mí y no sé qué hacer. Me han hecho halagos antes, y más en mi profesión, pero era la primera vez que uno me tomaba tan desprevenida.

Aclaro mi garganta y miro a Martin avergonzada.

—Voy a encargarme de esto y luego me voy. Yo cierro.

—Está bien, como prefieras. —Me dice mi amigo con una sonrisa amable.

Abro la puerta del consultorio nuevamente y enciendo la luz.

Doctora | kiviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora