Una mañana soleada y primaveral vestía al bosque con cromos difuminados desde las raíces de la crujiente tierra hasta lo alto de las copas florecidas. El cielo estaba tan azul que parecía pintado con un acrílico espacial, y la pureza tan aromática a un natural herbatico, que infundía calidez. La imagen que comenzó a visualizarse a los cuatro amigos dentro del remolino de las aguas espejadas, avanzaba entre los árboles como la perspectiva de alguien en primera persona.
De la más inexplicable nada, cada uno de ellos lo presenciaba tan presente que tenían la impresión de haberse transmutado al interior de la entidad de esos ojos. Sin despedir a la estupefacción de los eventos que traspasaba los sentidos físicos, agarrados entre sí, se pusieron de acuerdo en que la experiencia estaba a punto de revelarles algo y, aunque en el fondo preferían no tener que pasar por algo tan inexplicable, no podían desprenderse, estaban sumidos dentro de aquel fenómeno; atrapadas sus conciencias al magnetismo espiritual y técnico. De pronto, se vio a poca distancia a una niña de espaldas con un vestido rojo apoyada en un tronco arrullador. La visión comenzó a acercarse lentamente hasta ella.
—Cinco... seis... siete... ocho... nueve... diez... —Se decodificó auditivamente un conteo—. ¡Listo o no, allá voy! —gritó la niña y la visión se aproximó más, llegando hasta su posición.
—¡Buu! —Salió una voz aguda de la imagen asustando por la espalda a la pequeña de rojo, al mismo tiempo que unos brazos, también de niña, le tocaron la cintura—. ¡Te atrapé!
—¡Lurian, qué susto me diste! —Se volteó aquella jovencita dejando ver su rostro muy cerca de la visión.
Extrañamente se veía muy parecida a Luna cuando tenía seis años. Ámbar lo notó enseguida, pero ésta tenía los gestos más pronunciados, el cabello más rojizo y erizado sobre el cual llevaba una interesante tiara cristalina con incrustaciones de piedras preciosas.
—¡Jaja, lo siento, Bella! ¿Otra vez jugando a las escondidas con Unriam? —preguntó la voz proveniente de la visión, delicada y amistosa, muy familiar.
—Sí, desde que leímos sobre este juego humano, nos pareció tan divertido. ¡Vamos, ayúdame a buscarlo! —La niña de vestido rojo tomó la mano de la niña que ponía los ojos, y comenzaron a andar por la espesura.
—Mamá se va a enojar si sabe que estamos en el bosque —dijo la niña de la perspectiva en primera persona.
—Ya sé, mamá se enoja por todo, es un ratito nada más —comentó la niña llamada Bella.
La visión mostraba el movimiento producido por el correr de ambas hasta que llegaron a la costa de piedras preciosas y en consecuencia al lago espejo. De día este lugar casi no podía apreciarse por tanta luz natural, pero estaba claro que era un territorio admirable, de aspecto artístico, el cual les hizo sentir a los cuatro deseos de apropiárselo en la realidad, de soñarlo, de utilidad a la inspiración.
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Cylareos - Los elegidos de Seráfica
FantasyLuna crece en Buenos Aires, Argentina, con algunos dramas cotidianos y su circuito de amigos. Sin embargo, desde su infancia, experimenta sueños vívidos y extrañas sensaciones que la conectan con un mundo desconocido. Una entidad misteriosa se le pr...