18-Lago espejo: Una nueva vida

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No se perderían el gran final

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No se perderían el gran final. De alguna manera lo intuían, los hechos no se veían prometedores. El remolino de agua cristalina se volvió más oscuro perturbando sus temples. Era como si supieran que alguien manifestaba toda la intención de revelarles estos acontecimientos pasados. De inmediato comenzó. Mucha luz anaranjada frente a sus ojos desvelados. 

El salón principal del castillo se veía en una noche reluciente, adornado con antorchas, telas, guirnaldas de flores, banquete y mucha audiencia ocupando el amplio espacio, que en parejas de trajes armoniosos llevando antifaces, danzaban con enlaces y giros al compás de una suave melodía de lo que parecían ser piano, arpa y violín. La visión hizo un repaso panorámico que mostraba la elegante fiesta de máscaras; entre aquellos seres se veían lejanas unas extrañas figuras de luces tan incandescentes que costaba descifrar con exactitud sus formas, pero se paseaban por espacios, rincones y techo, con mucha libertad. Los amigos se preguntaron si sería alguna especie de iluminación mágica.

Al llegar de costado, la visión mostró a Ethan, sentado a su lado, con traje de saco negro bordado y camisa blanca por debajo, alerta y entreteniendo sus dedos con un antifaz que no traía puesto. La visión bajó hacia unas manos de niña que también sostenían el suyo. Las sillas eran de respaldos altos y finos. Desde una perspectiva dorsal los cubrían completamente. Sobre la otra punta, se veía de igual forma a dos altos asientos donde dos antifaces no escatimaban las carcajadas de Bella y Unriam hablándose al oído. Luego, miró en diagonal atrás, asomándose de costado por el respaldo, al parecer estaban sentados unos escalones debajo de la tarima en cuyo trono en altura se hallaba el rey Joseph, el abuelo. Se lo vio reír jocosamente en una conversación compartida con Elisa y Jalil que estaban a su lado.

—Ethan, necesito comentarte algo, ¿puedes guardarme un secreto? —nuevamente era la voz y visión de Lurian que musitaba. Él acudió a su habla de inmediato, mirándola suspenso. Arrimó su cabeza y oreja disimulando que miraba hacia el frente.

—Sí, por supuesto. ¿Qué sucede? —le susurró.

—¿Cómo decirlo? Resulta que el ave que encontramos, logré que reviviera...

—¿Enserio? Olvidé preguntarte por ella, Me alegra. ¿Y cómo está?

—Él... —corrigió— supongo que es un "él", se llama Pockly...

—¿Pockly? —preguntó inconsciente de un volumen de voz subida que provocó que los empalagosos aledaños echaran una mirada, pero al instante volvieron a lo suyo.

—Shh, hablemos más bajo... —Ella miró también al frente y, mientras el gran baile se mostraba, los espectadores amigos pudieron escuchar la conversación secreta—. Verás, es un pájaro registrador, observa las amenazas y también guarda los recuerdos. No me preguntes el motivo, pero me vi obligada a pedirle que hiciera una copia de mi memoria, de mis recuerdos. Lo logró a medias, pero lo importante es que los conserva.

—Ah, creo que no estoy entendiendo —se escuchó decir a Ethan, pero ella lo miró de reojo.

—Oí a mi abuelo y a mi madre hablar el otro día, parece que hay un gran peligro rondando, y en caso de que así fuera, nos borrarán la memoria a mi hermana y a mí.

Cylareos - Los elegidos de SeráficaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora