When We Were Childs

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Toledo, 2001

"Andrés! ¡¡¿¿Que haces??!! ¡¡Ya déjala!!"

Marta avanzaba con paso decidido y a penas Andrés la vio acercarse a él, se dio media vuelta y corrió como si hubiese visto al mismo demonio.

Marta llegó a su lado y se arrodilló para ver si estaba bien.

"Estás bien que ha pasado? ¿Que te hizo ahora ese niñato?"

La miró desde el suelo con los ojos llorosos mientras se agarraba la rodilla.

"Me ha empujado por que le he dicho que así nunca va a jugar futbol en el equipo del colegio" le dijo entre sollozos.

"Ya... a ver déjame ver tu rodilla"

El rasmillón no era grave pero seguro tenía que doler mucho, y conociendo a Fina, seguro que el orgullo le dolía aún más.

"Puedes pararte?" le preguntó y la niña movió los hombros.

"No me hagas tomarte en brazos que ya estas muy grande para eso!" le dijo pellizcándole el brazo para que se riera.

Fina se reía, pero realmente no quería caminar, se había golpeado fuerte en la caída y además siempre le había gustado cuando Marta la tomaba en brazos, sobre todo porque ella siempre olía bien y ese olor se le quedaba pegado en la ropa después.

Marta le tomó las manos para ayudarla a pararse, pero ella no hizo ningún esfuerzo y le hizo morritos poniendo los mejores ojos de sufrimiento que sabía hacer.

"Anda párate" le dijo Marta intentando de nuevo

"Es que me duele mucho" le contestó con voz lastimosa

Marta volteó los ojos, se sonrió y le dijo

"Igual te vas a tener que parar por que ya no te puedo tomar en brazos como antes, vas a tener que subirte en mi espalda"

Milagrosamente ya nada le dolía mucho y se paró sin problemas para treparse en su espalda. Se agarró fuerte de su cuello y Marta se levantó para caminar de vuelta a la casa.

A su padre no le agradaba mucho que sus hijos se relacionaran con ella, pero de manera totalmente opuesta, su madre siempre había sido cercana a Isidro, Adela y su hija. Así que Marta y Andrés estaban acostumbrados al trato familiar con ellos.

Cuando Adela murió la pequeña Fina se había pasado casi toda la tarde abrazada a Marta y un par de años después cuando Catalina también se iba de este mundo, Fina le llevó a Marta sus flores favoritas del jardín y acarició sus rizos mientras ella lloraba escondida en su cuello.

Andrés era un energúmeno de 7 años y Marta estaba segura de que tenia un crush con la niña de 10 y como consecuencia siempre la estaba molestando de alguna forma. Pero esto ya era demasiado así que decidió que tendría una seria conversación con él. No quería que creciera y a la edad de Jesús se comportara como él lo hacía.

Isidro estaba en la puerta de la cocina cuando vio a Marta acercarse, trotó hacia ellas y les preguntó que había pasado. Marta le explico y él tomó en brazos a su niña para llevarla a la casa y poder limpiar su herida.

"Muchas gracias señorita Marta, anda Fina dale las gracias tú también"

"Muchas gracias Marta"

"De nada, pero no discutas con Andrés que es un bruto, yo hablaré con él de todas formas" le dijo sonriendo.

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Toledo, 2002

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