The Birth Of The Poet,The First Time

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Si sus primos se habían dado cuenta no lo habían hecho notar, pero su tía Digna y Andrés tenían más que claro que lo que había entre ellas no era solo una bonita amistad.

No eran tan obvias, pero tampoco se ocultaban así que no era difícil darse cuenta de que pasaban tomadas de la mano y que cuando se suponía que nadie las miraba se abrazaban. Pero en sí, lo que hacía más evidente su situación no era eso, eran más bien otras cosas como por ejemplo Marta abriendo las puertas para Fina, sirviéndole el café revuelto, preguntándole que quería ver en la tv o que música escuchar aunque a ella no le interesara, el cómo le tomaba atención cuando la morena le hablaba de algún tema en particular que sabía era importante para ella. Era el cómo Fina siempre le tenía su jugo favorito para cuando terminaba de entrenar con Andrés y Luis (que no había querido ser menos...), como se preocupaba de servirle y/o llevarle el plato de comida, prepararle el pan al desayuno, como le preguntaba cosas de poesía y arte aunque en realidad nunca podía entenderle del todo... pero por sobre todo lo que más las delataba eran las miradas. Digna sentía que le entibiaba el corazón cada vez que por alguna razón las veía mirándose a los ojos como si el mundo no existiera a su alrededor.

Y es que de cierta forma, en casa de la tía Digna se sentían libres y para ambas eso era una nueva experiencia.

Isidro tenía clara la orientación de Fina desde hacía tiempo, y aunque al principio le había costado un poco, en un momento decidió ser honesto consigo mismo y asumir que siempre lo había sospechado. Sin embargo, ellos vivían en la casa de los De La Reina, quienes nunca debían enterarse por lo cual, Cristina nunca fue a la casa de Fina siendo oficialmente su novia. Además, si bien ella podía ser ella misma con sus amigos, tampoco se atrevía a muchas demostraciones de afecto en público aunque de hecho, nunca realmente había sido tan afectuosa con Cristina como lo era con Marta. Simplemente se le hacía muy difícil estar cerca de ella y no tocar su pelo o tomar su mano, y si por alguna razón pensaba que no podía hacerlo, igual se las arreglaba para juntar su hombro con el de ella o tomarla del brazo. Y para Marta... pues para ella sí que era toda una nueva experiencia, evidentemente nunca pudo hacer ni un tercio de todo eso con Alejandra ni en su casa ni en la calle. Y en la universidad, pues nunca había vuelto a tener una novia, solo había tenido algunos encuentros casuales y a lo más había salido un par de semanas con alguien lo cual igual no le había evitado la obligación de ocultarse del mundo.

Le tomaba la mano a Fina en la cocina mientras Luis y Andrés pasaban corriendo y su tía Digna preparaba el almuerzo, ella pasaba la mano por sus rizos y Marta no podía sentir nada que no fuera felicidad porque estaba con ella pero también porque a nadie en la casa le importaba en lo más mínimo que se demostraran afecto.

Igualmente nada de eso impidió que se les subieran más que violentamente los colores al rostro el día en que la tía Digna abrió la puerta del cuarto de Marta cuando se besaban sentadas en su cama. Afortunadamente estaban en medio de cándidos besos nada más, pero aun así Marta sintió hasta sus orejas enrojecer cuando Digna desde la puerta les dijo

"No quiero que se hagan ideas equivocadas respecto a esta casa así que esta puerta la quiero abierta cuando estén aquí ok?" ambas asintieron con sus cabezas y antes de desaparecer su tía les dijo

"Y eso va también para la habitación de Fina y cualquier otra en realidad... está claro?

"Si tía"

"Si Digna"

Una vez que Digna estaba fuera de su vista Fina se tiró en la cama de espaldas y no podía parar de reír mientras Marta en la misma posición se tapaba la cara con ambas manos.

"Qué vergüenza" dijo y más risa le dio a Fina

"Ya deja de reírte!", pero no podía parar, menos cuando vio el rostro de la pobre Marta que, efectivamente tenía rojas hasta las orejas...

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