Going Home?

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"Como en esas vacaciones de Marta, cuando tenia 15 años y cada vez que compartían unos momentos los ojos azules la miraban brillantes para luego salir de su vista por días, porque la dueña de esos ojos la evitaba como la peste..."

Boomerang, cap 8 Sunday Morning

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Toledo Marzo, 2007

La universidad iba bien y a pesar de que sus compañeros eran a lo menos engreídos, su vida social iba bastante bien. Sin proponérselo había terminado haciendo amistad con gente de la facultad de arte y tenía un grupo de amigos con los que jugaba futbol los fines de semana. Tomó un taller de literatura y si bien, escribía en su diario desde niña, estaba preocupada de que el profesor les pidiera escribir algo. Siempre se consideró buena lectora pero de ahí a que algo de lo que escribía tuviera un mínimo de calidad le parecía cuestionable.

A casa no había vuelto en más de dos años, había inventado todas las excusas posibles para no poner un pie en la finca. Si no era un examen, era un trabajo o cualquier cosa realmente. No quería pasar mucho tiempo ni con su padre ni con Jesús. Le preocupaba que estando en su cercanía se vería obligada a responder preguntas para las que no tenía respuestas, aceptar decisiones y opiniones ajenas a ella y sobre todo le preocupaba que de alguna forma, ellos pudieran darse cuenta.

Marta no tenía novia pero no por eso era menos lesbiana y estar lejos de casa le había permitido vivir esa parte de su vida. Había encontrado gente de la comunidad y tenía amigos, amigas y algún romance había pasado por su vida aunque nada de esto podían saberlo en casa, ni tampoco sus compañeros de facultad. Estudiar negocios, economía y comercio exterior en su universidad, realmente te hacía compartir más de lo que quisieras con gente muy parecida a Jesús e incluso a su padre y con otros que aspiraban a ser como ellos. Por eso, cuando en el taller conoció gente de la facultad de arte, no dudó un momento en aceptar sus invitaciones a bares y fiestas.

Lo único que le penaba de no ir a casa era no ver a Isidro y a Fina. Él había sido siempre importante para Marta, dándole apoyo y consejos en asuntos que debió ayudarle Damián, el chofer de casa había tomado ese lugar desde hacía mucho tiempo en su vida y era inevitable no extrañarlo. Y Fina, bueno la niña ya no sería tan pequeña y le daba algo de tristeza el haberse perdido esa etapa de su vida, después de todo, siempre había estado con ella desde que era un bebé, le hubiese gustado verla crecer hasta la adolescencia y consolarla con los enamoramientos tempranos, además de asegurarse que no se metiera en los típicos problemas de esa edad. Al menos Andrés la mantenía al tanto y a través de él intercambiaban cartas contándose las novedades.

Porque a su hermano si no que podía dejar de verlo y apenas se fue a Madrid habló con su tía Digna. Si bien la relación familiar se había dañado para siempre después de la extraña muerte de su tío Gervasio y la posterior pugna judicial por su fortuna, su tía había intentado por todos los medios mantener contacto con sus sobrinos. Finalmente lo consiguió pero solo con Marta y Andrés, así que cuando Marta la llamó para rogarle que siguiera llevando a Andrés al taller de artes plásticas, no dudó en asegurarle que ella se las arreglaría como fuera para llevarlo.

Así mismo se las habían arreglado para que en las vacaciones de Andrés, él visitara a su tía y sus primos en la única propiedad que los Merino habían podido conservar, así que ahí mismo era donde Marta a espaldas de su padre se había pasado todas las vacaciones y días libres que pudo en los 2 años y medio de universidad que ya llevaba.

Hasta ahora...

"No quiero excusas Marta, ya es suficiente de que no vengas a casa!, me importa un comino si quieres ir a Sudamérica o donde sea!, estas vacaciones vienes a Toledo si no quieres que vaya a buscarte y te traiga arrastrando desde Madrid!"

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