Capítulo 8

188 19 5
                                        

Martes por la mañana. Si se sintiera inclinado a esas tonterías, las llamaría la perdición de su existencia actual. Pero no lo era, así que Salazar se limitó a levantarse de la cama con un gruñido simbólico antes de prepararse para el día. Una vez listo, recorrió los silenciosos pasillos hasta que, afortunadamente, llegó al Gran Comedor en paz. Una vez sentado, encontró una taza puesta frente a él por uno de los gemelos que habían aparecido a ambos lados. -Café. No podría pasar el día sin él-, declararon exuberantes.

Salazar aspiró el café con delicadeza y descubrió que le gustaba su fuerte aroma. Era rico y complejo. Incluso el mero olor había empezado a calmar el cansancio que le quedaba del poco sueño que había tenido la noche anterior. Esperaba que los gemelos añadieran alguna sorpresa extra, pero no había aromas amargos asociados a ciertas pociones, así que Salazar tomó un sorbo. Tal como olía, el café era rico y oscuro. Tenía una profundidad que no esperaba y un sabor amargo. Decidió que era fácil pasarlo por alto y bebió otro sorbo. No le habría venido mal un poco de leche, pero estaba bien sin ella.

Cuando terminó la bebida, Salazar sintió que podía estar preparado para el día que tenía por delante. Cuando volvió a dejar la taza sobre la mesa, finalmente dirigió la mirada a los gemelos boquiabiertos. -¿Qué pasa?- Su tono era irritado, pero no tanto como podría haber sido. Era menos probable que les replicara por cualquier cosa, aunque no apreciaba la forma en que se sentía como si hubiera perdido alguna señal social.

-Negro. Lo bebiste negro... ¡y realmente lo disfrutaste!- le exclamaron, pero Salazar se limitó a enarcar una ceja poco impresionado. -La mayoría añade azúcar o nata-, añadieron, pero Salazar decidió ignorarlos y se sirvió otra taza. Tal vez en otra ocasión le añadiría algo para quitarle el toque amargo, pero por ahora el café por sí solo le satisfacía. Además, una pequeña parte de él disfrutaba de haber dejado a los gemelos boquiabiertos. Así que le dio un sorbo antes de recoger algo de comida en su plato para comer. -¿Por qué estan en la mesa del personal?-. les preguntó Salazar mientras cogía un trozo de beicon. -¿Se han convertido de repente en profesores?-.

Los gemelos se recuperaron después de un momento mientras ambos se burlaban de sus preguntas. -¿Profesores? ¡No! Ni pensarlo-. Ambos se desmayaron con movimientos exagerados mientras Salazar las fulminaba con la mirada por la atención que atraían. Frederick se inclinó entonces hacia delante mientras se reían a carcajadas. -No, el profesor Dumbledore podría tener unas palabras con nosotros más tarde, pero sólo queríamos molestarte. Así que, ya sabes, misión cumplida. Más o menos-. Miró la taza de café negro de la que Salazar tomaba un sorbo de vez en cuando.

Salazar puso los ojos en blanco, pero no pudo hacer ningún comentario cuando Dumbledore se levantó de repente e hizo un ademán para llamar la atención de todos. Aunque era probable que aún quedaran algunos rezagados, la mayoría de los alumnos estaban en el Salón para asistir a la comida de la mañana. -Perdonen que les estropee el desayuno, pero necesito que todos me presten atención y me dediquen un momento de su tiempo-, se entretuvo, pero continuó con un suspiro apenas audible. -Como todos ustedes ya saben, Voldemort se ha apoderado del Ministerio de Magia-. Se oyeron jadeos y estremecimientos al oír el nombre del Señor Tenebroso, y la inquietud se extendió por todo el alumnado. El director levantó la mano para que los niños se callaran. -Muchos de ustedes pueden tener familiares afectados por esto-, continuó con tristeza mientras bajaba la mano y se la pasaba por la barba. -Es un momento difícil, lo comprendo. Como tal, todos los alumnos están exentos de clases de nuevo hoy, así como mañana-.

Hubo murmullos que estallaron por todo el Salón mientras los alumnos reaccionaban sorprendidos ante el anuncio por lo que Dumbledore volvió a llamar su atención. -Aunque todos tendrán este tiempo libre de clases, les pedimos que cada uno de ustedes se reúnan con su Jefe de Casa. En sus salas comunes encontrarán los horarios para reunirse con ellos, así que, por favor, asegúrense de no llegar tarde-, dijo mientras les dedicaba a todos una amable sonrisa. -Una última cosa. A partir de hoy la mayor parte de la sexta planta ha quedado fuera de servicio por reparaciones. Por su propia seguridad, les pido que eviten la planta. Por ahora, se han preparado hechizos para mantener alejados a todos menos a los que participan en las reparaciones-. Luego dio una palmada, con una sonrisa amable, aunque su rostro parecía haber envejecido en el transcurso de la noche. -¡Ahora, disfruten de su desayuno y usen sabiamente sus días libres!-.

MOEBIUS PASTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora