08 | ¡No puedo mojarme!

10 3 0
                                    

La brisa marina era muy relajante; el mar hoy estaba tranquilo, no había un fuerte oleaje y la marea estaba baja

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La brisa marina era muy relajante; el mar hoy estaba tranquilo, no había un fuerte oleaje y la marea estaba baja. Conforme pasaba el día, solía subir, pero aún era muy temprano para eso.

La arena estaba fría, sentía cómo acariciaba sus pies, y su cabello, completamente seco, se movía con el aire. Sentía muchas cosas en su interior, era difícil de explicar, pero le gustaba mucho aquel sentimiento.

Mingyu estaba estudiando, y por eso mismo él decidió salir a pasear por la playa, solo. Iba caminando alejado de la orilla para no mojar sus pies, ya que si se los mojaba, terminaría transformándose en un tritón, y no podía ocurrir eso a plena luz del día.

No dejaba de pensar en la noche anterior, aquel beso con Joshua se repetía una y otra vez en su cabeza. Había besado a un humano, a su humano, y se sentía demasiado bien; volvería a repetirlo mil veces más. Era lo único que pasaba por su cabeza.

Los humanos vestían muy bien a diferencia de él, que siempre estaba como con la camiseta blanca ancha de Mingyu y los pantalones cortos negros, anchitos también. Se sentía muy cómodo con esa ropa y por eso no se cambiaba mucho.

Estaba mirando al suelo mientras caminaba con sus manos en los bolsillos y pateó una pequeña piedra, la cual paró a los pies de un humano que se detuvo a observar detenidamente a Jeonghan de arriba a abajo. El joven tritón no se dio cuenta de aquello y finalmente se chocó contra aquel humano que desprendía bastante calor y estaba húmedo.

Jeonghan miró rápidamente hacia arriba y, al cruzarse con esos ojos, su corazón comenzó a latir rápidamente. Se separó lentamente del mayor e inclinó un poquito la cabeza en señal de disculpa. Y ahí estaba, Joshua.

— Lo siento. — dijo casi en un susurro. — Estaba en mi mundo.

— No te disculpes, lindo. — le dedicó una tierna sonrisa y lo miró atentamente a los ojos. —  ¿Cómo es que estás por aquí solo? — le preguntó ladeando su cabeza.

— Mingyu está estudiando, tiene un examen mañana. — respondió haciendo una mueca con sus labios. — ¿Qué hace usted tan temprano por aquí? — preguntó ahora el menor, curioso.

— Llámame hyung o Shua. — le dedicó una tierna sonrisa. — Me levanté temprano para ver a mis ballenas. Estoy haciendo un estudio sobre las ballenas, y por eso las sigo; ya llevo casi dos años con este estudio, examino su comportamiento y el recorrido que hacen para buscar comida. — le explicó resumidamente. — Me encanta el océano y me gustaría conocer un poquito más sobre él; por lo tanto, hoy fui a bucear también y vi los arrecifes coralinos.

— ¡Wow! — hizo una "O" con sus labios. — El océano esconde muchas maravillas que el ojo humano no ha visto aún. — repitió la frase que escuchó decir a Mingyu alguna vez.

— Lo sé perfectamente. — sonrió al escucharlo. — Mi corazón está en el océano, vivo enamorado de las criaturas del océano.

Y tras aquella conversación, finalmente terminaron hablando sobre el océano, un tema que ambos conocían muy bien. Joshua terminó invitando a Jeonghan a comer, ya que se empezó a hacer tarde, y fueron a un restaurante de la costa. Jeonghan nunca había comido en un restaurante humano, y eso le preocupaba; no sabía cómo actuar, no quería liarla. Le quedaban solo cinco días y quería aprovecharlos al máximo y disfrutarlo, si era posible, junto a Joshua.

Cuando ambos chicos entraron en el restaurante, les ofrecieron una mesa para dos, donde se sentaron, y cada uno comenzó a leer la carta mientras seguían la conversación.

— ¿Qué pedirás? — preguntó Joshua a su acompañante.

— Mmm... — se mantuvo pensativo leyendo atentamente la carta. — No lo sé, me gustan mucho las algas; creo que pediré algas con calamar —dijo asintiendo con la cabeza.

— Buena elección, pequeño. — sonrió tiernamente al escucharlo. — Yo pediré una sopa picante de almejas con kimchi. — cerró su carta para llamar al camarero y pedir lo que cada uno iba a tomar.

Indirectamente era una cita, solo indirectamente, porque ninguno de los dos era consciente de que estaban en una cita. Jeonghan estaba muy emocionado, aunque se le hacía raro cuando le llamaba Cheonsa; quería decirle que él era el tritón de la otra noche, pero no podía, no podía hacerlo a menos que él lo descubriera por sus propios medios.

— Cuando te miro a los ojos, siento que te he visto en alguna otra parte. — le confesó el mayor mientras tomaba su comida lentamente.

— Quizás nos vimos antes. — se encogió de hombros mientras comía sus algas y disfrutaba de ese maravilloso sabor.

— ¿Dónde conseguiste ese colgante? — le preguntó señalando el cuello ajeno, donde tenía su colgante con una concha azul.

— ¿Este? — lo cogió con sus manos y se mantuvo pensativo sin saber qué responder. — Eh... me lo regaló el océano.

— Vi a otro chico con él puesto y no sabía si eras tú u otra persona. — negó un poco y suspiró, siguiendo con su sopa.

Joshua no era tonto; era muy listo y sabía que había algo en Cheonsa que lo relacionaba con el océano. Lo que no sabía era que Cheonsa era Jeonghan, aquel hermoso tritón al que besó la noche anterior.

El cielo comenzó a oscurecer y Jeonghan lo observó con una leve mueca; iba vestido con muy poca ropa y unas simples chanclas. Sentía el frío azotar su piel, eso no se solía sentir bajo el mar, y era una sensación nueva para él; solo en las zonas abisales hacía este frío, y aquellas profundidades eran inalcanzables para cualquier mamífero, incluso para millones de peces del océano; solo los calamares gigantes y los peces abisales podían sobrevivir en aquellas profundidades.

Ese frío era muy desagradable para Jeonghan; sus dientes comenzaron a castañear de forma muy fea y Joshua, al verlo, le ofreció su chaqueta, poniéndosela al menor con una sonrisa.

— Tienes que abrigarte más. — rió tiernamente mientras sacaba el dinero para pagar.

— ¿Por qué las nubes se pusieron de ese color? — preguntó mientras se acurrucaba con la chaqueta ajena.

— Posiblemente irá a llover. — le respondió sonriendo. — Vamos antes de que llueva.

Sabía lo que era la lluvia; si empezaba a llover tendría un problema, y por tanto debía evitarlo.

Joshua tomó la mano del menor y los dos salieron del restaurante. En cuanto salieron, Jeonghan sintió cómo el viento azotaba su piel, era muy desagradable. El oleaje estaba completamente revuelto y, en cuestión de segundos, sintió cómo una gota de agua caía sobre su brazo.

Las primeras gotas de agua caían suaves, pero no tardó mucho en comenzar a llover más fuerte, y por inercia, Jeonghan se quitó la chaqueta del mayor y la abrió sobre su cabeza para evitar mojarse los pies.

— ¡No puedo mojarme! — dijo entrando en pánico.

— ¡No puedo mojarme! — dijo entrando en pánico

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

...

𓏲 ๋࣭   ࣪˖ 𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐌𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora