El sol se filtraba por la cortina de mi habitación, iluminando los posters de mis grupos de K-pop en las paredes. Abrí los ojos y, al instante, un sentimiento de pánico me invadió. Miré el reloj de mi mesita de noche y casi me caigo de la cama al ver que ya eran las ocho de la mañana. ¡El entrenamiento! Hoy era el día.Me levanté de un salto, tirando la manta a un lado y buscando rápidamente mi ropa de entrenamiento. Mientras me vestía, intenté recordar si había algo más que debía llevar, pero mi mente solo podía pensar en no llegar tarde. Sin siquiera pensar en desayunar o en despedirme de mi mamá, salí corriendo de mi habitación.
—¡Minji, espera! —gritó mi mamá desde la cocina, pero ya estaba demasiado lejos para escucharla.
Al abrir la puerta de entrada, mi pie tropezó con un zapato que había dejado fuera de lugar y caí de cara al suelo. “¡Genial! Solo me faltaba eso para empezar el día.” Me levanté rápidamente, sacudiéndome la tierra de las manos. Miré hacia el pasillo y decidí que debía cepillarme los dientes. Corrí al baño, pero al abrir el mueble de debajo del lavabo, me di cuenta de que no había colino.
—¡Hyunjin! —grité, mirando la puerta del baño. Mi hermano mayor siempre estaba en la ducha a esas horas. —¡Sácalo rápido!
—¡¿Qué?! —gritó él desde adentro, y pude imaginarlo rodando los ojos.
Me sentí un poco derrotada y, casi sin querer, las lágrimas comenzaron a acumularse en mis ojos. “No, Minji. No vas a llorar por esto.” Miré la hora otra vez y, al ver que ya era tarde, sentí que el nudo en mi garganta se hacía más grande.
Finalmente, decidí salir a toda prisa y me dirigí hacia el auto. Sin pensar, me subí al coche de mi mamá. Justo en ese momento, la escuché gritar desde la cocina.
—¡Minji, ¿por qué te subes a mi auto?!
—¡Perdón! —grité de vuelta, dándome cuenta de mi error y rápidamente saltando al auto de mi papá que estaba justo al lado.
Arranqué el motor y salí de la entrada de casa, sintiéndome un poco aliviada por estar en movimiento, pero aún llena de nervios. “¡Esto va a ser un día largo!”, pensé mientras aceleraba hacia el entrenamiento.
Llegué al gimnasio con el corazón latiendo a mil por hora, aún tratando de recuperar el aliento de la carrera. Al abrir las puertas, el aire fresco y el sonido de las pelotas de voleibol golpeando el suelo me recibieron. Aun así, no podía evitar sentirme expuesta. Miré a mi alrededor y vi a mis compañeras de equipo, algunas de ellas ya en pleno calentamiento. Sus miradas se posaron en mí, y sentí una mezcla de lástima y diversión en sus ojos. Definitivamente, esta no sería mi semana.
—Minji, ¡por fin llegas! —dijo la entrenadora, una mujer de estatura media y con una energía que siempre me dejaba sin aliento. Su nombre era Sra. Kim, y no era fácil de complacer. Con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, agregó—: Como llegaste tarde, hoy harás ejercicio extra. ¡Vamos, a calentar!
Me dirigí a la esquina de la cancha, donde empecé a hacer saltos y estiramientos mientras la entrenadora se reía levemente. Mis compañeras me miraban con compasión, pero al mismo tiempo sabían que no había nada que pudieran hacer por mí.
Después de unos minutos de calentamiento, la Sra. Kim decidió que era hora de jugar. —Quiero que hagamos un partido de voleibol. Colóquense en sus posiciones. —Con esa orden, el ambiente se llenó de energía.
Me coloqué en mi lugar, nerviosa y aún sin haber tenido mi café de la mañana. El silbato sonó, y el juego comenzó. La primera bola fue lanzada hacia el equipo contrario, y todo se volvió una serie de movimientos rápidos y gritos.
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Amor a Primera Discusión (Bbangzas)
De TodoMinji y Hanni tienen una relación complicada. Todo comenzó con una discusión, pero pronto se convierte en algo más profundo. En un juego constante de provocaciones y desafíos, ambas descubrirán que los sentimientos pueden ser tan intensos como los c...