parte 11

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Haerin

Caminaba rápidamente, esquivando a los estudiantes mientras mi mente repetía un solo nombre: Danielle. Apenas había dejado a Minji para venir a buscarla, pero cada segundo que pasaba se sentía eterno. Mi corazón latía con fuerza, como si quisiera gritarme que no la dejara ir, que no la abandonara otra vez.

Al girar el pasillo, la vi. Estaba allí, con la espalda apoyada contra una pared, los brazos cruzados, como si me hubiera estado esperando, pero sus ojos delataban todo lo contrario. Estaban apagados, llenos de una tristeza que me atravesó el alma.

Me acerqué, tratando de elegir las palabras, pero antes de que pudiera siquiera hablar, Danielle alzó la mano.

—No quiero escucharte, Haerin. —Su voz era firme, aunque el dolor se reflejaba en cada palabra—. No me busques, ¿entiendes? Ya no me busques más.

Sentí cómo algo se rompía en mi interior. Mis manos temblaban, y una sensación de culpa me envolvió, esa culpa que había intentado ignorar por tanto tiempo. Quería pedirle perdón, decirle cuánto me importaba, pero las palabras no salían.

—Danielle, yo… —Susurré, dando un paso hacia ella—. No sabes cuánto me duele todo esto. Pero yo… no tengo el valor que tú tienes. Tengo miedo, miedo de que mis padres descubran que la persona que amo eres tú. Pero eso no significa que no te ame.

Ella me miró con una mezcla de rabia y desilusión, pero también una chispa de ternura que aún no se extinguía del todo.

—¿Sabes qué, Haerin? —Su voz se quebró un poco, y bajó la mirada—. Siempre he esperado que te des cuenta de lo que somos juntas. Pensé que era suficiente para ti. Pensé que no te importaría lo que los demás dijeran, que solo nos bastaría amarnos, pero cada vez que te veo dudar, siento que… que no soy suficiente. ¿Por qué tienes que esconderme?

Quería acercarme, abrazarla, pero sentí que cada paso hacia ella aumentaría su dolor. La miré con los ojos empañados, las palabras atoradas en mi garganta.

—Danielle, eres lo mejor que me ha pasado. —Mi voz apenas era un susurro—. Mi corazón es tuyo, aunque no sea capaz de gritarlo a los cuatro vientos. Eres tú la que me hace feliz, la que quiero ver al final del día. Y… me duele tanto que no lo entiendas.

Ella sacudió la cabeza, como si esas palabras no fueran suficientes.

—No, Haerin. No entiendes. Esto no es solo “felicidad”. Amar a alguien significa estar dispuesto a arriesgarse. Pero tú… tú te escondes de todos.

—Es que no puedo, Danielle. No tengo la valentía que tienes tú. —Confesé, bajando la mirada, avergonzada de mí misma.

Danielle suspiró, y pude ver cómo sus hombros se hundían, como si estuviera agotada de luchar contra algo que sabía que no podía cambiar.

—Entonces… creo que necesitas tiempo para entender lo que quieres. Y mientras tanto, creo que yo también merezco un descanso. No puedo seguir sintiéndome así, como si cada vez que estamos juntas fuera una cuenta regresiva hasta que decidas abandonarme por miedo.

Cada palabra que decía me lastimaba más y más, y sentí que no podía soportar la idea de perderla. Pero ella estaba decidida, y aunque sus ojos reflejaban tanto dolor como los míos, también había en ellos una determinación inquebrantable.

Danielle se dio la vuelta, y esta vez, la dejé ir, preguntándome si algún día tendría el valor para merecer su amor.


Mínji




Amor a Primera Discusión (Bbangzas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora