𝐁𝐈𝐋𝐋𝐅𝐎𝐑𝐃 𝐌𝐄𝐗𝐈𝐂𝐀𝐍𝐎.

Feria Tabasco.

-Bill-

Hubiera dejado a Ford dormido afuera y yo en la cómoda camita.

—!Buenos días alegría!

—Alergia será.

Abrió la puerta de Cristal y se apegó a ella como princesa de Disney recién levantada.

—Me cagas.

—¿Cómo dormiste, rubio mal teñido?

—Pues, dejando de lado que hubo una puta tormenta, un búho, que ni deberían haber aquí por cierto, me intentara quitar los ojos y después me cagara encima; yo creo que dormí bastante bien.

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Mientras caminaban sin rumbo pasaron por un Comex, por un Chedraui, Un Boston's, Por el Costco, el Office Depot, Home Depot, Sam's, y el Waldo's.

—Billy, deberíamos ir al Waldo's.

—¿Cómo me dijiste?

—Billy.

El rubio se quedó quieto, su semblante cambió drásticamente, sus ojos se apagaron y una cara completamente seria se plantó en su rostro.

—No me llames así.

Stanford lo miró confundido y se acercó a él.

—¿Por qué, te molesta?

Bill no respondió su pregunta y siguieron caminando hacia el Waldo's. Satnford lo alcanzó y al mirarlo notó que estaba como antes.

—Bill.

—¿Qué pasó, güey?

Le respondió tranquilo, como si nada.

—Eh, ¿sí vamos a ir al Waldo's?

—Nah, aparte acuérdate que vamos a la Feria eh.

—¿Con este sol?

—Tienes razón, ¿entonces que hacemos por mientras?

—Fuck.

—¿Eh? "Ai don espik taka Taka".

—Naaaaada.

Siguieron caminando con total tranquilidad hasta que a lo lejos vieron un coco bongo, se miraron al segundo y asintieron.

. . .

«La mejor decisión de mi vida.»

Pensó Bill mientras bailaba junto a las demás mujeres de aquel lugar. Las tomaba de la cintura y bailaba junto a ellas como si se estuviera ligando a cada una de ellas.

—Te ves hermosa.

Tomo a una mujer de la barbilla y besó su cuello mientras otras mujeres se le arrimaban.