Narra Meredith
No sé si lo que hice está bien o está mal, sólo sé que Addison abrazó esa caja durante todo el camino a casa. Es extraña, parece tener un muro de poder a su alrededor, pero se quiebra desde adentro hasta que algo en explota y te permite ver su vulnerabilidad. Es un enigma que quiero resolver, una tierra desconocida la cuál ansío conocer, quiero saber más sobre esa mujer.
- Llegamos...¿Te encuentras bien? - pregunté, con una mano sobre su hombro.
- Estoy bien, gracias por hacer todo ésto por mí, te tendré en cuenta para seguir teniéndote como interna - contestó, con esa sonrisa tierna que logra arrazar con su fachada ruda.
- Será un placer - besé su mejilla y bajé del auto antes de seguir tensando las cosas, siempre busco una excusa para tocarla, es inevitable.
Le abrí la puerta de mi casa como si estuviera recibiendo a un miembro de la realeza.
- ¡Oh! ¡Meredith! - gritó, al ser atacada por mi perro, lo rescaté hace poco y nos estamos acostumbrando a tenerlo en casa.
Él saltaba para saludarla, mientras ella hacía todo lo posible por esquivarlo y huír.
- ¡Doc! Ven aquí, déjala - dije, calmando a mi amiguito, para que mi jefa estuviera tranquila.
- No me dijiste que tenías un perro - se quejó, sacudiendo los pelos de su ropa.
- Tú no me dijiste que estabas embarazada - retruqué, dejándola sin palabras.
Me quedé en silencio, teniendo que me derrumbara con sólo un par de palabras, pero en lugar de eso, sólo movió su cabello como una diva y dejó su abrigo aparte para poder conocer mejor a Doc.
- Hola, precioso, no vas a morderme ¿No es así?- dijo, mientras rascaba su cuello y acariciaba su cabecita.
Él la olía, completamente fascinado con su presencia...de tal palo, tal astilla.
- ¿Quieres beber algo? - pregunté, yendo a la cocina para poder dejar de mirarla.
- El vino que compraste suena tentador - dijo, con una sonrisa coqueta.
- Puedo servir un par de copas de vino...si accedes a hablar con Julio - propuse, acercando el oso de felpa a su cara.
- No voy a hablar con Julio, creo que le gusta más a tu perro - intentó quitarmelo para dárselo a Doc, pero claramente no iba a dejar que eso sucediera.
- Vamos, sólo inténtalo - rogué, sonriendo con el peluche entre mis manos.
Me miró de pies a cabeza con un odio que se desprendía de su cuerpo. Tomó al oso con furia y lo miró de frente para hablarle.
- Hola...Julio, soy Addison, y siento que ésto es muy muy muy estúpido, te toca - me lo devolvió y puso una mano en su cintura como si hubiera salido victoriosa.
- Hola, Julio, yo soy Meredith, y no he intentado suicidarme en los últimos meses ¡Sigues tú! - dijes siguiendo su juego para borrar esa sonrisa de su rostro.
- Olvídalo, no hablaré de ésto contigo y mucho menos con un juguete barato, sólo sirve el vino, se supone que tengo 2 horas más de terapia - exclamó, mostrándose cansada.
Accedí de mala gana y ambas nos trasladamos a la cocina para destapar aquel vino que parecía ser muy prometedor. Ella sonríe, juega y habla con normalidad, pero esos ojos brillantes ahora se ven opacos y exhaustos, como si estuvieran pidiendo ayuda a gritos.
- ¿Cómo está el hospital sin mí? - preguntó, dibujando círculos alrededor de su copa.
- Normal, supongo, aunque Bailey va a matarnos a todos en cualquier momento -
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Montgomery's Anatomy
Fanfiction¿Qué hubiera pasado si la persona que huía a Seattle no era Derek, sino Addison? Ella iniciará una turbulenta relación con una interna para curar su despecho, pero todo cambiará cuando su esposo regrese de Nueva York para intentar arreglar las cosas...