Una Amante

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Narra Addison

Una vez más estaba evadiendo mis responsabilidades mientras brincaba sobre el regazo de Meredith con sus dedos dentro de mí. Su mano libre apretaba mi trasero, su boca devoraba mi cuello y mis pechos rozaban con los suyos, haciéndome olvidar todo lo que ocurría a mi alrededor.

- Abre un poco tus piernas, linda...- pedí, deslizando mi mano hacia su zona para estimularla.

Descubrí que mi cosa favorita de tener sexo con ella son los orgasmos simultáneos, tenemos una especie de conección especial para eso que nunca había tenido con nadie antes. Tenía sus labios atrapados con los míos, ahogando los gemidos que querían salirse del auto, es increíble que nadie nos haya atrapado aún.

Aumentamos el ritmo cada vez más hasta que culminamos en el último gran orgasmo que tendríamos esa tarde. Ella quitó sus dedos empapados de mí y me abrazó, dejando que descansara sobre su hombro.

- Me gustan mis sesiones de terapia con usted, doctora Grey - murmuré, dándole besos en el cuello y la mandíbula, disfrutando de su piel.

- Webber va a matarnos cuando se entere de ésto ¿Lo sabes? - preguntó, acariciando mi espalda con sus dedos delicados.

- Lo sé...pero no quiero pensar en eso ahora - estaba demasiado cómoda y satisfecha como para arruinar el momento con cosas negativas.

Mi terapia psicológica va muy bien, no tuve que lidiar con terapias alternativas ni grupales que son "parte del programa" y las reemplacé con un sexo espectacular a unas cuadras del lugar, no veo lo malo.

- ¡¿Addison?! - ese grito, sumado a un golpeteo en la ventanilla, me hizo saltar y golpear mi cabeza contra el techo del auto.

- ¡Auch! ¡¿Amelia?! ¿Qué diablos? ¡Deja de mirar!- chillé, buscando algo con qué cubrirme.

- Carajo ¿Quién es? - preguntó Mer, subiendo sus bragas y alcanzándome mi ropa.

- Es mi cuñada, se supone que estaba en Los Ángeles ahora, no sé qué hace aquí - le expliqué, de la forma más resumida posible.

- ¿Qué hago aquí? Casi te mueres, idiota, y tuve que enterarme por Mark - se quejó, apoyada en la puerta.

- ¿Mark sigue aquí? - pregunté, colocándome mi blusa en ese espacio tan reducido.

- Sí, quiere explicaciones por lo del aborto, pero le dije que te dejara en paz y que tenías tus motivos, me debes una -

Terminé de vestirme como pude y bajé del auto, dejando que Mer terminara de arreglarse. Me paré frente a ella y me miró de arriba a abajo.

- Veo que no desaprovechaste el tiempo, pelirroja...- dijo señalando al auto de forma burlona - Ven aquí, te extrañé demasiado - me acercó a ella y me dió un abrazo cargado de amor sincero.

- También te extrañé - murmuré sin querer soltarla.

- Jamás creí que pudiera estar a punto de perderte, lamento mucho todo por lo que estás pasando - dijo, sujetando mi rostro entre sus manos - Sé que la rehabilitación es espantosa, créeme, y al final del día no sirve de nada, pero yo estoy aquí, y te juro que seré tan insoportable que no necesitarás ni siquiera las terapias - siempre me hace reír con sus ocurrencias.

- Amy...no es necesario que te quedes para cuidarme, puedo hacerlo sola - contesté, acariciando su brazo, sin poder creer lo mucho que había crecido.

- Debo quedarme, me despidieron y necesito un empleo, fuí a hablar con Webber ésta mañana - dijo, con toda la tranquilidad del mundo.

- ¡¿Te despidieron?! ¿Cuándo pasó eso? -

- Hace unas semanas, ese no es el punto ahora - siempre intenta evadir esos temas, no debería sorprenderme.

Montgomery's AnatomyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora