Emboscada

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Narra Meredith

Hice un par de cuadras en mi auto, sin dejar de pensar en lo que pudo haber pasado, sé que sólo es mi paranoia ¿Pero qué tal si no lo es?

Justo en ese instante, recibí una llamada de un número privado, tuve que frenar y estacionar en una orilla para poder contestar.

- Buenas tardes, me comunico desde el Harborview Medical Center por Addison Montgomery Shepherd - dijo, una voz que había escuchado hace poco.

- Hola, yo acompañé a Addison ¿Hubo algún problema? - pregunté, mordiendo mis uñas.

- No hemos podido comunicarnos con ella para decirle que la dosis que pidió en farmacia era el doble de lo que necesitaba, intentamos prevenir que pueda ocurrir algún accidente debido a la equivocacion - explicó la mujer, dejándome sin palabras.

- Yo...estoy cerca del lugar en el que se hospeda, iré con ella - no supe que más decir, sólo colgué y dí una vuelta peligrosa a mitad de la autopista para regresar casi volando al hotel.

Intenté llamarla nuevamente, pero no pasaba nada, era como si la tierra se la hubiera tragado. Bajé del auto, dejándolo muy mal estacionado, ese presentimiento maligno se volvía cada vez más fuerte y mi desesperación aumentaba a cada segundo.

Corrí hacia el ascensor y apreté los botones de manera muy insistente, cuando estás apresurada, todo parece ir más lento. La puerta de su habitación tenía llave, toqué varias veces, pero nadie contestaba.

- Disculpe, señorita ¿Tiene llaves para ésta habitación? - le pregunté a una mucama que intentaba subir su carrito de limpieza al ascensor.

- No puedo darle llaves si no reside aquí, lo lamento, es por seguridad -

- Es urgente, por favor, mi amiga está ahí adentro con un cóctel de pastillas y no responde, necesito ver qué está bien - supliqué, dejando que mi angustia colaborara para convencer a la mujer.

- Está bien...pero entraré con usted - dijo, haciéndome a un lado y buscando en su enorme llavero, aquella llave que correspondiera al cuarto de Addison.

- Muchísimas gracias - dije, mientras movía mi pie con impaciencia.

Parecía que esa puerta nunca iba a abrirse, hasta que un "click" me devolvió el alma al cuerpo.

- ¡Addison! ¿Estás bien? Soy Meredith, creí que podías necesitar ayuda - dije, buscando algún rastro de ella en la habitación.

Por el suelo, había pequeños charcos de agua que iban hacia el baño, parecía que habían arrastrado bolsas de hielo por todo el lugar.

- Señorita, aquí no hay nadie - dijo la empleada, queriendo llevarme otra vez afuera.

La ignoré y fuí hacia el baño, apenas abrí la puerta, mi corazón paró en seco, esperaba cualquier cosa, menos lo que acababa de presenciar...no estaba lista para eso.

- ¡Por dios! ¡Llamaré a una ambulancia! ¿Está viva? - gritó la mucama, corriendo de un lado a otro.

- Addison ¿Qué mierda acabas de hacer? - dije, mientras sacaba su cuerpo marchito por el frío de aquella tina teñida de rojo.

Su entrepierna chorreaba mucha sangre, su piel estaba pálida como la de un muerto y su pulso era tan débil que apenas podía sentirlo.

- ¿Por qué sigues ahí? ¡Llama a una ambulancia!- grité, perdiendo la paciencia y la cordura.

Era muy probable que tuviera hipotermia, no respondía a ningún estímulo y la sangre se multiplicaba, cayendo como un manantial. A un lado de la tina, había una botella de whisky vacía y el envoltorio de las pastillas que le recetaron, además de otras que se usan para dormir.

Montgomery's AnatomyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora