Aterrizaje

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Y aquí estaba... Londres, Inglaterra. Sin ningún techo, ningún peso de más y para acabar mi sueño: estaba lloviendo. En otras circunstancias me pararía a mojarme en la lluvia, pero hoy no, no con solo 320 libras esterlinas. Eso quería decir que todavía tenia sentido común, aunque a veces en mis términos significaba una barrera con letras pintadas en ella diciendo: NO, PORQUE ERES UNA MEDIOCRE, pero estoy aquí, en la tierra que estaba en mi lista de cosas que hacer antes de volverme completamente loca.

Un taxi sonó su claxon  y voltee alzando la mano y acercándome a la ventanilla lo más que pude sin bajarme de la banqueta.

- ¿Cuánto sería?- Entorné los ojos-

-Depende a donde va-Su voz casi no se escuchaba por la pequeña corriente de agua que pasaba como un canal en medio de nosotros, los pasos y voces apresuradas de las personas que corrían a protegerse del agua. Pero esa pregunta, fuera retorica o literal, en este momento no era buena señal.

-¿Va a tomar el taxi o no? Hay gente esperando-El conductor gracias a... lo que sea me sacó de mi crisis existencial.

-¡¿Sabe de algún lugar económico para pasar la noche?!- Ahora ya estaba gritando para que me oyera bien y no tenerle que decir unas 20 veces lo mismo hasta que entendiera.

-¡Si!

-¡La puerta de atrás! ¡me mareo enfrente!- Apunte con el dedo para que la abriera. En realidad el mareo seria al revés en la mayoría de los casos, pero aún aquí en la ciudad prometida no podía confiar en desconocidos; en mi país si te subías a un taxi y el chófer no te secuestraba era un milagro... gracias sentido común.


Pasé las calles  en busca del bendito reloj gigante y de la mega rueda de la fortuna... no, esas calles con esas figuras famosas estaban en los puntos para los turistas con dinero, no para una enferma mental.

Solo obtuve una vista de las casas, eran hermosas, el tipo de casas que ilustran en los libros de Sherlock Holmes en la era pos-moderna para niños: casas de doble piso con lámparas de la época de la ilustración pero con carros lujosos del año.

 ¿Cómo pueden ser tan sofisticados pero al mismo tiempo modernos? ¿cómo pueden vivir aquí sin pensar que tienen la vida que muchos... espera,¿Qué?

Mientras más avanzábamos las casas no tenían ese toque anticuado, sofisticado y elegante. Sino que ahora eran dúplex, después casas de dos cuartos hasta que 35 minutos desde que subí al carro el paisaje se pintó de vecindades las cuales tenían graffiti, ventanas rotas y paredes despintadas. La lluvia arreció y el coche se detuvo...

-Aquí rentan cuartos a  15 libras la noche.

-¿Es lo más barato?

-Es lo más barato sin caer en la basura. Es mitad vecindad, mitad motel.

-¿Cuánto es? ( Estaba casi llorando de la desesperación de sentirme desprotegida, ni mi madre, ni siquiera un maldito perro por Dios... ¡Dios! dicen que te sigue a todas partes ¿No? que se supone que él siempre va contigo... Lástima que en los últimos 5 años me empeñe a borrar toda fe en mí. ¡Maldición!, mierda, si quiero creer en Dios no debo decir mierda,chingado, mierda ¡Lo dije otra vez!

-¿Disculpe?- Y miró por el retrovisor haciendo un gesto de confusión con sus cejas-

No me di cuenta que estaba pensando en alto en mi idioma natal. Ahora el taxista me tenía miedo. Bien Olivia, bien...

Olivia y el tren de lluvia  (Olivia and the London rain)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora