Pasaron varios meses desde aquella noche en la que me abracé a mí misma como nunca antes lo había hecho, y cada día sentía cómo crecía una versión de mí que desconocía, una persona más fuerte, más segura. Mi vida se llenaba de nuevas experiencias, amistades y proyectos que me inspiraban profundamente.
Un día, recibí una invitación inesperada: un evento musical de gran escala que reunía a artistas de todas partes del mundo. Me invitaron como parte de un programa de talentos emergentes que destacaban en la escritura de letras para canciones, algo en lo que me había sumergido en los últimos meses. Fue un honor y una sorpresa, y decidí aceptar sin pensarlo dos veces. Sentía que era un paso más en mi crecimiento, una oportunidad para conectar con mi amor por la música desde otro ángulo.
El evento se llevó a cabo en Seúl, un lugar que había evitado desde mi despedida con Jung-Kook. Al principio, pensé que sería doloroso regresar, pero al pisar la ciudad, sentí que mi corazón estaba en paz. Caminé por las calles llenas de recuerdos y me dejé envolver por la nostalgia, sabiendo que cada rincón al que miraba era un reflejo de lo mucho que había crecido desde entonces.
La noche del evento, la atmósfera estaba cargada de emoción. Era una mezcla de luces, risas y la energía vibrante de miles de personas. Me encontré rodeada de grandes músicos, compositores, y personalidades del medio artístico. Era surrealista estar allí, y mientras me perdía en la euforia de la noche, me di cuenta de cuánto había cambiado mi vida.
Entonces, en medio de la multitud, lo vi. Era Jung-Kook.
Llevaba un traje elegante, su cabello ligeramente desordenado y una expresión serena. Mis nervios se dispararon por un momento, pero logré calmarme al recordarme que estaba allí por mí, que esta noche no giraba alrededor de él, sino alrededor de mis propios logros. No me iba a esconder ni a huir. Había llegado demasiado lejos para dejar que el pasado me controlara.
Mientras él hablaba con alguien, nuestras miradas se encontraron. Pude ver el destello de sorpresa en sus ojos, seguido de una sonrisa cálida. Después de un instante de duda, se acercó a mí, y ambos nos quedamos en silencio por unos segundos, como si el tiempo se hubiera detenido.
—No esperaba verte aquí —dijo finalmente, con su tono suave y familiar.
—Ni yo a ti —respondí, intentando mantener la calma.
Hubo una pausa antes de que él continuara.
—Me alegra verte... verte bien.
—Gracias. Me alegra verte también —le sonreí con sinceridad.
A pesar de la incomodidad inicial, la conversación fluyó naturalmente. Hablamos sobre el evento, sobre la música, sobre nuestros últimos proyectos. Él me escuchó atentamente mientras le contaba sobre mi nuevo camino en la escritura de canciones, y parecía genuinamente orgulloso.
—Sabía que tenías talento, pero nunca pensé que te lanzaras al mundo de la música —comentó, sonriendo con esa mirada que alguna vez había sido tan familiar para mí.
—Supongo que necesitaba descubrirlo por mí misma —respondí, sintiendo una paz en esa confesión.
A medida que conversábamos, me di cuenta de que la chispa del pasado ya no estaba ahí. La conexión era distinta, una que reconocía el cariño y el respeto, pero que ya no buscaba revivir lo que alguna vez fuimos. Éramos dos personas diferentes, cada uno con su propio camino.
Cuando la noche llegó a su fin, Jung-Kook y yo nos despedimos con una sonrisa. No hubo promesas de volver a vernos ni intentos de rescatar lo que habíamos perdido. Ambos entendimos que nuestras vidas habían seguido adelante, que habíamos aprendido y crecido. Él era una parte de mí, una hermosa historia de amor que siempre llevaría en el corazón, pero que ahora solo era un recuerdo cálido, sin el peso del anhelo.
Esa noche, al regresar a mi hotel, me sentí en paz. Había cerrado el ciclo de la mejor manera posible, enfrentando el pasado sin miedo y con gratitud. Finalmente, estaba lista para todo lo que vendría, segura de que el amor más grande que había encontrado en todo ese viaje era el amor hacia mí misma.
Y así, el capítulo de Jung-Kook y yo encontró su último párrafo. Había sido una historia intensa y hermosa, pero ahora había dado paso a una nueva vida, una llena de posibilidades, de sueños, y, quién sabe, de nuevos comienzos.
A partir de ese momento, entendí que el verdadero final de cualquier historia es solo el comienzo de otra.
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Por siempre, Jung-Kook
FanfictionNunca pensé que una simple noche de concierto cambiaría mi vida para siempre. Que el chico en el escenario, con esa sonrisa perfecta y esa mirada intensa, se convertiría en algo más que una fantasía lejana. Pero el destino tiene formas curiosas de j...