VII - Distancia y Silencio

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Los días que siguieron a nuestra promesa fueron una mezcla de emociones contradictorias. Por un lado, seguía el consuelo de saber que él me quería, que ambos estábamos dispuestos a intentarlo a pesar de las adversidades. Pero por otro, cada día se sentía como una carrera contra el tiempo, como si en cualquier momento algo o alguien pudiera destrozar todo lo que habíamos construido.

Jung-Kook estaba cada vez más ocupado, y nuestros mensajes comenzaron a espaciarse. Las llamadas nocturnas se volvían más cortas y, aunque intentábamos mantener el contacto, yo empezaba a sentir la distancia en formas que no había imaginado. Era como si estuviéramos en dos mundos completamente diferentes, separados no solo por kilómetros, sino también por la presión y las expectativas de quienes lo rodeaban.

Un día, después de varios intentos fallidos de llamarlo, recibí un mensaje suyo.

Jung-Kook: "Lo siento... Esta semana ha sido una locura. No sé cuándo podré hablar, pero pienso en ti todos los días".

Quise sentirme reconfortada, pero también me dolía saber que nuestra relación estaba siendo desplazada, no por falta de amor, sino por la vida misma. Los días pasaron, y él seguía sin poder llamarme. Era frustrante y desgarrador ver su vida en fragmentos a través de fotos, videos y transmisiones en vivo, mientras yo quedaba relegada a la sombra, observando desde una distancia cada vez más dolorosa.

Una noche, decidí enfrentar mis sentimientos y llamarlo a pesar de que había dicho que estaba ocupado. Mi impulso fue más fuerte que mi orgullo, y marqué su número. Escuché los tonos y, justo cuando estaba a punto de colgar, él contestó.

—¿Hola? —su voz sonaba cansada, pero al escucharla, me sentí invadida por una mezcla de alivio y tristeza.

—Jung-Kook... —dije, sin saber bien cómo expresar todo lo que había estado sintiendo.

—Lo siento tanto —murmuró antes de que pudiera decir algo más—. Realmente quiero hablar contigo más, verte... pero todo esto me está superando. Hay días en los que no tengo tiempo ni para respirar.

Hubo un largo silencio entre nosotros. Sabía que no era culpa suya, y entendía la realidad de su vida, pero también me dolía.

—Lo entiendo —dije, aunque mi voz traicionó la tristeza que intentaba ocultar—. Solo... me siento muy lejos de ti. Es como si estuviera viendo tu vida pasar sin poder ser parte de ella.

Él suspiró, y en su voz escuché un eco de mis propios sentimientos.

—Yo también me siento así. Hay noches en las que solo quiero escapar de todo esto y estar contigo, dejar atrás la fama y la presión, solo... vivir, ¿sabes?

En ese momento, me di cuenta de que él también estaba atrapado, que esa vida de reflectores y fama era tan asfixiante para él como lo era para mí. Aunque amaba lo que hacía, también había momentos en los que se sentía perdido, agotado.

—Entonces, escapemos juntos cuando puedas. —Mi propuesta fue más un susurro, una fantasía que ambos sabíamos que no sería fácil de cumplir, pero que en ese instante nos brindó algo de esperanza.

—Me encantaría —dijo, y pude imaginar su sonrisa cansada al otro lado—. Cuando termine esta gira, prometo que te llevaré a algún lugar donde nadie nos encuentre.

Después de esa conversación, volví a aferrarme a la esperanza de un futuro juntos, un lugar donde podríamos ser simplemente nosotros. Sin embargo, la realidad fue mucho más complicada. La gira continuaba, y cada vez era más evidente que nuestro tiempo juntos se estaba volviendo una utopía lejana. Nuestros mensajes se hicieron menos frecuentes, las llamadas cada vez más breves, y el silencio empezó a llenar los espacios vacíos entre nosotros.

Una noche, mientras estaba sola en mi habitación, decidí escribirle una carta. No una carta para enviarle, sino algo para mí, algo que pudiera leer cuando sintiera que estaba perdiéndolo. Me senté en mi cama, con la única luz de mi lámpara, y dejé que mis sentimientos fluyeran.

Querido Jung-Kook,

Sé que ambos sabíamos que esto no sería fácil. Desde el primer momento en que te conocí, entendí que estar contigo era como caminar sobre el filo de una navaja, atrapados entre la realidad y la fantasía. Pero nunca pensé que este amor pudiera doler tanto.

A veces me pregunto si realmente podré soportarlo. Si podré ver cómo el mundo entero te admira, cómo te rodean, cómo llenan cada rincón de tu vida, mientras yo solo puedo verte desde lejos. Me pregunto si, al final, seré lo suficientemente fuerte para sostenerme en la sombra, para vivir en un lugar donde nuestro amor solo existe en susurros y promesas a la distancia.

Te amo, pero... ¿hasta cuándo podremos sostenernos así? ¿Cuánto más podremos resistir antes de que la realidad nos alcance y destruya lo que tenemos?

Con amor,

Yo.

Guardé la carta en un cajón, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Había liberado lo que sentía, pero también sabía que mis dudas no se disiparían fácilmente. La noche se volvió interminable, y en mi mente resonaban las palabras que no me atreví a decirle.

Días después, mientras estaba en el trabajo, recibí una notificación en mi teléfono. Era una noticia que mencionaba a BTS, algo bastante normal, pero lo que vi me dejó sin aliento. Una entrevista reciente de Jung-Kook se había vuelto viral, y en un fragmento, le preguntaron sobre los rumores de su vida amorosa.

—¿Te preocupa que la fama afecte tu vida personal? —le preguntó el entrevistador.

Jung-Kook guardó silencio por un momento, y su expresión cambió a una mezcla de seriedad y vulnerabilidad.

—A veces, pero creo que todos tenemos derecho a ser felices, a tener a alguien que nos entienda y nos apoye... incluso si el mundo no lo comprende.

Ver esas palabras, leerlas una y otra vez, me hizo sentir una oleada de emociones encontradas. Estaba hablando de nosotros, o al menos así lo sentía. En ese momento, supe que, aunque no lo mencionara directamente, él estaba intentando proteger lo que teníamos, darme un lugar en su vida, aunque fuera en silencio.

Esa noche, mientras miraba las estrellas desde mi ventana, me di cuenta de que estaba viviendo un amor como pocos, un amor lleno de altibajos y sacrificios. Pero, a pesar de todo, sabía que no podía rendirme. Porque incluso si el mundo entero desconocía nuestra historia, para mí, era la historia de amor más real y valiente que había vivido.

Y así, me prometí a mí misma resistir. Por él. Por nosotros.

Por siempre, Jung-KookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora