2. Mirajane Strauss

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Dejé un vaso sobre la mesa de Juvia, ella dedicándome una sonrisa antes de mirar en otra dirección. Erza abrió la puerta principal de golpe, haciendo que retumbara todo el lugar. El maestro frunció el ceño y murmuró unas cuantas quejas. Cerró los ojos y soltó un suspiro. Erza avanzó con la mirada fija delante, con expresión furiosa. Golpeó con fuerza la mesa. Algunos líquidos salieron de los vasos para esparcirse a su alrededor. Solté un suspiro antes de buscar con que limpiar el desastre que Erza había causado.

-¡Natsu y Lucy robaron un trabajo de clase S!

El maestro escupió su bebida. Luego de limpiarse con su muñeca, restregó los ojos y miró a Erza.

-Estoy quedando viejo para esto... Lleva a Gray y ve a buscarlos.

Ella asintió para luego retirarse, tomando a Gray del brazo en su camino. A pesar de sus quejas, ella no lo soltó y salieron con un fuerte portazo. Mordí mi labio, estaba nerviosa. Natsu y Lucy ya habían causados suficientes problemas la última vez que se fueron solos en una misión, por esa razón Erza y Gray tienden a acompañarlos... además de que se consideran un equipo.

-No es que Lucy cause muchos problemas igual -Murmuré para mí misma- Natsu siempre es quien destruye todo.

Apilé los vasos en una bandeja y terminé de limpiar el resto de la bebida. Sonreí a Juvia antes de retirar su vaso vacío. Lo dejé con los demás y apreté la bandeja entre mis manos.

-Tendrás un poco de piedad con ellos ¿Verdad?- Posé mi mirada en el maestro.

-Esta vez tendré que ser más severo. No puedo permitir que todo se salga de control otra vez.

-Sabes que siempre fueron así, no van a cambiar- Reí ante el recuerdo de Natsu y Lucy al regresar cargados por Erza.

-Tendrán que hacerlo esta vez- Su voz sonó más fría de lo normal.

Suspiré decepcionada y me senté un poco más lejos de donde se encontraban los demás. Lo que estaba haciendo era injusto, por más que lo desobedecieron. Apoyé mi mejilla sobre mi mano. Sentí un leve toque en el hombro y mis ojos se encontraron con los de Juvia. Ella le dio un leve apretón a mi mano y se sentó a mi lado.

-¿Estas bien? No pareces tan alegre como siempre.

-Nada, solo creo que el maestro exagera un poco. Además....- Detuve las palabras antes de que salieran de mi boca. Levanté la cara, examinando mis alrededores.

-Puedes decirme lo que necesites.

Sus ojos azules seguían posados en mí. Pude notar que su expresión era un poco cansada, se podría decir que hasta triste. Negué con la cabeza y volvía a recostar mi mejilla contra mi mano. Escuché unos gritos provenientes de unas mesas más cercanos a la puerta. Debía volver a trabajar. Aparté unos cabellos de mi cara, mantuve mi cabeza en alto y caminé hacia adelante.

Nota:

Hola! Acá va el segundo capítulo. Si, ya sé que es corto pero no podía poner nada más en este. Lo que sigue tiene que ser narrado desde otro punto de vista y ya verán :)

►Ice

Cambios InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora