5. Mirajane Strauss

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Solté la maleta al lado de mi cama y me miré en les espejo. Recogí mi cabello en una alta coleta para luego ver unos pocos cabellos caer sobre mi cara. Arrugué la tela de mi vestido entre mis manos. Estaba nerviosa, pero esto era necesario. Tomé las botas que había dejado fuera y me las coloqué lentamente. Volví a mirarme en el espejo, buscando alguna señal que me diga que todo saldría bien. Un suspiro escapó de mis labios mientras apagaba las luces y cerraba la puerta con llave. Caminé en dirección a la estación de trenes, tratando de no mirar atrás. Lamentablemente Fairy Tail quedaba en el trayecto a la estación de trenes, así que había una posibilidad de ser vista. Caminé con cuidado al pasar el gremio, tratando de no llamar la atención.

-¡Mirajane!- Una voz a mis espaldas gritó con fuerza- ¿Qué estás haciendo?

Apreté los puños y giré para quedar de frente con mi hermano. Él se acercó un poco y apuntó con su dedo el bolso que cargaba en mis manos.

-¿Vas a algún lado?

-Yo...yo...- Negué con la cabeza- Solo estoy entregando algunos pedidos de parte del maestro. No tardo.

Parecía un poco confundido, pero asintió levemente antes de caminar en dirección del gremio. Cerré los ojos por unos segundos, aliviada. Giré sobre mis talones y corrí hasta llegar a la estación. Lucy y Juvia ya se encontraban frente al tren, sentadas sobre sus maletas mientras esperaban. Lucy esbozó una leve sonrisa antes de entrar. Dejamos las tres maletas en el asiento delante de nosotros para luego sentarnos. Juvia llevaba su corto cabello recogido con algunas horquillas, pero Lucy mantenía su peinado usual. Acaricié la tela de mi chaqueta negra mientras evitaba mirar por la ventana. Si me volvía sentimental, sería más difícil dejar lo que una vez fue nuestro hogar.

-Todo estará bien, esto es lo mejor que podemos hacer por ahora- Lucy tomó mi mano y las de Juvia.

El tren comenzó a moverse. Sentí los latidos de mi corazón acelerarse, pero no por miedo. Lo que sentía en este momento era nerviosismo por un nuevo comienzo. Aun así, no me arrepiento de huir del gremio.

Juvia sacó unas golosinas para todas, cada una agarró una. Quité la envoltura e hundí mis dientes en la comida. El dulce sabor de la golosina inundó mi boca en cuanto tomé le primer mordisco.

-Gracias Juvia, está delicioso.

Recosté mi cabeza contra el respaldo, y pude ver a Juvia tratando de dormir. Lucy tenía la mirada perdida, solo miraba por la ventana.

-Lucy- Ella volteó a mirarme- Intenta dormir un poco antes de llegar. Solo cuida tus llaves por si pasa algo, no queremos que los lastimen.

Ella suspiró y negó con la cabeza, una sonrisa impresa en sus labios. Cerré los ojos intentando dormir. Sería mejor descansar durante el viaje.

Cambios InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora