Capitulo 23

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Charly, cuando llegó a su casa, ya escuchaba los gritos algo desesperados de la madre que estaban retando al padre por no darse cuenta que Charly no estaba. Él se había ido como por casi cuatro otras, además de que era bastante tarde y el sol empezaba a esconderse. Llegó y su madre se calló, viendo a su hijo cerrar la puerta, lo fue a abrazar y le preguntó por donde estaba, solo respindio que fue a ver a sus amigos un rato.

Al cabo de las horas, un dolor intenso le pasaba por las caderas, sentía dolor de caminar, sentarse y caminar. Obviamente era culpa de lo que había hecho con Gustavo hace unas horas atrás, se ponía rojo al recordar eso, se avergonzó completo. ¿Por qué se había calentado? Quizás esa persona enojada que mostraba Cerati era el causante de eso.

Y los días pasaban, se seguían ignorando y su mal estar para ambos iba empeorando. Al igual que las dudas de los amigos de Gustavo. Lo veían raro, entonces planearon en que quizás lo podían espiar un rato para ver en qué andaba.

Alberti hablaba de lo más que la estaba pasando en el psicólogo pero sentía que no lo estaba ayudando, sentía que nada lo podía ayudar, solo sentía que lo ayudaba hacerse daño, cosa que volvió a hacer. Hasta que conoció unas amigas en una de las jodas que salía. Fue una noche dónde sentía que el alcohol no lo alejaba de sus malos pensamientos, entonces se fue al baño a hacer sus necesidades. Y ahí, cuando otro, un olor y humo peculiar opacaba el baño; marihuana. Habían algunos chicos que estaban fumando y vieron a Charly ahí, quiero sin saber que hacer. Ellos le ofrecieron, con los ojos rojos y ese peculiar olor. Él acepto, ya no le importaba nada. En la primera calada, se ahogo un poco, ya que no fumaba y era la primera vez. Así como fue su primera vez, le encantó. Al cabo de las horas, se sentia más libre y pensaba en otras cosas flasheras. Cómo iba todos los días de joda, fumaba siempre. Eso lo ayudaba, hasta que llegó otra amiga más; cocaína. Esto fue gracias a que un chico de los que siempre le daba porro a Charly, empezó a llevar de la blanca, y obviamente no dudo en probarla. Esa noche solo inhaló una sola línea, y el efecto que le causó, le encantó. Cada noche que salía, tomaba, fumaba e inhalaba alguna que otra línea. Obviamente esto nadie lo sabía, ni sus amigos ni nadie

Gustavo estaba planeando otra vez separarse de sus "amigos", ya que la primera vez que intento no funcionó. Por eso a partir del primer intento, se le notaba más apagado en ese grupo. Ya tenía todo un plan para alejarse y confesar todo. Pero le aterraba de todos modos. Un día de la semana, él ya estaba pero decidido de que confesaría todo. A causa de eso, trataba muy mal y estaba muy distante con ellos, pero no lo hacía conciente. Ellos no dudaron en verlo y se pusieron de acuerdo en acosarlo ese mismo día.

En la salida, Gustavo se quedó parado, apoyado en la pared mientras esperaba que Charly saliera. Fumaba un cigarrillo con una sonrisa, ya sabía que iba a venir uno de esos días como los primeros, su amor volviendo a florecer después de pasar un momento raro. Este estaba esperando a que los amigos se cansen de estar ahí parados, pero tampoco se querían ir, querían ver qué hacia Gustavo.

—¿Estás esperando a alguien, Gus? —preguntó uno.

—No, ¿Por? —se llevo el cigarro a la boca.

—Porque estás mirando mucho quienes salen y te quedas acá, ¿Alguna chica? —dijo sonriendo mientras se acercaba un poco a él.

—No, no. —respondió con una sonrisa.

—¿Y esto? —dijo señalandole algo del cuello.

Gustavo se tocó dónde le señaló con una cara de shock. Ni él sabía que tenía.

—¿Que tengo?

—Un chupón. —se metió otro amigo entre risas.

Gustavo se puso rojo, recordó lo del otro día, esa tarde apasionada y violenta con Charly. Pero, ¿Cómo no se había dado cuenta antes?

why not? | Gustavo Cerati & Charly AlbertiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora