Otoño Parte 2.

50 18 2
                                    

— No quería que te enteraras de esta forma. — Dijo Kyoka viendo a Yaomomo recibiendo su tratamiento.  — Pero Yaomomo nunca te lo diría...Bueno, nunca te lo dijo.

— ¿Tu sabias? — Preguntó Izuku con algonde tristeza.

— Siempre lo supe. Quería decirte, tenias derecho a saberlo.

Izuku se acercó lo suficiente para que Yaomomo lo invitara a acercarse. Las enfermeras lo saludaron amablemente mientras también le daban algunas indicaciones como mantener esterilizado el lugar.

— Hola, Izuku. Esto es raro, ¿no? ¿No tendrías que estar trabajando? — Dijo Yaomomo con su típico humor.

— Bueno... Kyoka insistió en que tenia que saber esto. — Mencionó Izuku mientras tomaba asiento junto a Yaomomo. — Yaomomo, ¿Qué es...?

— Hace unos años comencé a desarrollar ELA. Ya sabes, esclerosis lateral amiotrofica. Lo mantenía en secreto de mis padres pues mi abuela comenzaba a enfermar también... no quería que se preocuparan de más.

— Esto... no se como reaccionar ahora.

— No tienes que hacer nada... solo sosten mi mano.

Izuku se despidió después de un par de horas. Regreso con Kyoka en el autobús en donde la pelivioleta ahora veía al peliverde con preocupación y desilusión de lo que vio de Yaomomo el día de hoy.

Pero también había tranquilidad pues no era lo que el pensaba acerca de Yaomomo que lo utilizo para sexo solamente, sino que ahora entendía lo que pasaba con el y es que entendió que no le gusta ser lastimado u por eso evita relacionarse con la gente.

Izuku comenzó a visitar a Yaomomo frecuentemente ahora al saber de su condición. Para la pelinegra, esto era algo muy tierno de su parte y la dinámica continuaba siendo la misma con la pelinegra molestando al chico.

Pero las buenas noticias llegarían cuando le comentaron a Yaomomo que sería dada de alta en unos días pues su expectativa de vida había mejorado considerablemente.

— Hay mucho que no entiendo del ELA, Yaomomo. — Dijo Izuku.

— Izuku, el ELA no tiene cura, pero hay medicamentos que me dan un poco más de tiempo. — Menciono Yaomomo cabizbaja. — También no se sabe en que momento... tu sabes. En algún momento todo comenzará a fallar, y... eso sería todo.

— ¿Tienes miedo?

— Tengo... tengo tristeza.  Quisiera conocer más acerca de la vida. Llegar a la adultez... ir a París. Pero no tengo miedo porque en realidad jamás me iré.

— ¿Por qué?

— Porque seguiré viviendo en tu memoria y la de Kyoka. No  tengas miedo a relacionarte con la gente, Izuku. Ten miedo a que no te recuerden si quiera tu nombre.

Mientras Izuku se encontraba trabajando en la biblioteca, pensaba mucho en esa plática que tuvo con la pelinegra y comenzó a resonar en su cabeza el hecho de que, en efecto, muchas personas se refieren a él como "el peliverde".

Pero su perspectiva cambió cuando una niña pequeña que asiste cada día a la biblioteca se refirió a él por su nombre. Así como una señora, un señor, un niño, etc. La forma en como se relaciona con la gente es a través de sus acciones.

— Esto... se siente diferente.

Los días pasaron y Yaomomo ya se encontraba de nuevo en la escuela donde nadie sospechaba algo sobre su condición que la pelinegra tiene. Todo era risa y diversión a pesar de él rostro cansado y delgadez de la chica.

Del otro lado de la escuela, estaba Izuku caminando por los campos de baseball hasta llegar a la parte trasera del gimnasio. Su mente estaba distraída, claro está, pero escucho unos sonidos quien era Kyoka con un cigarro.

— Nerd, ¿Qué haces aquí? — Preguntó Kyoka nerviosamente.

— No tengo idea para ser sincero. — Fue la contestación. — El ver a Yaomomo como si nada... realmente es fuerte.

Y así, Izuku se dirigió al salón de clases ante la mirada preocupada de Kyoka que solo dejaba salir un suspiro y ver como un prefecto la encontró con un cigarrillo en la mano.

El peliverde se encontraba recostado en su cama observando el techo con su cabeza llena de miles de cuestiones pero todas relacionadas con cierta pelinegra y su enfermedad.

Izuku solo tomo su walkman y coloco dentro un cassette para escuchar música para así calmar esos pensamientos algo que fue en vano pues siguió torturando a su mente.

Entonces se dirigió a su escritorio y comenzó a trabajar en su tarea de la escuela a pesar de que no tenia intención de hacerla pues la fecha de entrega no sería hasta dentro de unas semanas.

Pero, al llegar a cierta parte, la palabra "París" se hizo presente e hizo que recordará qué Yaomomo quiere ir ahí. Esto solo le hizo cuestionarse qué si la familia Yaoyorozu es rica, por que no ha tomado la libertad de llevarla.

Entonces se dirigió al ático donde había una caja qué solo decía "sueño" y la abrió donde está contenía un sobre amarillo con dinero dentro por lo que se podría decir que es un ahorro del peliverde.

Una vez regreso en su habitación, comenzó a comparar precios en varias aerolíneas, la intención era clara: llevar a Yaomomo de viaje a París.

Al día siguiente, Izuku despertaba con su cuello entumecido pues se había quedado dormido en su escritorio. La pestaña de la aerolínea seguía en la parte de comprar vuelos.

Al ver por la ventana, el sol iluminaba toda su habitación, pero la convicción que tenía en su corazón era demasiado fuerte para él que sentía que no era el mismo al preocuparse por alguien más.

Izuku se vistió rápidamente aunque fuera ropa deportiva y salio a toda velocidad de su casa como si hubiera visto un fantasma pero ese no era el casi. Ni siquiera se detuvo en la parada del autobús.

Corría y corría hasta llegar a la puerta de los Yaoyorozu donde Yaomomo estaba en el jardín. Fue entonces que se acercó a abrir la puerta. Izuku estaba exhausto pues había hecho un gran recorrido.

— Izuku, ¿Qué haces aquí?

— Vamos... juntos.

— ¿A dónde Izuku?

— ¿No es obvio? A París. Yo te llevaré a París.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Allá Donde Solíamos Gritar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora