Capítulo 5: parte 3

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La sangre que se extendía a través del vendaje blanco se estaba volviendo cada vez más oscura. Parecía que la herida que apenas había sanado se estaba abriendo de nuevo. Ruth frunció el ceño al ver el terrible corte sin cicatrizar.

—¿Cómo demonios te lastimaste para que todavía esté así? ¿no dijiste que solo fue un corte pequeño?

Ruth dio la misma respuesta que había dado a Camiel, quien preguntó algo similar.

—Me caí sosteniendo un trozo de vidrio.

—¿En verdad hiciste algo tan estúpido?

—A veces hago cosas estúpidas que me llevan un año en superar.

—Debe doler mucho.

—Es soportable.

En realidad, ni siquiera sabía que era tan grave. Simplemente se sentía un poco enfermo. Sin tardar mucho, Ruth llegó a la habitación que le habían asignado con Elsen y abrió la puerta sin dudarlo.

—Por cierto, ¿recibiste la carta de Kasha? Ese tipo...

Ruth, que estaba a punto de contarle a Elsen la noticia de Kasha mientras lo miraba, se detuvo al ver el rostro pálido de Elsen mirando hacia adelante.

—¿Qué pasa?

En medio de esa extraña atmósfera, Elsen no le respondió. Simplemente se inclinó hacia delante y miró al frente.

—¿Por qué...?

Ruth volvió la mirada hacia la habitación ante la extraña actitud de Elsen y cerró la boca cuando vio a Ail sentado adentro de la habitación. Ail, que estaba sentado en una silla con las piernas sobre la mesa, le sonrió cariñosamente a Ruth.

—Bienvenidos. Veo que el asistente Mayel también está aquí.

El tono de Ail era suave, pero su voz era pesada. El cuerpo de Ruth se puso rígido ante su voz fría y grave, provocándole escalofríos.

Era extraño que él, quien debería estar en el salón, estuviera metido en su habitación. Su expresión tampoco era muy buena. De hecho, no era solo mala, era una expresión feroz, como si fuera a despedazarlo en cualquier momento.

Ruth se quedó paralizado y se inclinó, sintiendo una inexplicable sensación de inquietud.

—¿Qué lo trae por aquí? Creí que todavía estaba en el salón de banquetes.

—Vine aquí por si acaso, ya que no te encontraba por ninguna parte. No esperaba ver al asistente Mayel también. —Ante la mención de Ail, Elsen se retiró rápidamente.

—Yo... lo seguí aquí porque me preocupaba que Ruth se hubiera lastimado su herida. Ya que Su Majestad se encuentra aquí, me retiro ahora.

—Bueno.

Ail saludó a Elsen con una sonrisa amable. Elsen le hizo un gesto a Ruth y rápidamente se dio la vuelta para regresar por donde había venido. Ruth se mordió el labio mientras escuchaba los pasos de Elsen cada vez más lejos. Se sentía sofocado ante la idea de quedarse solas con Ail. Después de ser consciente de sus emociones, no sabía cómo tratar con él, pero Ail habló primero.

—Eres amable con Elsen.

—Porque somos amigos desde hace mucho tiempo. —Ruth respondió con indiferencia a su tono, el cual sonaba casual, pero tenía algo de reproche, mientras cerraba la puerta detrás de él.

Como de costumbre, Ruth lo recibió evitando su mirada y viendo hacia otro lado. Si lo veía de frente, volvería a recordar la escena con Salina en el banquete. Para pensar en otra cosa, Ruth empezó a relatar teorías de combate en su cabeza.

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