Todo por ti/Soukoku

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Por un lado, tenemos a Chuuya Nakahara, quien había sido reclutado por la Port Mafia a una edad considerable (15 años) debido a su habilidad de controlar la gravedad. Chuuya era conocido por su temperamento explosivo y su lealtad inquebrantable hacia aquellos que consideraba amigos. Su habilidad, “For the Tainted Sorrow”, le permitía manipular la gravedad a su antojo, convirtiéndolo en un adversario formidable en combate.

Por otro lado, tenemos a Dazai, un joven conocido por su inteligencia y habilidades estratégicas, un chico enigmático y sarcástico, lo que frustraba a Chuuya. Dazai, con su habilidad “No Longer Human”, podía anular cualquier habilidad con solo tocar a su oponente, lo que lo hacía extremadamente peligroso. A pesar de sus diferencias, los dos formaron un equipo llamado “Doble Negro”, una combinación letal de fuerza bruta y astucia.

Lo que Chuuya no sabía era el pasado de su compañero, Osamu Dazai. Dazai había sido tomado bajo la tutela de Mori Ougai, el líder de la temida y respetada Port Mafia, desde una edad temprana (9 años). Mori, un hombre manipulador y cruel, había sometido a Dazai a diversos tipos de abusos, tanto físicos como emocionales. Este trato dejó a Dazai con un profundo miedo y desconfianza hacia los demás, ya que Mori era un hombre despiadado que no dudaba en usar a las personas como peones en su juego de poder.

El trauma de Dazai no solo era por Mori. Durante su tiempo en la Port Mafia, Dazai había sido víctima de la brutalidad de otros hombres, lo que profundizó su desconfianza y miedo hacia los demás. A pesar de todo, Dazai desarrolló una fachada de indiferencia y sarcasmo, ocultando su dolor y vulnerabilidad detrás de una máscara de ingenio y despreocupación. Su comportamiento errático y su tendencia a hacer bromas sobre el suicidio eran, en realidad, un grito silencioso de ayuda y una forma de lidiar con su sufrimiento interno.

Chuuya, por su parte, no entendía completamente la profundidad del dolor de Dazai. Para él, Dazai era simplemente un compañero exasperante que siempre tenía una respuesta sarcástica y una actitud despreocupada. Sin embargo, a medida que trabajaban juntos, Chuuya comenzó a notar las pequeñas grietas en la armadura de Dazai, los momentos fugaces de tristeza en sus ojos y la forma en que su sonrisa nunca llegaba a sus ojos.

A pesar de sus constantes peleas y desacuerdos, Chuuya y Dazai desarrollaron una relación de confianza y respeto mutuo. Chuuya, aunque nunca lo admitiría abiertamente, comenzó a preocuparse por Dazai y a ver más allá de su fachada. Por su parte, Dazai encontró en Chuuya a alguien en quien podía confiar, aunque fuera solo un poco, y alguien que no lo juzgaba por su pasado.