⏤͟͟͞͞ Capítulo:09 ۵

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Povs Bible.

Yo estaba feliz con la ciudad, era hermosa, y el río Sena era un lugar mágico. Habíamos pasado el día conociendo cada rincón, sacando fotos para nuestro recuerdo.

Cuando era mediodía, mi esposo y yo hablábamos de la ciudad, de cuanto la amábamos. Pero de repente, el teléfono sonó. Jes lo atendió, y vi que su expresión cambió.

Pensé que algo le había pasado a la abuela, y mi corazón comenzó a latir con ansiedad. Vi cómo Jes colgó el teléfono, se acercó a mí y me miró a los ojos.

—¿Pasa algo?— pregunté, sintiendo un miedo horrible.

Jes intentó hablar, pero no podía. Su voz temblaba, y su rostro estaba pálido.

—¿Qué pasa?_ insistí, asustado.

—Tu hermano...— dijo finalmente, con voz débil. Me asusté.

—¿Qué pasó con él?—pregunté, sintiendo un golpe en el estómago.

—Tuvo un accidente—respondió Jes, con lágrimas en los ojos.

Me sentí como si el mundo se hubiera detenido. Mi hermano, mi familia, mi vida... todo se estaba desmoronando.

—¿Qué tipo de accidente?—pregunté, tratando de mantener la calma. Jes sacudió la cabeza.

—No sé, solo sé que está en el hospital. Tenemos que ir allí.

Mi corazón estaba en pedazos. Mi hermano, mi querido hermano... ¿Qué había pasado? ¿Estaba bien?

La ciudad de la luz se había convertido en una ciudad de sombras y miedo.

No pude decir nada, no tenía fuerza. Me levanté, pero volví a sentarme, abrumado por la noticia. Era mi único hermano, el único que tenía en esta vida.

Jes se acercó a mí, me abrazó fuerte y dijo

—Todo va a estar bien, amor. Él saldrá de esta.

Pero yo no podía creerlo. La ansiedad y el miedo me consumían.

Jes me sostuvo en sus brazos, tratando de calmarme.

—Vamos a volver a Tailandia—dijo.—Llamaré para reservar un vuelo ahora mismo.

Asentí, sin decir una palabra. Solo podía pensar en mi hermano, en su sonrisa, en su risa.

Jes se levantó y comenzó a hacer llamadas, mientras yo me quedé sentado, perdido en mis pensamientos.

La ciudad de la luz, que horas antes me había parecido tan hermosa, ahora parecía oscura y fría.

Pero Jes estaba conmigo, y su amor y apoyo me daban fuerza.

—Estoy aquí contigo—dijo, acercándose a mí de nuevo. —No estás solo.

Me abrazó de nuevo, y esta vez, pude llorar. Llorar por mi hermano, por la incertidumbre, por el miedo.

Pero también lloré por el amor que Jes me había dado, por la seguridad que me brindaba.

Sabía que, juntos, podríamos enfrentar cualquier cosa.

~

Cuando Jes consiguió nuestro vuelo, fuimos directo al aeropuerto. La hora pasó volando mientras nos apresurábamos a llegar a tiempo.

Subimos al avión y nos sentamos en nuestros asientos. Mi corazón latía con ansiedad, y mi mente estaba llena de pensamientos sombríos.

No quería perder a mi hermano mayor. Era el único familiar que me quedaba en la vida, y me adoraba. Era el hermano consentido, y siempre había estado allí para mí.

「 𝐋𝐚 𝐔𝐧𝐢𝐨́𝐧 𝐃𝐞 𝐃𝐨𝐬 𝐄𝐱𝐭𝐫𝐚𝐧̃𝐨」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora