Segunda vida. JACEGON

Eres mío

¡Hola! Quería agradecerles por el apoyo al video; de verdad, muchísimas gracias. Como prometí, aquí están los dos capítulos (≧∇≦)ﾉ

—¿Desde cuándo te has vuelto tan... descarado? —preguntó Aegon, intentando sonar firme, pero sin mucho éxito.

Jacaerys, aún con la cabeza inclinada sobre el cuello de Aegon, continuó hablando con un tono juguetón, sus palabras rozando la piel de Aegon.

—Bueno, estos meses he estado hablando mucho con Daemon —dijo con una sonrisa enigmática—, y me di cuenta de que ir lento no sirve de mucho, ¿sabes?

Aegon sintió un escalofrío recorrer su cuerpo ante el aliento cálido de Jacaerys y la proximidad inesperada. La manera en que Jacaerys hablaba con él, entre diversión y desafío, lo desconcertaba, frunció el ceño, intentando mantener la compostura ante la actitud audaz de Jacaerys. —Suficiente con los juegos, Jacaerys. Soy tu tío, compórtate.

Jacaerys, sin dejar de sonreír, alzó una ceja. —Daemon es tío de mi madre y, mira, ya han tenido dos hijos y uno en camino, dime tío que será niño o niña, siempre has acertado en eso. Me pregunto si también aceptarás el sexo de los nuestros.

Mientras hablaba, Jacaerys empezó a dar pequeños besos en el cuello de Aegon, su aliento cálido y cercano provocando un cosquilleo en la piel de Aegon. El príncipe trató de mantenerse firme, pero la cercanía y la audacia de su sobrino lo estaban desarmando.

—Deja de jugar, Jacaerys —dijo Aegon, con voz firme, pero con un dejo de incertidumbre—. No estamos en un campo de juegos aquí. Si sigues así, te aseguro que no será agradable.

Jacaerys se apartó un poco, aún con una sonrisa traviesa. —Solo quería ver hasta dónde estabas dispuesto a llegar, tío. Me alegra saber que te haces cargo de las cosas como siempre. No te preocupes, no haré nada que no quieras... por ahora.

Aegon no podía evitar sentirse sorprendido por la osadía de Jacaerys, pero también una chispa de emoción se encendió en su interior. ¿Qué juegos estaba tramando su sobrino esta vez?

Antes de que Aegon pudiera decir algo, Jacaerys volvió a acercarse con una intensidad que sorprendió a su tío. Sus labios se encontraron con los de Aegon en un beso ardiente, lleno de deseo y pasión. Jacaerys lo besó con una determinación palpable, sus labios moviéndose con firmeza y urgencia, como si intentara transmitirle todo lo que sentía en ese instante. La calidez de su aliento y la presión suave pero intensa de sus labios hicieron que el tiempo pareciera detenerse.

Cuando finalmente se separó, sus ojos se encontraron con los de Aegon, y en su mirada había una mezcla de dulzura y desafío. —Eres mío —dijo con un tono dulce pero firme, una declaración que resonó con una intensidad palpable.

Con una risa juguetona y desinhibida, Jacaerys se alejó de la habitación, dejando a Aegon con el corazón palpitante. La risa de Jacaerys se fue desvaneciendo por el pasillo, mientras Aegon se quedaba solo, impactado por el ardor de ese beso y el claro mensaje que había transmitido.

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Con la llegada de la mañana, Dyana entró con sigilo en la habitación del príncipe.

—Príncipe, es hora de despertarse para el desayuno —murmuró con serenidad.

—Da la orden para que lo traigan aquí —respondió Aegon, agotado. Ni en sueños se sentaría a la mesa con su familia.