Capitulo 3.

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Ha pasado una semana desde que Tn reencarnó en el mundo infernal, un lugar donde el caos y el desorden son las normas. Durante este tiempo, ha aprendido sobre la jerarquía que gobierna a los demonios.

En la cúspide de este sistema están los Siete Pecados Capitales, seres de poder inigualable que dominan el infierno con autoridad indiscutible. Justo debajo de ellos se encuentran los Overlords, individuos de fuerza increíble, con gran influencia y recursos a su disposición.

Tn, impulsado por un deseo de superación y reconocimiento, se ha propuesto llegar a ser un Overlord. Sin embargo, hay un obstáculo significativo en su camino. Para alcanzar esa posición, es necesario demostrar un poder descomunal dentro de la sociedad demoníaca, lo que a menudo implica actos de violencia y dominación.

Este requisito choca frontalmente con los principios de Tn. A pesar de su reencarnación en este mundo hostil, mantiene su convicción de no matar. En su vida anterior, nunca había quitado una vida, y no planeaba hacerlo ahora, sin importar si sus oponentes eran demonios o cualquier otra criatura.

Este dilema moral se convierte en el mayor desafío para Tn. Debe encontrar una manera de ascender en el infierno sin comprometer sus creencias fundamentales, un camino que parece casi imposible en un mundo donde el poder se mide por la capacidad de destruir.

Tn se encontraba acostado sobre un edificio, contemplando el cielo rojo que caracterizaba al infierno. Durante su tiempo en este mundo, no había logrado encontrar un hogar estable; la búsqueda de un refugio había resultado en vano. Su mente estaba ocupada en un dilema que lo atormentaba.

Tn: Si no mato a ningún pecador o demonio, jamás seré capaz de llegar a ser un Overlord... pero no quiero matar a nadie.

Murmuró para sí mismo, sintiendo el peso de la contradicción que lo oprimía. La ambición de ascender a una posición de poder chocaba con sus principios más profundos, y la incertidumbre lo mantenía en un estado de inquietud.

De repente, un estruendo resonó en la distancia, sacándolo de sus pensamientos. Una fuerte explosión rompió la monotonía del ambiente, y al mirar hacia el horizonte, pudo distinguir el inicio de otra de esas guerras territoriales que los demonios libraban por el control de los territorios en el infierno.

Las explosiones eran una constante en este mundo, recordatorios de la brutalidad y la lucha por la supremacía que definían la existencia demoníaca.

Tn se levantó, observando la escena desde su posición elevada. La batalla era caótica, con destellos de magia oscura y la brutalidad de los combates cuerpo a cuerpo. Mientras la violencia se desataba a lo lejos, su mente se llenó de preguntas.

¿Cómo podría él encontrar su lugar en este mundo sin sucumbir a la violencia? La lucha por el poder no solo era inevitable, sino que parecía la única forma de avanzar en un entorno que valoraba la fuerza sobre todo. Sin embargo, en su corazón, Tn sabía que no podía convertirse en un asesino.

Tn se levantó, decidido a alejarse del caos de la guerra que se desarrollaba a su alrededor. Sin embargo, un grito desgarrador lo detuvo en seco. Era el llanto de una pequeña niña, atrapada en medio del campo de batalla. La desesperación en su voz era inconfundible, y Tn, incapaz de ignorar su sufrimiento, sintió un impulso irrefrenable de ayudarla.

Sin perder tiempo, activó su máxima velocidad, alcanzando en segundos el lugar donde la niña, con la piel roja y dos cuernos en la frente, lloraba desesperadamente, preguntando por su madre.

Sin dudarlo, la tomó en brazos, la pequeña temblando de miedo

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Sin dudarlo, la tomó en brazos, la pequeña temblando de miedo. En ese instante, un disparo resonó en el aire, dirigido hacia él. Con un movimiento instintivo, Tn se apartó, esquivando el proyectil con facilidad.

Tn: ¡¿Acaso no ven que hay una niña aquí?!" gritó Tn con una voz que retumbó en el campo de batalla, exigiendo atención y respeto. Su grito detuvo la lucha momentáneamente, y todos los demonios que combatían lo miraron con una mezcla de curiosidad, aburrimiento y desprecio. Algunos incluso se burlaron de él, despreciando la importancia de la vida de una niña en comparación con su ansia de poder.

A pesar del desprecio que lo rodeaba, Tn no se dejó intimidar. Con la niña aún en brazos, comenzó a correr, alejándose rápidamente del campo de batalla. En cuestión de segundos, se encontró a kilómetros de distancia, dejando atrás el caos y la brutalidad.

Mientras corría, su mente se llenaba de preguntas sobre cómo había llegado a un lugar donde la vida de una inocente era tan fácilmente ignorada. Sin embargo, en ese momento, solo había una prioridad: proteger a la niña y asegurarse de que estuviera a salvo.

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Más alejados, en un pequeño callejón, Tn dejó a la niña en el suelo. Aunque seguía llorando, su llanto era menos intenso. Al mirarlo, la pequeña se dio cuenta de que su salvador no era un demonio intimidante, sino un chico que parecía tan humano como ella.

Tn, consciente de la fragilidad de la situación, se arrodilló para estar a la altura de la niña. Su voz, suave y tranquilizadora, rompió el silencio tenso del callejón.

Tn: Hola, pequeña. ¿Cómo te llamas?.

La niña, temblorosa, apenas pudo articular su respuesta.

Zero Two: Zero Two.

Dijo, su voz un susurro entrecortado. Tn sonrió, presentándose a su vez.

Tn: Mi nombre es Tn, el demonio de la velocidad.

La frase fue acompañada de una sonrisa genuina, una expresión que parecía iluminar su rostro. El efecto fue inmediato. Zero Two dejó de llorar, y sus ojos se llenaron de curiosidad. Ante la calidez de Tn, ella se sintió más segura.

Sin pensarlo, se lanzó a sus brazos, abrazándolo con fuerza. Tn, sorprendido pero complacido, la sostuvo con cuidado, sintiendo cómo su pequeño cuerpo se aferraba a él en busca de consuelo.

Con una sonrisa cálida, Tn abrazó a Zero Two con fuerza, tratando de transmitirle un poco de seguridad en medio de la confusión. La niña se aferró a él, buscando consuelo en ese gesto, como si él pudiera protegerla de todo el horror que la rodeaba. Después de un momento, Tn se separó un poco, mirándole a los ojos con un aire de calma.

Tn: ¿Sabes dónde podría encontrar a tu madre?.

Preguntó, con la esperanza de que ella pudiera ofrecer alguna pista que lo llevara a reunirse con su familia. Sin embargo, la respuesta de Zero Two fue un golpe directo a su esperanza.

Zero Two: No sé... Me separé de ella cuando la guerra empezó... *solloza* Tengo miedo... No quiero estar sola.

Dijo, su pequeño cuerpo temblando, presa de la angustia. Tn sintió cómo su corazón se encogía al escuchar la vulnerabilidad en la voz de la niña. Un suspiro escapó de sus labios, y la impotencia lo invadió. No sabía qué hacer con la pequeña. La guerra había destrozado su hogar y ahora la había dejado sola en un mundo cruel.

Sin una respuesta clara, Tn se recostó contra la pared del callejón, sintiendo el frío del material contra su espalda. La incertidumbre lo abrumó mientras miraba a Zero Two, que ahora permanecía en silencio, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas que aún no se habían secado.

Tn sabía que no podía dejarla sola, pero tampoco tenía un plan claro. El infierno no era un lugar seguro, y la lucha por sobrevivir era constante. La responsabilidad que sentía pesaba sobre él, y se dio cuenta de que debía encontrar una manera de proteger a Zero Two.

Continuara...

𝐄𝐋 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐋𝐎𝐂𝐈𝐃𝐀𝐃/// Hazbin Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora