Decepción II

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Hoy por fin, es el gran día. Siento como si todo el mundo estuviera en cámara lenta mientras camino hacia aquel auditorio, mi corazón está latiendo tan rápido que temo que todos puedan escucharlo, como si estuviera gritándome que hoy tengo que dar lo mejor de mí en este examen... veo las miradas de muchos sobre mi, pero ahora eso no me importa, solo quiero los ojos de alguien sobre mi, pero por más que veo por todos lados, no lo encuentro...

—¡Señorita Brief! Que bueno verla, supongo, que esta más que lista— menciono el gordo rector con una sonrisa segura sobre si.

—Supongo... que si— ¿Que diablos fue eso? Más insegura no pude sonar, aquel sonrie y me toca el hombro mientras yo solo quiero salir corriendo, por alguna razón tengo un mal presentimiento... ¿Dónde diablos estas Vegeta? Porque justo hoy, desapareciste...

—A..a...¿ha visto a mi profesor? — No puedo evitarlo, esa pregunta me carcome y no importa toda su adulación...

—Oui ya debe estar por aquí, no te preocupes, es mejor que ni lo veas, no sabes lo intenso que suele ser en estos casos, prefiero que nada te distraiga— menciono el rector y diciendo eso le dio el paso para que continue su camino.

Es absurdo, pero llevo todo el tiempo buscando su rostro entre las personas, como si mi mirada pudiera atraparlo en algún rincón de esta universidad. Necesito verlo, aunque sea solo un segundo antes de empezar, no se porque de repente esta urgencia traspasa mi propio control, tanto que mis puños estan arrugando mi vestido, como si la ira quisiera opacar mis pensamientos, pero no... él no seria capaz de hacer eso, no me dejaria en un momento así, no como mis padres, él es diferente...

El auditorio se llenaba poco a poco de murmullos, de miradas expectantes y de un ambiente cargado de expectativas. Bulma, sentada ya en su pupitre, trataba de concentrarse en las hojas de examen que tenía frente a ella, pero su mente seguía divagando, su mirada fija en la puerta con una mezcla de esperanza y ansiedad ya que estaban todos los profesores y tutores, y comenzaron a dar algunas palabras de ánimo y explicaciones sobre el examen, pero sus palabras se desvanecían en el aire porque él no aparecia. Para Bulma, el tiempo se había detenido, y sus pensamientos giraban en torno a un solo nombre. Vegeta. ¿Dónde estaba? ¿Por qué no había respondido a sus mensajes? Sentía en lo más profundo de su ser un temor, un mal presentimiento que no lograba sacudirse. En el fondo, se repetía que él no la dejaría sola en un momento como este. No... él no era así. No como sus padres, siempre ausentes y ocupados en sus propios asuntos, con un evidente desapego y falta de amor por ella.

Entonces, la puerta del auditorio se abrió, y el eco de los pasos de alguien firme y seguro resonó en el salón. Vegeta había llegado. Su presencia era inconfundible, y todos se giraron al instante, como si un aura de poder y autoridad se hubiera instalado de inmediato en el ambiente. Bulma sintió cómo su corazón latía con fuerza, llenándola de una mezcla de alivio y emoción. Ahí estaba él.

Vegeta avanzó hacia el frente, donde los profesores lo esperaban. Sus ojos recorrían el salón con la misma seriedad de siempre, una mirada fría y controlada que intimidaba a todos los presentes. Y, de repente, sus ojos se encontraron con los de Bulma.

En ese breve instante, todo el mundo desapareció.

¡Estas aquí, estás aquí! No puedo evitar sonreír, y sé que mi sonrisa lo dice todo. Mi corazón late tan fuerte que creo que va a estallar, y, aunque intento esconderlo, sé que mis ojos brillan con lo que siento. Te quisiera asesinar, pero estas tan apuesto, que de solo pensar estar entre tus brazos se me pasa... No necesito nada más. "Solo a ti"

Vegeta, quien había mantenido su expresión fría, sintió un ligero estremecimiento al ver esa sonrisa dedicada solo a él. Fue una sensación fugaz, pero tan poderosa que lo obligó a apartar la mirada de inmediato. Sin embargo, en su interior, un torbellino de emociones se agitaba.

Pídeme lo que quieras VegetaxBulmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora