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Habían pasado varias semanas desde aquella conversación sincera con Manu

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Habían pasado varias semanas desde aquella conversación sincera con Manu. Las cosas entre nosotros habían cambiado, pero para bien. Nos entendíamos mejor, nuestras conversaciones eran más abiertas y, lo más importante, la confianza se había reconstruido. Cada día juntos era una confirmación de que lo nuestro era sólido, y aunque sabíamos que la vida nos seguiría poniendo a prueba, hoy por hoy nos sentíamos invencibles.

Esa mañana, después de que me despertara con el sonido suave de la alarma, me estiré, sonriendo al recordar la noche anterior, cuando Manu me sorprendió con una cena improvisada en casa. No había sido nada elaborado, pero los pequeños gestos de amor siempre me hacían sentir especial. Summer también había disfrutado de su cena y, como siempre, se había convertido en la reina de la noche, reclamando su parte de atención de Manu.

A medida que me levantaba de la cama y me preparaba para salir a la universidad, no pude evitar pensar en lo lejos que habíamos llegado. Lo que al principio parecía un obstáculo insuperable, ahora era solo una lección aprendida. La relación con Manu ya no era solo amor; era una alianza, una verdadera complicidad.

Cuando llegué a la universidad, todo parecía seguir su curso normal, pero mi mente volvía constantemente a lo que dejaba atrás. Manu. La perrita. El hogar que habíamos construido en estos pocos meses. Cada vez que pensaba en ellos, sonreía por dentro.

Mientras estaba en clase, recibí un mensaje de Manu que decía: "¿Nos vemos para almorzar? Tengo una sorpresa para ti". Mi curiosidad se despertó al instante. Manu nunca era de dar sorpresas, al menos no tan a menudo, pero cuando lo hacía, sabía que era algo especial. Respondí rápidamente: "Claro, ¿dónde te encuentro?".

Al terminar mis clases, me dirigí al café al que solíamos ir juntos. Cuando llegué, él ya estaba allí, esperando con una sonrisa. Me levanté la mano y lo saludé con un pequeño gesto, notando que se veía relajado, pero con esa chispa en sus ojos que siempre me decía que algo bueno venía.

-¿Qué sorpresa tenes para mí? -le pregunté, mientras me sentaba frente a él.

Él sonrió, algo tímido, lo que solo aumentó mi curiosidad.

-Es algo pequeño, pero quiero que sepas que... estoy pensando en el futuro, en nosotros. -Tomó una pequeña caja de su bolso y la abrió frente a mí.

Dentro había una llave. No era una llave cualquiera. Era la llave de una casa.

Mi corazón dio un vuelco.

-¿Es...? -no podía terminar la pregunta, pero él asintió.

-Sí, es para nosotros. Para que tengamos un lugar que sea solo nuestro, para cuando tengamos tiempo libre, o cuando necesitemos escapar del mundo. Un lugar donde podamos estar tranquilos, juntos, sin preocupaciones.-

Me quedé sin palabras por un momento, mirando la llave, sin creer lo que estaba viendo.

-¿Nos mudamos? -pregunté, finalmente, al borde de la incredulidad.

Solamente Tú - Ugarte ManuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora