Capítulo tres: Secretos y riesgos

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La mente de Emily corría a toda velocidad mientras miraba los ojos firmes de Michael. Fuera lo que fuese lo que estaba planeando, iba mucho más allá de la simple supervivencia. Sabía que involucrarse era arriesgado: Fox River no era solo una prisión; era una jaula para todos los que estaban dentro, incluso los que estaban al otro lado de los barrotes. Pero había algo en Michael que la llamaba, una fuerza silenciosa que parecía resistir todo lo que lo rodeaba.

Respiró hondo para tranquilizarse, cruzándose de brazos mientras se apoyaba contra la puerta de la enfermería. —No sé qué crees que puedo hacer por ti, Michael —dijo, manteniendo la voz baja—. Solo soy una enfermera, mi hermana es la que tiene título, aquí no tengo más poder que..talvez un guardia?

Él le dedicó una pequeña sonrisa tranquilizadora. —No te pido mucho, Emily. Solo información. Tal vez un favor aquí y allá.

El corazón de Emily latía con fuerza, pero intentó mantener la voz firme. —¿Favor? ¿Qué tipo de información? Michael, que es lo que me estás pidiendo exacta mente..?—.

Michael miró a su alrededor, como si temiera que las paredes la estuvieran escuchando.  —Cuando ciertos guardias están de turno, dónde patrullan, con qué frecuencia la enfermería está vacía. Son los pequeños detalles los que pueden marcar la diferencia.

Sus palabras le congelaron. Emily mordió su labio inferior. Se cruzó de brazos con fuerza, sus instintos luchando contra su intriga. —Michael, lo..lo que me estás diciendo, pidiendo, es...ilegal, sabes que podría meterme en muchos problemas por esto, ¿verdad? solo por ésta conversación podrían despedirme, despedir a mi hermana, dañar mi reputación.

Su mirada se suavizó y, por un momento, vió un destello de vulnerabilidad detrás de la fachada tranquila.

—No te lo preguntaría si no fuera importante, por favor, Emily—. Había una desesperación silenciosa en su voz, una que agitó algo en lo más profundo de ella.

—¿Por qué necesitas esa información? ¿Vas a usarla para lastimar a alguien? Porque yo no seré parte de eso, Michael, no puedo en buena conciencia hacer algo si sé que lastimará ó posible mente matará a alguien, sin importar cuánto lo merezca ó no el individuo— Afirmó con una firmeza que no dejaba lugar a preguntas.

La mirada de Michael era intensa mientras la observaba, su corazón saltó en su pecho. —Si todo sale bien, puede salvar a alguien, alguien que es inocente.

Ante sus palabras, Emily observó atentamente su rostro y se sorprendió ante su honestidad, en contra de su mejor juicio, sintió que asentía inconscientemente. —Bien, lo haré—dijo, su voz apenas un susurro. —Pero no esperes milagros.

La expresión de Michael se relajó, sus ojos se suavizaron mientras la miraba con agradecimiento. —Gracias, Emily. No te arrepentirás de esto.

No estaba segura de que eso fuera cierto, pero no podía ignorar la oleada de adrenalina que la recorrió mientras se alejaba, preguntándose en qué se había metido.

































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Durante los días siguientes, Emily siguió de cerca las rotaciones de los guardias, memorizando sus rutinas y anotando mentalmente el horario.

Incluso observó la forma en que los reclusos se movían alrededor de Michael, su autoridad silenciosa, la forma en que parecía inspirar lealtad sin tener que exigirla nunca. Cada interacción entre él y los otros prisioneros era deliberada, como si estuviera tejiendo una red que solo él podía ver.

 Cada interacción entre él y los otros prisioneros era deliberada, como si estuviera tejiendo una red que solo él podía ver

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𝐂𝐀𝐏𝐓𝐈𝐕𝐄 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓| 𝐌𝐈𝐂𝐇𝐀𝐄𝐋 𝐒𝐂𝐎𝐅𝐈𝐄𝐋𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora