Capítulo cuatro: El punto de inflexión

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Los días transcurrían a un ritmo tenso, cada uno acercaba a Emily al plan de Michael y la libertad de Lincoln y la adentraba más en una red de secretos y riesgos. Sintió que su vida en Fox River cambiaba; ya no era simplemente una enfermera. Era una cómplice, unida por una frágil confianza y la emoción de la esperanza de que el plan de Michael pudiera funcionar.

Emily intentó mantener sus interacciones con Michael lo más profesionales posible, pero cada encuentro socavaba su determinación. Cada mirada, cada palabra susurrada en la enfermería, cada intercambio secreto... todo tejía un hilo entre ellos que no podía negar. Se sentía atraída por él, más de lo que quería admitir.

Una tarde, Emily estaba reponiendo suministros en la enfermería cuando oyó el sonido metálico de la puerta enrejada. Levantó la vista, esperando a un guardia ó un médico, pero era Michael. El guardia que lo escoltaba le dirigió a Emily una mirada aburrida, claramente desinteresado en por qué el interno estaba allí.

"¿Otra vez, Scofield?" preguntó ella, levantando una ceja mientras él se sentaba en la mesa de examen. —A este ritmo, serás mi paciente más frecuente.

Michael le dirigió una pequeña sonrisa, pero sus ojos estaban serios

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Michael le dirigió una pequeña sonrisa, pero sus ojos estaban serios. —Supongo que tengo suerte de que estés aquí, entonces.

Emily puso los ojos en blanco, pero no pudo reprimir una sonrisa. —Encantador, ¿es cosa practicada ó el papel de casanova te sale de manera natural?—bromeó mordiéndose el labio. Lo escuchó reír. —No sé, dime tú...

Se acercó, presionando sus manos contra la fría mesa de metal mientras se inclinaba ligeramente, manteniendo la voz baja. —¿Qué necesitas esta vez?

La mirada de Michael se dirigió al guardia, que se había movido al otro extremo de la habitación. —Necesito una cosa, puede que sea algo grande, más de lo que has hecho hasta ahora— murmuró—. Esta noche, en el cambio de turno.

Se le apretó el estómago. Fuera lo que fuese lo que estaba pidiendo, se sentía más urgente, más peligroso que cualquier cosa que hubiera necesitado antes. —¿Qué está pasando, Michael? Te estás volviendo más atrevido.

Él la miró a los ojos, con expresión firme. —Es hora, Emily. Esta noche es la noche para dar los detalles finales.

Su corazón dió un vuelco. Sabía que el plan estaba tomando forma, pero no esperaba que sucediera tan pronto. Miles de pensamientos corrieron por su mente: ¿y si algo salía mal? ¿Y si los atrapaban? sabía que por obligación y amistad, su compañero de celda, Fernando sucre, un hombre moreno de nacionalidad puertorriqueña que había sido ingresado por robo a una licorería se había vuelto su mejor aliado de escape y estaba ayudándole en el proceso.

—Michael..estás, ¿estás seguro?— indagó no muy convencida. Si le atrapaban toda su operación moriría justo cerca de ser finalizada. Pero la tranquila confianza de Michael, la tranquila seguridad en su voz, la tranquilizaron.

𝐂𝐀𝐏𝐓𝐈𝐕𝐄 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓| 𝐌𝐈𝐂𝐇𝐀𝐄𝐋 𝐒𝐂𝐎𝐅𝐈𝐄𝐋𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora