Era como si el aire se hubiera vuelto más denso en el momento en que la vi acercarse. Mis pasos parecían pesados, como si el suelo se hubiera vuelto más firme con cada avance que daba hacia mí. Deisy... No podía evitar que mi corazón latiera con tanta fuerza, no solo por verla, sino porque sabía que algo importante iba a pasar.
Cuando ella se acercó, una sonrisa iluminó su rostro, esa sonrisa que siempre me hace sentir como si todo lo demás dejara de existir. Mis pensamientos comenzaron a acelerarse, luchando por encontrar las palabras correctas, las palabras que había estado planeando todo el día.
Deisy me miró con esa mirada cálida y llena de cariño. Mi pulso se aceleró aún más. No sabía si estaba preparado para lo que se venía. No quería que todo cambiara, pero sabía que debía ser honesto. El miedo de perderla me nublaba, era como un peso sobre mis hombros que me decía que podría ser demasiado tarde para dar marcha atrás.
—Hola —dijo con una dulzura que me hizo sentir tonto por estar tan nervioso.
La miré por un momento, incapaz de responder con la facilidad que siempre solía tener. ¿Y si le digo todo? Pensé, ¿y si ella se asusta? Pero... no podía seguir callando. No podía seguir con este peso, pero, ¿realmente estaba dispuesto a arriesgar lo que más quería?
Tal vez debería esperar más, quizás mañana... o quizás nunca , la duda se deslizó en mi mente con fuerza, justo cuando sentí sus ojos buscando los míos. No puedo mentirle más, pero... ¿y si se aleja de mí después de todo esto?
Me acerqué un paso más, como si mis pies tuvieran vida propia, y sonreí de nuevo, aunque esta vez era una sonrisa forzada. Todo va a salir bien , traté de decirme a mí mismo, pero ni siquiera yo me lo creía.
—Deisy... —comencé, pero no supe cómo seguir. Me di cuenta de que antes de soltar todo lo que había guardado, lo que más quería era verla feliz, tranquila, sin cargar con mis propios demonios. La necesidad de protegerla, de que nunca se sintiera rechazada por lo que había sido mi pasado, era más grande que mi deseo de ser sincero.
¿Cómo puedo ser tan egoísta? Pensé. Pero algo en mi interior me decía que si no lo hacía ahora, nunca lo haría.
La miré fijamente a los ojos y, antes de que pudiera decir otra palabra, mi mente quedó en blanco. Quería decirle que la amaba, que todo lo que habíamos pasado juntos había valido la pena, pero las palabras que salieron de mi boca no fueron las que había planeado.
—Te ves increíble... —susurré, como si no fuera capaz de decir lo que realmente necesitaba. La vi sonrojarse ligeramente y mi corazón dio un vuelco. ¿Y si no le importa mi pasado? Pensé. ¿Y si me rechaza por lo que soy?
Me callé, y por un momento, solo me dejé llevar por ese abrazo tierno que siempre me da. Sentí cómo se hundía en mi pecho, cómo me hacía sentir que todo el miedo y la duda se disolvían por unos segundos. Pero el peso de la verdad seguía ahí, esperando.
—Fabián, ¿qué pasa? —me preguntó suavemente, alzando la mirada hacia mí con una mezcla de curiosidad y preocupación.
Mi garganta se cerró un poco. No sé si puedo hacerlo , pensé, pero algo me decía que ya no podía esperar más. Miré sus ojos, esos ojos que me habían dado la confianza que nunca creí que tuviera.
—Deisy... hay algo que decir necesitote... —empecé, pero de nuevo sentí esa presión en mi pecho, como si no pudiera sacar lo que tanto temía.
Cada palabra me costaba, como si fueran piedras pesadas que quedaban atrapadas en mi garganta. Pero ella me miró tan profundamente que sintió que no podía escapar. Hoy era el día...
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Atardecer Efímero
RomanceFabián es un chico que va en el primer año de bachiller, en su primer día de clases conoce a Deisy una chica bondadosa la cual no tuvo buenas experiencias con sus anteriores relaciones amorosas, pero aún así cree en el amor. Ambos conectan apenas se...