Capitulo Ocho

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— Maldición.

Rápidamente fue tras esos chicos que estaba intentando ubicar mientras se acercaba, pero sus rostros no le resultaron familiares.

— ¿Que hacen?

Ambos chicos sobresaltados, alzaron las manos al mismo tiempo que soltaban a Lance, que por poco se iba de boca.

— N-Nada, solo lo queríamos ayudarle a llegar al baño, es todo.

Max analizo a los chicos frente a el, pudo ver qué estaban drogados como el demonio, y lucían alterados, como si los hubiesen atrapados con las manos en la masa. Lo hizo.

Lance por otra parte, parecía que se iba a caer en cualquier momento. Se veía desorientado, definitivamente no estaba en condición de saber que estaba pasando a su alrededor.

— Largo, yo me haré cargo.

El primer chico dio dos pasos intentando huir de ahí, pero el más alto pareció ofenderse tras oír las palabras del rubio.

— No, no, nosotros lo vimos primero, consigue tu propio chico.

A Max se le nublaron los sentidos, sentía que perdía la cordura y toda la paciencia de su ser a cada segundo.

— ¿Disculpa?

— Lo que oíste, yo lo ví, yo me lo quedo.

— Cierra la boca, ¡No lo vas a tocar! Primero te mato... — dijo quedando frente a frente.

Se miraron uno al otro, esperando un solo movimiento del contrario para empezar a actuar.

— Luka, por favor, vámonos. No tiene ningún sentido hacer esto...

— Cállate, yo no pierdo ninguna pelea... Ni a ningún chico ofrecido...

Eso fue suficiente para que Max diera el primer golpe, que impacto justo en su mejilla. Fue un movimiento rápido que logro desestabilizar al otro un poco, pero enseguida se recompuso devolviendo el golpe.

La pelea empezó, una sarta de golpes se desataron, que eran más que nada el rubio esquivando los golpes poco coordinados del otro y devolviéndolos con el coraje que sentía por eso tipo tan infame.
Pronto el otro chico intento separarlos, pero el tal 'Luka' parecía enloquecido. Sin dejar se revolverse tal cual un gusano asqueroso.

Se escuchó la puerta del baño abrirse una vez más y pronto alguien le quitó a max de encima al loco.
No espero a ver quién era, cuando tuvo al tipo fuera, corrió directamente a ver cómo se encontraba el niño que tanto se esforzaba por cuidar.

— Lan, oye, voy a sentarte en el piso ¿Bien?

Mientras lo ayudaba a sentarse en el piso, escuchó como alguien se acercaba y de un momento lo hicieron a un lado. Era Sergio que estaba en cuclillas viendo el estado de Lance, y hablándole en susurros. También vio como seguridad sacaba a esos chicos del baño por orden del acompañante del mexicano.

— Perdón por dejarte, perdoname... Te llevaré a casa si? — el más bajo decía con el arrepentimiento en sus ojos y voz.

— Max, por favor, ayúdame a levantarlo.

La voz de Sergio lo hizo reaccionar y rápidamente lo ayudó. Él seguía disculpándose con Lance en voz baja mientras prácticamente lo arrastraban hacia la salida.

Antes de salir, Max volteo hacia aquel hombre que había visto antes con Checo — ¿Eres un anfitrión esta noche?

El asintió.

— Deberías tener más cuidado al dejar pasar a cualquier idiota aquí.

El moreno solo bajo la mirada, apenado.



— Por aquí está el auto de Lance, pero tengo que ir a buscar a Caro, ¿Te lo encargo un momento? Gracias...

Sin siquiera dejar que contestará, el mexicano corrió dentro otra vez.

Metió al niño a la parte de atrás, y le abrochó el cinturón de seguridad, para después quitarle las llaves del auto. Él era el único en condición para manejar en ese momento.

— Máx... ¿Por qué no quieres ser mi amigo?

Sorprendido miro a Lance que, lo veía con ojos tristes. Por unos momentos se quedó en silencio, por la gran culpa que lo invadía.

— Eres más que mi amigo, Lan, eres como mi hermano pequeño.

El más joven intento darle un abrazo pero el cinturón de seguridad lo retuvo en su asiento, así que fue Max quien se acercó para abrazarlo. Se prometió ser mejor con él.

Pronto Sergio regreso con su amiga, quién tenía pinta de estar muy enojada, tal vez por sacarla de la fiesta de esa manera. Pero sin protestar más, subió al asiento de atrás.

Ya acomodamos todos, los dos de adelante se miraron sin saber muy bien que hacer.

— ¿Mi casa, la de Caro o la de Lance?

— Será mejor que lo llevemos a su casa, tenemos asegurarnos de que está bien, si no su padre me matará a mí.

El trayecto fue silencioso, nadie parecía tener ganas de hablar. Eso o se habían dormido.

Al llegar Max se encargó de bajar y llevar al más joven a su habitación. Y Checo ayudo a Carola a llegar al baño más próximo. Después la llevo a la habitación en la que se quedaba normalmente y después de asegurarse de que podía sobrevivir esa noche, la dejo durmiendo y bajo a la cocina.

Ya había estado en esa casa, pero le seguía pareciendo muy imponente. Demasiado grande y solitaria.

— Él esta bien, ya se durmió — la voz del rubio lo hizo sobresaltarse.

— Me asustaste idiota...

Pero eso solo pareció divertir al otro.

— Máx, dios mío, perdón ni siquiera me dí cuenta de como estabas — se acercó al rostro del contrario para tocarle los moretones que se estaban formando.

Rápidamente fue al refrigerador a buscar una bolsa de hielo, si bien no tenía heridas que limpiar, su rostro estaba rojito por los golpes. Se la entrego y el otro hizo una mueca al sentir el frío.

Sin saber muy bien que más hacer, fue a sentarse a la sala. Segundos después vio como Max se le unía.

Estaba intentando recapitular lo que había pasado en la noche, no podía creer que había descuidado tanto a uno de sus amigos para llegar a ese punto. Solo recuerda haber estado bailando con aquel tipo que le pareció agradable, pero ahora sabía que era un anfitrión y había invitado a esos imbéciles que por poco lastiman a Lance. Tenía ubicada a la castaña, la había visto bailando con Kelly, por cierto tendría que hablar con ella muy seriamente.
Pero a Lance lo había perdido de vista, y cuando alguien le informo a su acompañante que había una pelea en el baño, por impulso fue a ver deseando que no estuviese involucrado. Se sentía muy enojado consigo mismo por no estar pendiente. Verlo en el piso de ese baño, dios, nunca lo volvería a dejar solo.

— Deberías irte a dormir, fue una noche larga — la voz del rubio lo saco de sus pensamientos.

— ¿Dormirás aquí también?

— Supongo que sí, deje mi auto en el hotel de la fiesta, entoncess...

Se miraron uno al otro. Era la primera vez que estaban solos y sin pelear. Sin una venganza de por medio. Se sentía extraño. No sabía que hacer ¿Irse ahora y decir buenas noches? ¿Hasta mañana, que descanses? ¿Que se suponía que debía hacer?

Parecía que Max tenía el mismo conflicto, pero al final solo levantó una mano para despedirse y perderse por esa enorme casa que le seguía dando escalofríos.

Decidió que también iría a dormir, mañana sería otro día.





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⏰ Última actualización: Nov 12 ⏰

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