Yugi

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Yami y Mana abandonan el muelle destruido para ponerse en marcha hacia aquella caverna. Al llegar a ella, ambos se dan cuenta que hay un joven en frente de ella.

- ¿Quien eres tu? - pregunta el joven.

- Soy Yami, guerrero del reino del norte, trabajo a servicio de su majestad el rey Atem y ¿Tu?

- Me llamo Yugi, príncipe heredero del reino de las nieves.

- reverencia- Es un placer su alteza.

- mueve las manos en sentido de negacion- No, es necesario que hagas eso, además parece que tenemos edades similares, así que puedes tratarme de tu.

- sonríe- De acuerdo, en ese caso puedes hacer lo mismo conmigo.

- le corresponde la sonrisa-

- Por cierto ¿Qué haces tan lejos de tu hogar?

- Verás- su mirada se pone triste- Mi madre y el consejero real quisieron asesinarme para poder romper el sello de la piedra sagrada y así estar más cerca de su objetivo que es llegar a la isla sagrada, obtener la espada y conquistar el mundo.

- lo mira impactado-

- Pero justo en ese momento que me iban a eliminar, una fuerte luz me cegó, cuando desperté estaba en las llanuras heladas y una vez allí, camine hasta a el pueblo más cercano. En ese lugar la adivina me aconsejo que viniera a ver a su santidad y que el me ayudaría.

- Comprendo.

- Y tu ¿Porque quieres verle?

- Porque quiero hacerme más fuerte de lo que soy y así poder vencer a cualquier enemigo que posea o no posea magia.

- Ya veo, ambos tenemos el mismo objetivo pero ¿Como podremos ir? Si la barrera no nos deja pasar.

- aparece el hada- Yo, los puedo ayudar, borrar una barrera es pan comido para mi.

- asustado- ¿Qué rayos eres tu?

- Lamento que te haya asustado, loa presentaré Yugi ella es Mana un hada qué viene de la tierra sagrada para charlar con su excelencia y Mana el es Yugi un príncipe de otro reino.

- Es un gusto conocerte- dice la hada.

- El placer es todo mio.

- sonríe y usa su poder - Listo chicos, ya podemos pasar.

Los tres entran en la cueva, caminan por un par de metros hasta que ven monstruos.

- saca su espada - Es hora de luchar.

- toma su baston- Si.

Después de terminar con ellos, suspirando aliviados.

- Espera Yugi hay algo que no entiendo, si vienes de un lugar lleno de magia ¿Porque no la usas en vez de atacar con esa bara de madera?

- suspira- Se que es difícil de creer que yo siendo el único hijo, de la maga más poderosa del reina, no haya nacido con poderes.

- ¡Oh! Vaya cuanto lo siento, lamento si me pregunta te ofendió de algún modo.

- Descuida, ¿Seguimos?

- Si.

Continúan por el este, sur, oeste, norte, oeste.

- ¡Alguien que me ayude! - se oye un grito.

- corren hacia a ese lugar y ayudan-

- Gracias- dice una pequeña niña rubia.

- Oye niña no deberías andar por aquí y menos sola es muy peligroso- dice Yami.

- Eso ya lo se pero yo quiero ir a salvar la vida a Shadi, verán el es un sacerdote que trabaja para su santidad, quien es mi abuelo adoptivo. Shadi cuida de mi y juega conmigo cuando mi abuelito no puede hacerlo. Hace un par de días mi abuelo le pidió a Shadi que fuera investigar algo pero yo Rebeca tuve un mal presentimiento así que me escape de casa y frío tras es pero cuando logre encontrarlo un tipo feo lo secuestro y ahora volvía a casa, cuando me equivoque de camino y me caí.

- Ya veo ¿Quieres ir con nosotros a tu hogar ? - cuestiona Yu amablemente.

- No, gracias, conozco el camino- se va.

- Que humana más rara - comenta el hada.

- los dos chicos suspiran al mismo tiempo.

El trío continua hacia el este, sale de la cueva, va por el sur hasta que llegan a la aldea pero como ya es de noche, van a la posada, comen algo y pagan por una habitación para dos con camas separadas y se acuestan a dormir.

A la mañana siguiente...

El Guerrero y El Príncipe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora