Hikari

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A la mañana siguiente, los chicos se levantan, toman desayuno, salen de la posada y caminan hacia el templo, el cual se encontraba en la parte superior del poblado. Una vez que llegan a este, ingresan en el, andan por el pasillo central hasta quedar al frente de su excelencia.

El sacerdote tenia la piel morena, ojos azules, llevaba puesta una túnica larga de color blanco, un velo en la cabeza del color, el cual le tapaba el cabello y en la parte superior adornos de oro. Llevaba hombreras de oro, braceletes de oro en ambos brazos, un collar de oro en forma de diamante y un cinturón celeste con decoraciones doradas.

- Que la Diosa os bendiga, viajeros- saluda el sacerdote.

- Gracias, su santidad - dicen los dos al mismo tiempo.

- ¿Cuál es el motivo de su visita?

- Su excelencia, mi nombre es Yugi soy el príncipe del reino de las nieves, estoy aquí porque mi madre y el consejero real quisieron matarme para destruir el sello de la piedra sagrada. Ellos quieren ir a la isla sagrada para conseguir la espada y con ella conquistar este mundo. Quisiera detenerla pero lamentablemente no poseo ningún poder para hacerlo.

- Comprendo y ¿Tu? - mira a Yami.

- Soy Yami, un guerrero del reino del norte, he venido hasta aquí, para que me diga como puedo hacerme más fuerte.

- Entiendo.

- Esperen falto yo - sale el hada - su santidad, me llamo Mana soy una hada qué vino desde la isla sagrada para informarle que el árbol de la Diosa se está comenzando a marchitarse.

- impactado- ¡Oh no! Esto es terrible.

- ¿Qué es lo que ocurre? - pregunta el guerrero confundido.

- Les explicaré- toma aire el sacerdote- hace siglos atrás aparecieron en este mundo ocho bestias malginas, las cuales casi destruyeron en esta tierra. Pero fueron detenidas por la Diosa, la cual lucho con ellas pero solo consiguió debelitarlas lo suficiente como para sellarla en el interior de las piedras. Después de aquello, ella creo ocho espíritus que tendrían la misión de custodiar y proteger aquellos sellos. Luego subió aquella isla, creo a las hadas, las cuales tendrían el deber de velar por la espada sagrada y el árbol, en el cual se metió ella y entró en un estado de letargo.

- interrumpe el hada- Antes de que la Diosa se durmiera nos dijo que si veíamos al árbol marchitarse, debíamos venir acá a buscar a un héroe que sacara la espada y con ello la despertara de su sueño y juntos salvarían esta tierra.

- Mana ¿Haz encontrado al individuo que buscas? - consulta el ojiamatsita.

- Si - mira a Yami.

- se da cuenta- ¿Qué? ¿Porque yo?

- Porque cuando un hada se hace huésped de un humano, estos están unidos de por vida a menos que uno de los dos muera.

- Lo siento Yami, pero en este mundo no puedo sobrevivir fuera de la mente de alguna persona y el destino quiso que fueras tu.

- suspira- Bueno, te ayudare solo porque me caes bien.

- Gracias.

- Mana ¿Podemos ir a la isla? En este momento.

- baja la mirada- No, verán desde que el árbol comenzó a morir, mis poderes se han ido debilitando poco a poco por lo que me es imposible abrir el portal por mi cuenta.

- ¿Como lo haremos para ir?

- Quizás, puedan pedirles ayuda a los espíritus que cuatodian las piedras, si les explican lo ocurrido, les ayudarán de alguna forma para que puedan llegar a la isla.

- sonríe, el hada- Es una gran idea.

- De echo en la cueva que acaban de estar vive el espíritu de la luz, pueden volver allá por el.

- Vamos por el, Yami - dice Yugi entusiasmado.

- De acuerdo, pero aún falta algo - mira a su santidad- No, ha respondido a nuestras peticiones.

- ¡Oh! Si, disculpen a ver, su alteza usted posee un gran poder pero esta dormido, con el tiempo irá despertando y llegara a hacer más poderoso que vuestra madre.

- Vaya...-

- Y con respecto a ti guerrero, cuando ganes la suficiente experiencia pasaras por una experiencia que te hará más fuerte.

- Genial, gracias su excelencia, Yu, Mana vamonos.

- Hasta luego.

- Cuídense y que la Diosa ilumine vuestro camino.

Los tres salen del templo, pasan por el pueblo y llegan a la entrada de la cueva. En donde, estaba Rebecca esperándolos con una mirada suplicante.

- He escuchado su charla con el abuelo, por favor, déjeme ir con ustedes- suplica.

- No, de ninguna manera a donde vamos es muy peligroso, regresa a casa.

- No, yo quiero ir.

- Yami, no pierdas el tiempo con ella, es inútil llevarle la contra, vamonos.

- Si, tienes razón.

Los chicos ignoran a la rubia, entran en la caverna, avanzan un poco hasta que el hada sale.

- Siento la presencia de un espíritu, un poco más arriba.

- Bien, vamos para allá- dice Yami.

Siguen por el camino hasta que llegan a un acantilado.

- La presencia esta del otro lado - menciona Mana.

- Pero ¿Como llegaremos? Si no volamos .

- Tranquilo Yugi, yo les ayudare- usa su poder y los dos varones vuelan hasta el otro lado.

- Perfecto, gracias Mana.

- De nada, Yami.

Los muchachos avanzan por el norte, este, sur, norte, oeste, norte dos veces y al este. En ese momento aparece en frente de ellos un monstruo enorme.

- ¡Es un cangrejo gigante! - dice el guerrero sorprendido.

- No, es un monstruo- se pone en posesión de ataque- ataquemos.

- Si.

Los dos chicos lo atacan y esquivan el ataque del enemigo hasta que logran vencerlo. Después que este desaparece, aparece en frente de ellos una flama banca, rodea de una línea azul con ojos negros.

- Hola chicos, soy Hikari el espíritu de la luz y protector de la piedra Light .

- El placer es nuestro- dicen al mismo tiempo  .

- Mientras ustedes peleaban, el hada me puso al tanto de lo que estaba pasando y  por ello iré con ustedes.

- ¿Estas seguro de que puedes dejar tu puesto? - pregunta Yugi confundido.

- Si, no se preocupen.

- Bien, en ese caso bienvenido al equipo- dice Yami.

- Gracias- sonríe.

- Bueno chicos ¿Nos vamos?

- Si.

Los cuatro regresan a la zona del acantilado, lo cruzan y al llegar al otro lado son noqueado por los hombres lobo. Provocando que caigan abajo del precipicio y quedando inconscientes a la vez que Mana y Hikari desaparecen del campo visual.

El Guerrero y El Príncipe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora