Chapter 8

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Seduction Mission Part. 1

Emilia

La entrenadora de baile me vuelve a enseñar una vez más el baile árabe que tengo que interpretar en la misión de las bodegas de las drogas. Supuestamente nos las darían sin ningún problema pero la mafia Colombiana y Árabe nos traicionaron y ahora hubo cambios de planes en menos de veinticuatro horas. Aleksander a estado encerrado en su habitación de la mansión en Medellín desde entonces a mi me tiene de aquí a allá con los planes como si yo estuviera a cargo pero doy lo mejor de mi.

Me llevaban de Medellín a Bogotá. Buscando las drogas que no hubieran podido obtener. Pero estaban vacías las bodega de Ferreti. El llamo furioso y nos insultó que nos cortaría o cabeza uno por uno. Pero no le dijo nada a Aleksander y eso hace que mi curiosidad crezca.

Ya era de noche y terminaba mi practica número 19 de las últimas horas. Estaba cansada pero quería que saliera a la perfección; seria una simple bailarina de danza árabe en un bar donde estaría Andrés Torricelli. Un colombiano con sangre Árabe pero su apellido en italiano. Nadie sabe el porqué.

Guardo el traje de práctica en el cajón de mi cama. Solo me quedo en mi lacy de dos pieza negro de encajes y tela suave. Cuando me iba a levantar sentí dos manos frías y una mirada intensa sobre mi.

La mirada de Aleksander Wolf.

— Hasta que aparece. — Digo irónico.
Mientras deja besos húmedos en mi cuello. Sus manos recorren mi piel como Pedro por su casa. — Me duelen las piernas de tanta practica y ese ejercicio que me pones, señor Wolf.

— Ouh, cuanto lo siento, Señorita Sarrus. Pensé que no querías saber de mi. — Murmura en un tono burlón.

— Me duelen. — Me vuelvo a quejar mimada. «¿Mimada?» Desde cuando soy mimada y con alguien que ni conozco. Que apenas se que es un dolor en el culo y agresivo en los entrenamientos. «Por algo en un superiore»

— Ups. No es mi culpa que esa boquita no sepa callarse y lo tenga que hacer con un poco de dolor muscular. — Me suelta y caigo al suelo.

Me quejo en silencio mientras me levanto me agarra la quijada con fuerza pero sin que me duela.

— Aprende a usar bien esa boca, Emilia.

— Per-

— Nada. De. Peros. ¿Entendido?

Maldigo su actitud agresiva pero asiento. Y me suelta.

— Por esta vez será humilde. Ven y te haré masajes. — Se sienta en la cama esperando. Yo boba agarro lo primero que veo para el dolor de piernas una crema que había comprado aquí en Medellín.

El arque una ceja y ríe bajo. Sus ojos gris azulado brillan. — ¿Una crema? Pensé que en darías aceite. — Me miro y me guiño el ojo.

Agarro la crema y me acoste en la cama y empieza a masajear mis piernas firmemente y dándome...apretones.

— Pues no me gusta eso es muy resbaladizo. — Inventó algo para no quedar como estúpida.

— Θα ήθελα πολύ να σε γαμήσω άλλη μια φορά, αλλά τι κρίμα... αρκεί να σε αφήσω σε αναπηρικό καροτσάκι...

¿Que dijo? Odio no saber ese idioma.

— ¿Que dijiste?

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