6. Lo que perdura en la mente

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El viento agitaba sus cabellos mientras corría colina abajo entre gritos y risas, buscando huir de la figura ágil que lo perseguía con un saltamontes entre sus dedos

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El viento agitaba sus cabellos mientras corría colina abajo entre gritos y risas, buscando huir de la figura ágil que lo perseguía con un saltamontes entre sus dedos.

—¡Basta, Juds, basta!— no quiso ver sobre su hombro, porque en los dibujos animados, cuando alguien veía sobre su hombro, lo atrapaban más rápido. En su lugar, centró su mirada en el hombre que los esperaba más abajo en la pequeña colina, con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones cortos—. ¡Papá, ayuda!

El hombre rio, y Jessa sintió que su corazón se hinchaba de felicidad al escucharlo y verlo, porque su padre no siempre era feliz y en los últimos meses, sus sonrisas eran cada vez menos frecuentes. A veces parecía que solo sonreía cuando estaba a solas con ellos. Por eso disfrutaba tanto de esos momentos, porque quería verlo feliz, tanto como a Jude. Y eso sólo lo lograban lejos de casa.

Fue la razón por la que insistió para ir a Central Park aprovechando que su padre estaba fuera del trabajo tan pronto un día sábado. Habían comprado emparedados que comieron en una banca bajo un enorme árbol. También habían tenido helados de cereza y chocolate, su favorito. Luego su padre se las arregló para conseguir un par de cometas, los cuales volaron hasta que tuvieron que cortar la cuerda pues se habían ido muy lejos.

El plan era descansar sobre la hierba y disfrutar de lo que les quedaba de luz del sol, pero entonces Jude había encontrado a los saltamontes. Y ese gemelo suyo nunca perdía la oportunidad de hacer de las suyas. Era la razón por la cual estaba corriendo a todo lo que sus piernas daban, era eso o terminar con un bicho debajo de la camiseta. Ew.

—Solo detente, Jessie-lu— canturreó su gemelo. Se escuchaba más cerca que antes—. Ven a conocer a tu nuevo amigo, el señor antenas saltarinas.

—¡Eres ridículo! — otra risa se le escapó y casi tropezó al final de la colina, pero logró mantener el equilibrio. Llegó hasta su padre pero no se detuvo junto a él, siguió de largo, apenas tocando su brazo al pasar, solo un pequeño contacto, un recordatorio de que su padre era real; que estaba ahí con ellos y que nunca iba a dejarlos.

Entonces escuchó el grito de su hermano, sus protestas y el "¡Papá, así no se vale!". Echó un vistazo sobre su hombro y se encontró con que su padre había atrapado a Jude, metiéndolo debajo de su brazo. También se dio cuenta que estaba corriendo hacia él con una enorme sonrisa. Iba a atraparlo, eso era un hecho, tampoco le importaba. Redujo el paso, anticipando el momento que llegó poco después. Una risa burbujeante escapó de su pecho mientras era alzado del suelo como cada vez que Jude lo perseguía com un bicho; sospechaba que era la razón por la cual su gemelo insistía en hacerlo cuando su padre estaba alrededor, para que lo alzara como si fuera un muñeco.

Solo necesitaba ver el rostro lleno de deleite de su gemelo, con mejillas rojas por la carrera, para confirmarlo. Aunque aún sostenía el saltamontes entre sus dedos. Doble ew.

Metanoia (Love & Pain #1)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora