2. Una pareja

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El hombre entre sus brazos estaba tan tenso como la cuerda de un violín a punto de reventar

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El hombre entre sus brazos estaba tan tenso como la cuerda de un violín a punto de reventar. Había estado así desde que dejaron la seguridad del apartamento en el que se estaban quedando. Y a una parte de Harry, a la más imbécil, le carcomía la tentación de empujar y empujar y empujar hasta que ese ruso perdiera por completo los papeles.

Lo había visto enojado muchas veces, irritado aún más, pero siempre había algo en el fondo. Se contenía tanto que debía ser doloroso. Nunca se había tragado la idea de que Matvey Petrov en realidad era así de imperturbable. Nadie podía ser tan controlado...a menos que fueras como Dolohov y las emociones te pasaran por encima como si tuvieras aislante.

Matvey en cambio era tan correcto a veces. Tanto que no podía ser saludable. ¿A dónde iba toda la frustración? ¿La dejaba salir alguna vez, además de sus sesiones de combate? ¿Y qué pasaba cuando lo hacía? Aquella noche esas preguntas tenían más fuerza que nunca. Todo lo que quería era desentrañar a ese hombre. Desmontarlo pieza por pieza para ver lo que había realmente debajo de todo ese autocontrol.

Por suerte aún tenía la suficiente racionalidad para saber que eso no era una buena idea y menos cuando estaban en medio de un trabajo delicado. No tenía tiempo de distraerse con Motya, por muy tentador que fuera.

Pero si no pensaba en ello, entonces su mente decidía centrarse en otras cosas, por ejemplo... en lo extraño y fascinante que era tener a Matvey en un club, pegado a su cuerpo mientras bailaban al ritmo de la música. Una mezcla de pop electrónico y ritmos latinos.

—Esta música es una mierda — murmuró el ruso con la nariz arrugada  viendo a su alrededor —. Prácticamente solo habla de follar. Es bastante corriente.

—Lo siento su alteza, no todos escuchan himnos de guerra en ruso de los tiempos de Stalin— eso le valió un nada discreto pisotón—. Oye, no te pongas salvaje conmigo.

—¿O qué?

—Tendré que castigarte.

Antes de que pudiera darle otro pisotón, o peor aún, un puñetazo, lo hizo girar, presionándose contra su espalda sin dejar de agitar las caderas al ritmo de la música que era bastante ruidosa. Sabía español por supuesto, y si era sincero tampoco le encontraba sentido a la letra. ¿No era más sexi cuando la parte de follar estaba implícita y no lo decías de la manera más obscena posible? Pues viendo lo mucho que la multitud estaba disfrutando, parecía que no importaba.

Hace años, cuando interpretó el papel de Jett Thorton por primera vez, le había tomado un poco de tiempo acostumbrarse a la música que le gustaba a Killian Salazar. El tipo casi siempre había estado en uno de los clubes de su familia o en algún tipo de fiesta. Y para alguien que estaba más acostumbrado al rock alternativo, a la música instrumental y a la música clásica, supuso un gran ajuste tener que habituarse al bullicio constante. Al menos no había perdido del todo la práctica, por lo que pudo desconectar su mente; se dejó llevar por el ritmo mientras revisaba el lugar, buscando caras conocidas.

Metanoia (Love & Pain #1)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora