Capitulo Cuatro

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–¡Oh, cielos! –exclamó Fluke, sin poder contenerse. –Impresionante, ¿verdad?

–Más que eso.

Fluke estaba admirando el salón de banquetes del hotel, lleno de invitados que ocupaban su puesto para la cena. Era una sala enorme con decoración del siglo XIX, cortinas de satén en azul y oro, mesas cubiertas con arreglos florales, candelabros y vajillas de plata y cristal.

Ohm lo condujo hacia su destino. Era agradable llevarlo de su brazo, se dijo él. Primero, le recordaba que tener un chico tan hermoso al lado era la mejor manera de mantener alejada a Fiona Pellingham. Pero el placer que sentía junto a su acompañante iba mucho más allá y no tenía nada que ver con su plan de deshacerse de la mujer.

¿Qué hombre no querría tener a ese ángel de cabello castaño a su lado? ¿Qué hombre podía no desearlo?

–Creo que esa es nuestra mesa. Ahí –indicó él con un gesto de la cabeza.

Mientras se acercaban, Ohm se dio cuenta de que uno de los comensales que ya estaban sentados era la mujer cuya presencia había inspirado su plan de invitar a Fluke. Fiona Pellingham lo estaba atravesando con la mirada con tal intensidad que él se alegró todavía más de tener al chico de belleza castaña a su lado.

–¿Es esa, no? –preguntó Fluke en un susurro–. La insistente dama que te dedica atenciones no deseadas.

–Sí –afirmó él–. Y parece que no está muy contenta de verte.

En efecto, Fiona entornaba los ojos sin poder ocultar su decepción. Sin duda, no había contado con verlo llegar con alguien más del brazo.

–Qué pena –repuso Fluke con mordacidad.

–No te dejes intimidar por ella –advirtió él, preocupado de pronto por Fluke. Fiona Pellingham era una exitosa ejecutiva, en la cúspide de su carrera profesional. No había llegado tan alto siendo dulce y amable con los demás... sobre todo, con su competencia directa.

Pero no era necesario preocuparse.

–Ni en sueños –le aseguró Fluke con dulzura, recordándole lo capaz que era de defenderse solo.

Cuando llegaron a la mesa, los demás hombres se pusieron en pie y Ohm los saludó. Conocía a uno o dos de ellos y Fiona le presentó a los demás. Saludó a Fiona también, con tono educado y neutral, mientras la mujer le respondía fingiendo indiferencia.

–Hola –dijo Fluke con una radiante sonrisa.

Sin titubear, a continuación, Fluke se sentó en uno de los dos sitios vacíos que quedaban. Ohm se sentó a su lado, enfrente de Fiona. Se dio cuenta de que los hombres admiraban sin disimulo la belleza de Fluke, a pesar de que estaban acompañados por sus propias parejas.

Un camarero les sirvió vino y agua, mientras otro colocaba el pan en la mesa.

–Me he saltado la comida –informó Fluke de buen humor, alcanzando el pan.

Se ocupó en untar un poco de mantequilla en su pan, al tiempo que los demás comenzaban a charlar. Pronto, se dio cuenta de que todos tenían en común sus ocupaciones en el mundo de las finanzas y las grandes corporaciones.

Mientras mordisqueaba el pan y escuchaba a medias las conversaciones que se desarrollaban a su alrededor, Fluke miró de reojo a la mujer que supuestamente quería atrapar a Ohm Thitiwat.

Fiona Pellingham era muy atractiva. Morena y esbelta, llevaba un vestido de diseño de color rojo rubí. Era obvio que se había sentido molesta al verlo llegar a él.

Atrapado por el griegoWhere stories live. Discover now